Quien ha padecido pobreza en la infancia muestra una marcada tendencia al llegar a la adultez a preferir a un líder autoritario. A esa conclusión llega un estudio realizado por el Instituto Francés de Neurociencias Cognitivas. En base a esos resultados realizó una encuesta en más de 50 países europeos cuyo fin era entender el auge del autoritarismo,
En uno de los cuestionarios 41 niños de 7 años tuvieron que elegir, entre caras dominantes y caras confiables, quién sería el capitán de su equipo para dirigir una excursión a la montaña. Este primer test mostró que los niños que viven expuestos a condiciones socio-económicas desfavorables prefieren capitanes dominantes y menos confiables que los niños que viven en medios sociales más favorables.
Después, los investigadores quisieron averiguar si esta influencia se traducía en opciones políticas en la edad adulta. Para ello midieron las preferencias de una muestra representativa de la población (1.000 participantes) por candidatos políticos más o menos dominantes o más o menos confiables. Les mostraron caras de candidatos más o menos dominantes y/o confiables preguntándoles a quién votarían. Esta etapa mostró que haber padecido pobreza en la infancia aumenta la preferencia por políticos dominantes cualquiera sea el nivel de educación o socio económico actual de los participantes.
La última parte de la investigación estuvo destinada a averiguar sobre la actitud de los participantes hacia el autoritarismo. Lo hicieron pidiéndoles que digan si están de acuerdo o no con la siguiente oración: “Creo que es bueno tener al frente del país a un hombre fuerte que no tenga que preocuparse por conseguir la aprobación del parlamento ni por las próximas elecciones”. El análisis de estas respuestas demostró también que haber padecido pobreza en la infancia aumenta la adhesión a actitudes explícitamente autoritarias, no sólo en Francia, sino también en otros 46 países europeos