La guerra monetaria pasó para mitad de noviembre
La asamblea semestral FMI-Banco Mundial acabó con el fracaso del primero en aliviar tensiones y la virtual ausencia del segundo. Ahora, el Fondo Monetario cifra esperanzas en el Grupo de los 20, que se reúne en Seúl, el 12 y 13 del mes próximo.
11 octubre, 2010
<p>Típico: las últimas deliberaciones en Washington sirvieron más para torpedear propuestas que para aprobarlas. Así, el banco central chino –Zhou Xiaochüan manejaba el fiel de la balanza- rechazó las exhortaciones occidentales para reformar el sistema. Tras ello, Pascal Lamy (Organización Mundial de Comercio) se retiró porque la entidad, ya bastante poco efectiva, “no desea verse involucrada en grescas de este tipo”. Un funcionario aun más inoperante, Robert Zoellick, se atrincheró en el Banco Mundial, casi un apéndice de Estados Unidos.<br />
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En realidad, el propio FMI frustró un intento norteamericano de condicionar la presencia china en el organismo a que el gigante aceptase reapreciar el yüan, objetivo que pasó al G-20. “Lo veo más que difícil”, opinaba Yusef Butrós-Butrós Ghalí, ministro egipcio de hacienda.<br />
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Pero los debates pasados y futuros contienen ingredientes sistémicos inquietantes. En particular, el desempleo. Por cierto, su contracción en las economías centrales parece estar condenada a procesos lentos, políticamente peligrosos. En particular para EE.UU., España, Gran Bretaña, Italia o Francia.<br />
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Al respecto, el Grupo de los 7 –deliberaba paralelamente – estima que su tasa media apenas cambiará de 8,3% actual y 8,1% de 2011. La cifra abarca EE.UU., Japón, Alemania, Canadá, Francia, Gran Bretaña e Italia. En un horizonte quizá demasiado lejano, el FMI imagina que, para 2015, el desempleo cederá a 6%. Hace un decenio, esas cifras habrían escandalizado a Wall Street, Londres, Francfort o Tokio. <br />
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Otro asunto espinoso, aunque ajeno a las discusiones del weekend, es el costo de los estímulos financieros o monetarios a malos banqueros occidentales. En especial, anglosajones y franceses. Un estudio hecho en Singapur y acercado a Dominique Strauss-Kahn revela que “las economías emergentes –por ejemplo Brasil, Indonesia, Sudáfrica, Malasia, Tailandia, India, etc.- llevan la peor parte de los efectos por las medidas monetarias expansivas de ciertos países centrales”.<br />
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En este momento, “la Reserva Federal, el Banco del Japón o el banco de Inglaterra inundan los mercados de liquidez. El problema es que esos fondos no deberían haber ido al bolsillo de la banca privada vía rescates y recompra de activos tóxicos”. Así puntualiza un informe de la financiera DBS Bank. Similar postura mostraba en Washington Stanley Fischer, presidente del banco central israelí.</p>
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