Eurozona: Francia pide cambios en el pacto de estabilidad

Acentuando la crisis en la Eurozona, Francia exige abiertamente cambios en el pacto de 1996. Eso implica modificar el propio tratado de Maastricht (1991). Curiosamente, Standard & Poor’s le mantiene AAA, calificación máxima.

1 diciembre, 2003

En medio de nuevas y feroces críticas desde ambos bandos, se profundiza la crisis planteada por la negativa de Alemania y Francia a drásticos recortes de gastos, para que sus déficit fiscales vuelvan en 2005 a menos de 3% de cada producto bruto interno. Ahora, Francia demanda cambiar el pacto de estabilidad.

A raíz de eso, la Comisión Europea (Romano Prodi) y el Banco Central Europeo (Jean-Paul Trichet, irónicamente impuesto desde París, pese a un proceso por irregularidades bancarias) acusaron a Francia de “buscar una ruptura institucional que afectará a la propia Unión Europea, su ampliación y el proyecto constitucional”.

Esta fase caliente empezó el martes, cuando el Consejo de Ministros Financieros (Ecofin) no reunió votos suficientes para multar en hasta € 6.000 millones a Alemania y Francia por no cumplir con el pacto. España, Holanda, Austria y Finlandia apoyaron las sanciones. Italia no se atrevió a eso –su déficit también supera 3% del PBI- y luego intentó salvar la cara atacando a Prodi, rival político de Silvio Berlusconi y su coalición derechista.

La batalla hizo que la calificadora Standard & Poor’s advirtiese sobre sus consecuencias negativas. Pero –detalle omitido en medios locales-, anunció que probablemente mantenga los bonos alemanes y franceses en la máxima categoría: AAA. Por el contrario, los de Italia y otros socios de Eurolandia posiblemente bajen de grado.

“Es preciso que el pacto de estabilidad incluya un mecanismo para los miembros lleguen a acuerdos flexibles. Debiéramos –señalaba Francis Mer, ministro francés de Hacienda- aprovechar los lapos de vacas gordas para afrontar mejor los de vacas flacas”. París sugirió que las reformas se hagan en 2005, cuando haya una CE de 25 miembros y las principales economías de la Eurozona estén en plena expansión.

Alemania, promotora del pacto en 1996, no cuestiona su texto. Pero coincide con Francia en sostener que, dadas las condiciones actuales y las previsibles para 2004, “aplicar ya las normas sobre déficit ahogaría una reactivación todavía incipiente”.

En medio de nuevas y feroces críticas desde ambos bandos, se profundiza la crisis planteada por la negativa de Alemania y Francia a drásticos recortes de gastos, para que sus déficit fiscales vuelvan en 2005 a menos de 3% de cada producto bruto interno. Ahora, Francia demanda cambiar el pacto de estabilidad.

A raíz de eso, la Comisión Europea (Romano Prodi) y el Banco Central Europeo (Jean-Paul Trichet, irónicamente impuesto desde París, pese a un proceso por irregularidades bancarias) acusaron a Francia de “buscar una ruptura institucional que afectará a la propia Unión Europea, su ampliación y el proyecto constitucional”.

Esta fase caliente empezó el martes, cuando el Consejo de Ministros Financieros (Ecofin) no reunió votos suficientes para multar en hasta € 6.000 millones a Alemania y Francia por no cumplir con el pacto. España, Holanda, Austria y Finlandia apoyaron las sanciones. Italia no se atrevió a eso –su déficit también supera 3% del PBI- y luego intentó salvar la cara atacando a Prodi, rival político de Silvio Berlusconi y su coalición derechista.

La batalla hizo que la calificadora Standard & Poor’s advirtiese sobre sus consecuencias negativas. Pero –detalle omitido en medios locales-, anunció que probablemente mantenga los bonos alemanes y franceses en la máxima categoría: AAA. Por el contrario, los de Italia y otros socios de Eurolandia posiblemente bajen de grado.

“Es preciso que el pacto de estabilidad incluya un mecanismo para los miembros lleguen a acuerdos flexibles. Debiéramos –señalaba Francis Mer, ministro francés de Hacienda- aprovechar los lapos de vacas gordas para afrontar mejor los de vacas flacas”. París sugirió que las reformas se hagan en 2005, cuando haya una CE de 25 miembros y las principales economías de la Eurozona estén en plena expansión.

Alemania, promotora del pacto en 1996, no cuestiona su texto. Pero coincide con Francia en sostener que, dadas las condiciones actuales y las previsibles para 2004, “aplicar ya las normas sobre déficit ahogaría una reactivación todavía incipiente”.

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