Ley Laboral: ¿para hoy?

El Pacto de Olivos parece confirmarse, una vez más, en los hechos. Todo indica que De la Rúa tendrá su Ley de Reforma Laboral y los Justicialistas el refuerzo de 160 millones para el Plan Trabajar.

4 mayo, 2000

La Alianza procurará garantizar la sanción definitiva de la reforma de la ley laboral. El Justicialismo pondrá mala cara, reiterará denuncias y, según muchos observadores, retiraría su gente del recinto de diputados. Parecerá una señal de protesta – tal vez lo sea – pero en definitiva permitiría de esa manera que la cámara obtenga los dos tercios de los presentes – oficialistas y aliados – para convertir en ley el proyecto original. El Pacto de Olivos seguirá vigente, ambas partes jugarán para el público sus roles marcados por el libreto, el sindicalismo gruñirá su bronca y el FMI esbozará una semisonrisa de complacencia.

Esta es la percepción de los analistas escépticos sobre el minué que baila la dirigencia política ante la vista cada vez menos complaciente de la ciudadanía.

Los diputados justicialistas dejaron trascender en la víspera que se sentarán en sus bancas solamente si la Alianza logra quórum propio. Lo que es matemáticamente posible: tiene 129 diputados que se reducirían a 127 si Alicia Castro y Elisa Carrió – dos mujeres transgresoras – cumplen su promesa de seguir oponiéndose a la ley, aunque el oficialismo cuenta con aliados en otras bancadas.

Fernando De la Rúa tendrá su ley y, aunque el bloque de la Alianza en diputados habría decidido enviar la ampliación del presupuesto para los Planes Trabajar a estudio de comisiones, está en claro que no le resultará fácil a la Cámara alta reunir los dos tercios para lograr su aprobación.

Con lo cual, todos estaremos contentos. Los “partenaires” del minué político y los espectadores, cuya mayoría se sentirá inclinada a aplaudir los pasos de danza de los protagonistas.

La Alianza procurará garantizar la sanción definitiva de la reforma de la ley laboral. El Justicialismo pondrá mala cara, reiterará denuncias y, según muchos observadores, retiraría su gente del recinto de diputados. Parecerá una señal de protesta – tal vez lo sea – pero en definitiva permitiría de esa manera que la cámara obtenga los dos tercios de los presentes – oficialistas y aliados – para convertir en ley el proyecto original. El Pacto de Olivos seguirá vigente, ambas partes jugarán para el público sus roles marcados por el libreto, el sindicalismo gruñirá su bronca y el FMI esbozará una semisonrisa de complacencia.

Esta es la percepción de los analistas escépticos sobre el minué que baila la dirigencia política ante la vista cada vez menos complaciente de la ciudadanía.

Los diputados justicialistas dejaron trascender en la víspera que se sentarán en sus bancas solamente si la Alianza logra quórum propio. Lo que es matemáticamente posible: tiene 129 diputados que se reducirían a 127 si Alicia Castro y Elisa Carrió – dos mujeres transgresoras – cumplen su promesa de seguir oponiéndose a la ley, aunque el oficialismo cuenta con aliados en otras bancadas.

Fernando De la Rúa tendrá su ley y, aunque el bloque de la Alianza en diputados habría decidido enviar la ampliación del presupuesto para los Planes Trabajar a estudio de comisiones, está en claro que no le resultará fácil a la Cámara alta reunir los dos tercios para lograr su aprobación.

Con lo cual, todos estaremos contentos. Los “partenaires” del minué político y los espectadores, cuya mayoría se sentirá inclinada a aplaudir los pasos de danza de los protagonistas.

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