En Argentina no solo también se produjo este fenómeno, sino que además se intensificó, con una inflación que pasó del 3,8% (2019) al 5,7% mensual (2022), según consta en el Informe del IERAL de la Fundación Mediterránea con la autoría de Juan Manuel Garzón y Tobías Lucero.
En lo que va del 2023, la Región marca una franca desaceleración en la tasa de inflación de los alimentos, que se ubica al cabo de los 10 primeros meses del año en torno al 0,4% mensual (valor mediano, 10 países); es decir, la inflación está siendo menos de la mitad de la que se observó en 2022.
Latinoamérica está pasando de una tasa de inflación anual en alimentos que rondaba el 13% a una del 5%.. La desaceleración en el ritmo de crecimiento de los precios de los productos más básicos de la canasta de consumo de las familias es un fenómeno generalizado en la Región; los 10 países relevados en este informe tienen este año una tasa de inflación en alimentos menor a la del 2022.
Los casos más notables son Chile, que del 1,9% mensual baja al 0,5% mensual, Colombia, del 2,1% al 0,5% mensual, y Costa Rica, que de una inflación del 1,5% mensual en 2022 muestra deflación este año (-0,6%).
Por el contrario, la inflación se ha movido en la dirección opuesta en Argentina, mostrando una fuerte aceleración, del 5,7% mensual del 2022 se ha pasado al 8,9% mensual en lo que va de este año. En términos anualizados, de una tasa del 94,5% a otra del 177,9 %.
Dado que la región está yendo hacia un lado, mientras que el país hacia el otro, la brecha de tasas se ha incrementado en forma sensible: la inflación local es 22,0 veces la del promedio de países Latinoamericanos, diferencia de niveles que se hace más llamativa cuando se compara con algunos países puntuales, por caso, la brecha llega a 62,5 veces si se mide contra Brasil, 45,1 veces contra Perú y a 40,0 veces con relación a Bolivia.