Otro mal momento de Graciela Fernández Meijide. En Tierra del Fuego, provincia con una desocupación de 25%, donde los paros de docentes y la tensión social son la nota predominante, la ministro de Desarrollo Social vivió el jueves un mal momento, que se suma a otros que, justa o injustamente, deterioran su imagen pública.
Huevos y piedras la recibieron cuando visitó los barrios más afectados por la crisis. Y a pesar de que concurrió para poner en marcha planes de mejoramiento urbano, no pudo evitar la ira –real o armada ad hoc– de algunas decenas de personas.
La policía no se mosqueó –según aseguran testigos presenciales– y no despejó el paso de la camioneta que la conducía. Para peor, el conductor, al parecer un cuñado del intendente local, puso primera a fondo y embistió a un conocido periodista opositor, que resultó golpeado en una rodilla, sin consecuencias posteriores.
Enérgicamente, a voz en cuello, la ministro exigió garantías policiales y, por fin, las obtuvo. Despejado el paso, se retiró del lugar con rostro desencajado.
El gobernador Carlos Manfredotti le pidió públicamente disculpas y repudió a los actores de “una acción programada”.
Se desconoce la respuesta de la desairada ministro de Desarrollo Social.
Otro mal momento de Graciela Fernández Meijide. En Tierra del Fuego, provincia con una desocupación de 25%, donde los paros de docentes y la tensión social son la nota predominante, la ministro de Desarrollo Social vivió el jueves un mal momento, que se suma a otros que, justa o injustamente, deterioran su imagen pública.
Huevos y piedras la recibieron cuando visitó los barrios más afectados por la crisis. Y a pesar de que concurrió para poner en marcha planes de mejoramiento urbano, no pudo evitar la ira –real o armada ad hoc– de algunas decenas de personas.
La policía no se mosqueó –según aseguran testigos presenciales– y no despejó el paso de la camioneta que la conducía. Para peor, el conductor, al parecer un cuñado del intendente local, puso primera a fondo y embistió a un conocido periodista opositor, que resultó golpeado en una rodilla, sin consecuencias posteriores.
Enérgicamente, a voz en cuello, la ministro exigió garantías policiales y, por fin, las obtuvo. Despejado el paso, se retiró del lugar con rostro desencajado.
El gobernador Carlos Manfredotti le pidió públicamente disculpas y repudió a los actores de “una acción programada”.
Se desconoce la respuesta de la desairada ministro de Desarrollo Social.