Merrill Lynch: las cosas marchan peor de lo que O´Neal imagina

Más allá de los US$ 8.400 millones quemados por la crisis hipotecaria, la situación del presidente ejecutivo, Stanley O’Neal, parece más terminal de cuanto suponen su propios críticos. Por algo, intentó plantear una fusión con una competidora, Wachovia

26 octubre, 2007

Tras la violenta caída de resultados durante el tercer trimestre, la peor en la historia del gigante (lo fundaron hace 93 años), O’Neal asumió responsabilidades en contactos con analistas de Wall Street. “Básicamente, nos equivocamos al sobrexponernos en malas hipotecas y, por consiguiente, nuestra liquidez quedó comprometida. Nadie se siente peor que yo mismo”, declaró.

Por otra parte, el mercado actúa como si esperara más malas noticias. En rigor, ML tal vez deba mandar otros US$ 4.000 millones a pérdidas en el mismo segmento durante el trimestre en curso. Pese a ello, los gurúes de timba tratan de presentar la acción de la firma como atractiva para compradores especulativos.

Gente allegada a ML reveló al “New York times” que, ante una ulterior licuación de activos, O’Neal sugirió negociar una fusión con Wachovia. Pero lo hizo sin pedir autorización a la junta. Como sucedió en septiembre –sólo que al revés-, ello comporta una grave infracción al protocolo de management. Precisamente mientras los directores están inquietos sobre la suerte de la firma.

La junta se irritó al punto de barajar reemplazantes para O’Neal. Entre ellos, Lawrence Fink (BlackRock, fondo que especula con compras apalancadas) y John Thain, CEO de la bolsa neoyorquina. Entonces, por ahora no hay posibilidades de tratar con Wachovia. Pero estas movidas indican hasta qué grado la crisis sacude a Merrill Lynch. Al fin y a cabo, ¿quién se dejaría guiar por una firma tan proclive a meter la pata?

Tras la violenta caída de resultados durante el tercer trimestre, la peor en la historia del gigante (lo fundaron hace 93 años), O’Neal asumió responsabilidades en contactos con analistas de Wall Street. “Básicamente, nos equivocamos al sobrexponernos en malas hipotecas y, por consiguiente, nuestra liquidez quedó comprometida. Nadie se siente peor que yo mismo”, declaró.

Por otra parte, el mercado actúa como si esperara más malas noticias. En rigor, ML tal vez deba mandar otros US$ 4.000 millones a pérdidas en el mismo segmento durante el trimestre en curso. Pese a ello, los gurúes de timba tratan de presentar la acción de la firma como atractiva para compradores especulativos.

Gente allegada a ML reveló al “New York times” que, ante una ulterior licuación de activos, O’Neal sugirió negociar una fusión con Wachovia. Pero lo hizo sin pedir autorización a la junta. Como sucedió en septiembre –sólo que al revés-, ello comporta una grave infracción al protocolo de management. Precisamente mientras los directores están inquietos sobre la suerte de la firma.

La junta se irritó al punto de barajar reemplazantes para O’Neal. Entre ellos, Lawrence Fink (BlackRock, fondo que especula con compras apalancadas) y John Thain, CEO de la bolsa neoyorquina. Entonces, por ahora no hay posibilidades de tratar con Wachovia. Pero estas movidas indican hasta qué grado la crisis sacude a Merrill Lynch. Al fin y a cabo, ¿quién se dejaría guiar por una firma tan proclive a meter la pata?

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