FBI: ¿más accesos abusivos a e-mails y archivos en la web?
En otra muestra de excesos incurridos por la Oficina Federal de Investigaciones, ahora se espían correos electrónicos y mensajes de particulares en la Red. Eso se añade a otro intento para actualizar leyes y normas en seguridad interna.
3 agosto, 2010
<p>Las “rectificaciones” propuestas por el gobierno de Barack Obama ¿son sólo aclaraciones de textos en vigencia o una maniobra para expandirlos en desmedro de la privacidad de residentes en Estados Unidos? La respuesta reside en que el Congreso esté en continua guardia y neutralice nuevos abusos por parte de dos departamentos, defensa y seguridad nacional. <br />
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Por cierto, las leyes existentes ya exigen a los proveedores de servicios en Internet revelar archivos al FBI en caso de investigaciones de contrainteligencia interna. Sin requerir orden judicial, casi como en el modelo chino aplicado a Google, Yahoo y otros.<br />
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De prosperar los cambios, los datos podrán obtenerse sólo con un exhorto firmado por cualquier “agente especial en campo, aun sin especificar dolo real o potencial”. Le basta al operativo declarar que se trata de material relevante a casos de contrainteligencia o contraterrorismo. <br />
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Lo malo reside en la poco agraciada historia del FBI –que remite a la larga gestión de John Edgar Hoover, 1924/72- y sus abusos en detrimento de las libertades públicas. Desde recolección ilícita de información sobre estadounidenses y extranjeros sin antecedentes delictivos hasta complicidad con campañas como la del senador Joseph McCarthy en 1947/53.<br />
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Mucho después, entre 2003 y 2006 la agencia emitió 192.500 requisitorias sin justificación, señala el propio departamento federal de justicia en un documento de 2007. Pero el FBI no abandonó sus malos hábitos, como obtener datos en forma ilegal de telefónicas, bancos, aerolíneas y otros negocios que tienen tratos con el público. Especialmente, e-mails archivados por esos servicios en la web. <br />
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Por lo visto, el gobierno de Obama sigue los pasos de George W.Bush, cuyo titular de defensa ha heredado. Con una diferencia inquietante: Robert Gates, ese funcionario, es quien pide al Congreso mayores facultades para cometer dislates. Por ejemplo, prontuariar como topo de al-Qa’eda a una niña de ocho años. “El pretexto para esto desbordes –observan legisladores de ambos partido son dos guerras de suerte incierta, Irak y Afganistán-Pakistán más otra que tienta al Pentágono, Irán”.</p>
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