Irán modera respuestas y mejora relaciones con la AIEA

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Las presiones para sancionar a Tehrán tienden a morigerarse en el seno de la Agencia internacional de energía atómica. Eso se debe a que los iraníes han bajo el tono de sus reacciones y ya no se piensa en otra reunión especial.

A criterio de diplomáticos europeos, la AIEA prefiere por el momento reexaminar docenas de proyectos de monitoreo y asistencia técnica. El objeto es verificar si Irán cumple o no la resolución del consejo de seguridad (Naciones Unidas), fechada el 23 de diciembre. Su texto alude a potenciales sanciones, pero sin definirlas.

Estados Unidos y Gran Bretaña promovían esfcuerzos para frenar el plan de enriquecimiento de uranio, para lo cual iban a pedir una reunión especial cone los 35 miembros de la agencia. Pero el camvbio de actitud iraní resta sustento a la propuesta.

Washington, Londres y sus aliados pretendían un encunetro urgente este mismo mes, dos antes de la fecha señalada para una sesión ordinaria. Ocurre que la derrota electoral del presidente Majmud Ajmadinedyad lo undujo a suavizar respuestas. Esta reacción es opuesta a la generada en George W.Bush tras su proia derrota.

La diferencia no es ociosa, pues el “plan B”palzmnado pàra Irak por la Casa Balcna endurece lasitaicpon en Levante, Por de pronto, ya hubo un incidente fabricado por mandos norteamericanos en una oficina iraní del sector kurdo. Aparte, el refuerzo de efectivos parece orientado contra la mayoría shiita y, en otro plano, las “versiones” filtradas desde Tel Aviv sobre un plan de ataques nucleares a Iràn han caído mal en el consejo de seguridad y la AIEA.

Por otro lado, China, Rusia, India, Brasil y otros países en desarrollo sostiene que el apuro por definir sanciones es una maniobra montada entre EE.UU. y parte de la Unión Europea. Su objeto real sería reducir asistencia técnica a Irán, no interrumpir un programa atómico sin propósitos bélicos, salvo los imaginados por Washington.

A criterio de diplomáticos europeos, la AIEA prefiere por el momento reexaminar docenas de proyectos de monitoreo y asistencia técnica. El objeto es verificar si Irán cumple o no la resolución del consejo de seguridad (Naciones Unidas), fechada el 23 de diciembre. Su texto alude a potenciales sanciones, pero sin definirlas.

Estados Unidos y Gran Bretaña promovían esfcuerzos para frenar el plan de enriquecimiento de uranio, para lo cual iban a pedir una reunión especial cone los 35 miembros de la agencia. Pero el camvbio de actitud iraní resta sustento a la propuesta.

Washington, Londres y sus aliados pretendían un encunetro urgente este mismo mes, dos antes de la fecha señalada para una sesión ordinaria. Ocurre que la derrota electoral del presidente Majmud Ajmadinedyad lo undujo a suavizar respuestas. Esta reacción es opuesta a la generada en George W.Bush tras su proia derrota.

La diferencia no es ociosa, pues el “plan B”palzmnado pàra Irak por la Casa Balcna endurece lasitaicpon en Levante, Por de pronto, ya hubo un incidente fabricado por mandos norteamericanos en una oficina iraní del sector kurdo. Aparte, el refuerzo de efectivos parece orientado contra la mayoría shiita y, en otro plano, las “versiones” filtradas desde Tel Aviv sobre un plan de ataques nucleares a Iràn han caído mal en el consejo de seguridad y la AIEA.

Por otro lado, China, Rusia, India, Brasil y otros países en desarrollo sostiene que el apuro por definir sanciones es una maniobra montada entre EE.UU. y parte de la Unión Europea. Su objeto real sería reducir asistencia técnica a Irán, no interrumpir un programa atómico sin propósitos bélicos, salvo los imaginados por Washington.

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