Humor: “Tenedores al cuchillo”

El gobierno de Néstor Kirchner no da tregua en su lucha con los acreedores externos y está dispuesto a desarrollar las más variadas estrategias para transformar el pago de la deuda en una verdadera causa nacional.

8 marzo, 2004

En una de las emisiones del programa de la Hermana Bernarda, “Saladas Tentaciones” que se emite por la señal de cable Gourmet.com, la religiosa devenida figura mediática y best seller editorial dijo, al pincharse un dedo mientras preparaba un arrollado de jamón y champis: “es natural que los tenedores ejerzan presión, pero no dejaré que me dobleguen”.

La frase es un claro ejemplo de que la estrategia del gobierno de transformar la renegociación de la deuda externa en una causa nacional está llegando a lugares insospechados.

El arreglo con la Hermana Bernarda para dejar mal parados a los tenedores refuerza la campaña iniciada por los Jóvenes K, que empapelaron la ciudad de Buenos Aires con la foto de un “cara sucia” acompañada por la pregunta: “¿Con quién estamos en deuda?”.

Pero eso no es todo, en este momento, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, tiene entre manos una jugada que, de llegar a concretarse, hará mucho ruido. El ministro se encuentra en plena negociación con actores y directores locales para darle forma a una miniserie de corte gauchesco que se llamará: “Tenedores al cuchillo”.

En la tira, un hombre de campo -que interpretaría Rodolfo Ranni- es hostigado por un grupo de acreedores con los que tiene una deuda impagable, contraída injustamente. En el cruento capítulo final, el protagonista los termina pasando por su cuchillo con el consentimiento del pueblo. La realización contiene guiños claros a la situación argentina, como refleja el buitre negro que distingue a los acreedores del gaucho.

La propuesta se combina con la emisión de “Si quieren apretar, que aprieten”, un programa apuntado a que los adolescentes encuentren su media naranja, que saldría por Much Music en los próximos meses.

Lo cierto es que en la renegociación de la deuda el gobierno irá a fondo, sin escatimar en costos, ni repercusiones. Pero, más allá de los esfuerzos, en este duelo entre tenedores y cuchillos, habrá que ver, finalmente, quién se queda con la mejor tajada.

En una de las emisiones del programa de la Hermana Bernarda, “Saladas Tentaciones” que se emite por la señal de cable Gourmet.com, la religiosa devenida figura mediática y best seller editorial dijo, al pincharse un dedo mientras preparaba un arrollado de jamón y champis: “es natural que los tenedores ejerzan presión, pero no dejaré que me dobleguen”.

La frase es un claro ejemplo de que la estrategia del gobierno de transformar la renegociación de la deuda externa en una causa nacional está llegando a lugares insospechados.

El arreglo con la Hermana Bernarda para dejar mal parados a los tenedores refuerza la campaña iniciada por los Jóvenes K, que empapelaron la ciudad de Buenos Aires con la foto de un “cara sucia” acompañada por la pregunta: “¿Con quién estamos en deuda?”.

Pero eso no es todo, en este momento, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, tiene entre manos una jugada que, de llegar a concretarse, hará mucho ruido. El ministro se encuentra en plena negociación con actores y directores locales para darle forma a una miniserie de corte gauchesco que se llamará: “Tenedores al cuchillo”.

En la tira, un hombre de campo -que interpretaría Rodolfo Ranni- es hostigado por un grupo de acreedores con los que tiene una deuda impagable, contraída injustamente. En el cruento capítulo final, el protagonista los termina pasando por su cuchillo con el consentimiento del pueblo. La realización contiene guiños claros a la situación argentina, como refleja el buitre negro que distingue a los acreedores del gaucho.

La propuesta se combina con la emisión de “Si quieren apretar, que aprieten”, un programa apuntado a que los adolescentes encuentren su media naranja, que saldría por Much Music en los próximos meses.

Lo cierto es que en la renegociación de la deuda el gobierno irá a fondo, sin escatimar en costos, ni repercusiones. Pero, más allá de los esfuerzos, en este duelo entre tenedores y cuchillos, habrá que ver, finalmente, quién se queda con la mejor tajada.

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