La emisión ya no paga la factura energética

La política energética ha sido el principal factor de desajuste económico, detrás de la desaparición de los superávits fiscal y externo, y ejerce una creciente presión sobre la emisión monetaria, advierte Dante Sica.

11 noviembre, 2013

La factura energética ha ido creciendo en forma exponencial, lo que ha tenido un impacto mayor en el incremento del déficit fiscal. Pero además, dado que el BCRA es hoy la única fuente de financiamiento para el gobierno nacional, esto se ha traducido en una creciente presión en materia de emisión monetaria, sostiene Dante Sica, director de abeceb.com.

 

Así, cuando termine el año más de 90% de la emisión monetaria destinada a financiar al fisco habrá sido utilizada para cubrir los subsidios al sector energético. Hay que tener en cuenta, además, que actualmente el Tesoro se constituye como la única fuente de expansión de la base monetaria, dada la imposibilidad del BCRA de comprar reservas en el mercado cambiario oficial. Pero además del impacto del déficit energético sobre las cuentas públicas, las crecientes necesidades de importar combustibles tienen un impacto adverso en la balanza comercial, explicando una buena porción de la reaparición de la restricción externa. En este sentido, un dato muy gráfico es la relación entre las exportaciones del complejo sojero y las importaciones de energía.

 

Mientras que en 2009 de cada dólar ingresado por las ventas externas del complejo sojero se destinaban 18 centavos a importar energía, cuando cierre el 2013 la factura energética se llevará 63 centavos de cada dólar que ingresa de la soja, o sea más del 60%.  Así, la desaparición de las brechas fiscal y externa se explica cada vez más por la acumulación de desbalances en materia energética. Y de no mediar un cambio en la política económica relativa a este sector, el año próximo volveremos a ver un deterioro en ambos frentes, en un contexto en que los márgenes ya no son holgados. Es por esto que el gobierno se verá obligado en 2014 a llevar a cabo al menos una corrección parcial de las tarifas energéticas. Esto permitiría, en el corto plazo, liberar recursos fiscales por los menores subsidios, lo que podría alcanzar un punto del producto.

 

En cambio, el alivio de la restricción externa tardará más en llegar.

 

Reconociendo esto, el gobierno ya ha comenzado a ensayar un acercamiento a los mercados financieros internacionales para ganarle tiempo a la restricción externa.

 

El pago de las deudas con sentencia firme en el CIADI, la negociación en torno a la construcción de un nuevo IPC con asesoramiento del FMI y la reapertura del canje apuntan a mostrar voluntad (de pago y de llevar a cabo algunas correcciones reclamadas de larga data), lo que da cuenta de la intención del gobierno de acceder a nuevos fondos.

 

También es probable se profundice la búsqueda de inversión externa con foco en energía, a través de los acuerdos de explotación del yacimiento de Vaca Muerta en conjunto con YPF.  Obviamente, más allá de las correcciones que impulse la actual administración, lo más probable es que el gobierno mantenga el esquema actual de elevada intervención sobre la macro y sobre la micro, y continúe presentando importantes falencias en términos de coordinación de sus medidas.

 

De hecho, probablemente se mantenga inalterado el cepo cambiario, e incluso podrían aparecer nuevas medidas restrictivas.

 

 

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