William J. Clinton había dejado en 2000 un superávit de US$ 235.000
millones y, hasta ahora, el récord absoluto en materia de déficit
primario lo tenía George W. H. Bush (padre del actual presidente), con
US$ 290.000 millones en 1992. Justamente, su mala gestión económica
licuó la popularidad lograda tras el triunfo en la primera guerra iraquí
(1991) y le hizo perder la reelección en 1994.
Los factores que llevaron a los actuales números incluyen dos paquetes
de recortes impositivos -restarán ingresos genuinos por US$ 1,35 billón
en el lapso 2001-12-, orientados a sectores de altos ingresos, inversores bursátiles
y grandes empresas. También reflejan el aumento de gastos militares aunque,
en este caso, el cálculo de Tesorería evalúa en US$ 58.000
millones los costos en Irak (que probablemente insuma el doble) y Afganistán.
Dos senadores demócratas que actúan en la comisión presupuestaria
de la cámara, Joseph Lieberman y Mark Dayton, temen que el rojo ascienda
a poco más de medio billón.
Por de pronto, las nuevas estimaciones oficiales superan en 50% las formuladas
hace cinco meses, tanto para 2003 como para 2004. Curiosamente, Washington promete
“apenas” US$ 238.000 millones para 2006 y 226.000 millones para 2008.
Sobre 2005 y 2007, ni una palabra. Tampoco se tiene en cuenta el eventual impacto
fiscal de un ataque a Norcorea. El anuncio fiscal de la Casa Blanca y un informe
del Fondo Monetario Internacional sobre Alemania -estimando que este año
su PBI no se moverá y subirá apenas 1,5% en 2004- prolongaban
el sesgo descendente en las principales bolsas occidentales y frenaban a Tokio.
William J. Clinton había dejado en 2000 un superávit de US$ 235.000
millones y, hasta ahora, el récord absoluto en materia de déficit
primario lo tenía George W. H. Bush (padre del actual presidente), con
US$ 290.000 millones en 1992. Justamente, su mala gestión económica
licuó la popularidad lograda tras el triunfo en la primera guerra iraquí
(1991) y le hizo perder la reelección en 1994.
Los factores que llevaron a los actuales números incluyen dos paquetes
de recortes impositivos -restarán ingresos genuinos por US$ 1,35 billón
en el lapso 2001-12-, orientados a sectores de altos ingresos, inversores bursátiles
y grandes empresas. También reflejan el aumento de gastos militares aunque,
en este caso, el cálculo de Tesorería evalúa en US$ 58.000
millones los costos en Irak (que probablemente insuma el doble) y Afganistán.
Dos senadores demócratas que actúan en la comisión presupuestaria
de la cámara, Joseph Lieberman y Mark Dayton, temen que el rojo ascienda
a poco más de medio billón.
Por de pronto, las nuevas estimaciones oficiales superan en 50% las formuladas
hace cinco meses, tanto para 2003 como para 2004. Curiosamente, Washington promete
“apenas” US$ 238.000 millones para 2006 y 226.000 millones para 2008.
Sobre 2005 y 2007, ni una palabra. Tampoco se tiene en cuenta el eventual impacto
fiscal de un ataque a Norcorea. El anuncio fiscal de la Casa Blanca y un informe
del Fondo Monetario Internacional sobre Alemania -estimando que este año
su PBI no se moverá y subirá apenas 1,5% en 2004- prolongaban
el sesgo descendente en las principales bolsas occidentales y frenaban a Tokio.