La Unión Europea quiere disputarle liderazgo a EE.UU.

“Como hace 50 años, Europa está en vísperas de un cambio radical. Hoy se trata de promover un nuevo equilibrio internacional”. Así, Alemania, Francia e Italia vuelven a Charles de Gaulle y se proponen como alternativa ante Estados Unidos.

17 enero, 2003

El encomillado proviene de una extensa declaración de principios y objetivos,
firmada por Johannes Rau (presidente alemán) y Carlo Azeglio Ciampi (su
colega italiano), publicada en varios diarios de la Unión Europea. Horas
antes, Alemania y Francia sorprendían con un acuerdo para definir el esquema
de poder dentro de la futura UE de los 25, mantener la hegemonía del dúo
francogermano y plantear la UE como virtual superpotencia al nivel de EE.UU. En
gran medida, porque los arrestos bélicos de Washington inquietan a los
europeos.

Como para invocar los manes de Charles de Gaulle -inspirador hace 43 años
de políticas autónomas respecto de las dos superpotencias de ese
momento, EE.UU. y la hoy extinta URSS-, el canciller Gerhard Schröder y
el presidente Jacques Chirac (proveniente del antiguo degolismo) anunciaron
en París un proyecto conjunto. "Es hora de reafirmar la presencia
política de la UE en el mundo", sostuvo Chirac.

Por su parte, Rau y Ciampi apelan directamente "a la Comunidad Europea
del Carbón y el Acero (1957)" y a la memoria de Konrad Adenauer,
de Gaulle y -no sin cierta ironía- el general George Marshall. Alguien
tan en las antípodas de George W. Bush sería difícil de
imaginar. La futura UE ampliada, entonces, "deberá afrontar los
excesos de la globalización económica".

Tanto los anuncios de Schröder-Chirac como el manifiesto Rau-Ciampi escandalizaron
en Gran Bretaña (pero Tony Blair los apoyó, quizá para
despegarse de Bush) y España, donde José María Aznar no
atinaba a reaccionar.

El encomillado proviene de una extensa declaración de principios y objetivos,
firmada por Johannes Rau (presidente alemán) y Carlo Azeglio Ciampi (su
colega italiano), publicada en varios diarios de la Unión Europea. Horas
antes, Alemania y Francia sorprendían con un acuerdo para definir el esquema
de poder dentro de la futura UE de los 25, mantener la hegemonía del dúo
francogermano y plantear la UE como virtual superpotencia al nivel de EE.UU. En
gran medida, porque los arrestos bélicos de Washington inquietan a los
europeos.

Como para invocar los manes de Charles de Gaulle -inspirador hace 43 años
de políticas autónomas respecto de las dos superpotencias de ese
momento, EE.UU. y la hoy extinta URSS-, el canciller Gerhard Schröder y
el presidente Jacques Chirac (proveniente del antiguo degolismo) anunciaron
en París un proyecto conjunto. "Es hora de reafirmar la presencia
política de la UE en el mundo", sostuvo Chirac.

Por su parte, Rau y Ciampi apelan directamente "a la Comunidad Europea
del Carbón y el Acero (1957)" y a la memoria de Konrad Adenauer,
de Gaulle y -no sin cierta ironía- el general George Marshall. Alguien
tan en las antípodas de George W. Bush sería difícil de
imaginar. La futura UE ampliada, entonces, "deberá afrontar los
excesos de la globalización económica".

Tanto los anuncios de Schröder-Chirac como el manifiesto Rau-Ciampi escandalizaron
en Gran Bretaña (pero Tony Blair los apoyó, quizá para
despegarse de Bush) y España, donde José María Aznar no
atinaba a reaccionar.

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