<p>A primera vista, “desglobalización” no es un término que defina bien el fenómeno al cual apunta el primer ministro. Para él, se trata de la conversión (o el regreso) del Estado como árbitro de la economía, especialmente la financiera. Así, un reciente estudio suizo revela que 60 a 80% de una vasta muestra –abarca el grupo de los Siete- cree que el gobierno intervendrá cada vez más.<br />
Más verborrágico, Dani Rodrik (Harvard) habla de “capitalismo versión 3.0”. A su juicio, esta crisis señala el fin de un ciclo macroeconómico, tal como lo concebían Nikolái Kondratiev y Josef Schumpeter, ochenta años atrás. Para no levantar polvo, el analista no nombra a esos protokeynesianos y se apresura a señalar que “el capitalismo tiene ilimitada capacidad de reinventarse”.<br />
Rodrik se aferra a la propiedad privada y el libre mercado como parámetros. Pero ambos exigen jueces y reguladores. Por supuesto, silencia una condición otrora clave: la democracia. <br />
Pero el mundo emergente está dominado por economías cuya prosperidad no depende en absoluto del modelo sociopolítico occidental: China, India, Rusia, Surcorea, Japón o los países petroleros de Levante. Precisamente en parte de ese universo florecen mercados bursátiles desacoplados respecto de la crisis sistémica. Ésta los afecta, pero no en forma sistémica. En lo objetivo, durante el primer trimestre del año plazas como China, Brasil, Sudáfrica o India superaron con creces en rendimientos a los mercados de EE.UU. y Europa occidental.<br />
“Probablemente hayamos dejado atrás la fase aguda de la crisis e ingresemos a una etapa crónica, pero con diferencias más marcadas entre economía centrales y emergentes”. Así supone un informe del fondo Trilogy Global Advisors, una cartera de US$ 8.500 millones. Si se estabiliza la fase crónica, prevé ING Investment (Nueva York), “se acentuará la desconexión entre mercado centrales y el resto”.<br />
En cierto sentido, algunas políticas de Barack Obama (no las de Timothy Gethner), al privilegiar la economía física o los sectores medios y medios bajos, ensancha la brecha entre la sociedad norteamericana y Wall Street. Este proceso es paralelo, quizás involuntariamente, al desacople entre “bolsas viejas y bolsas nuevas”. </p>
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El rol del Estado como árbitro de la economía
Circunscribir la crisis sistémica a las economías centrales fue una idea lanzada por dos premios Nobel en Economía, Paul Krugman y Joseph Stiglitz. Luego la sapiencia convencional la hizo tabú. Ahora, muta en desglobalización, concepto del británico Gordon Brown.