Hay luces y sombras en la estrategia global de Obama

Pasaron las reuniones en el Grupo de los 20, la Organización del Tratado Noratlántico y la de Estados Unidos-Unión Europea. Varias cancillerías trataron de presentarlas como “signos de que se recomponían nexos entre ambas orillas del océano. No era así”.

14 abril, 2009

<p>As&iacute; sostiene George Friedman, mentor de &ldquo;Strategic Forecasting&rdquo; (StratFor), bolet&iacute;n allegado al Pent&aacute;gono y la comunidad de inteligencia. &ldquo;En realidad, es una unidad donde EE.UU. acepta la renuencia de la UE, especialmente Alemania, a comprometerse en cuestiones b&aacute;sicas&rdquo;.<br />
El presidente precisaba &ldquo;&eacute;xitos aparentes. Por ende, retrocedi&oacute; en esos asuntos -lo mismo hicieron Bruselas y Berl&iacute;n- para enfocarse en lo que le importaba: Turqu&iacute;a y los pa&iacute;ses musulmanes moderados&rdquo;.<br />
La cumbre del G-20 se centraba en la crisis sist&eacute;mica (todav&iacute;a no &ldquo;global&rdquo;, pues las mayores econom&iacute;as emergentes parecen soslayarla). Por supuesto, existen varias posiciones europeas, pero a Washington le interesa s&oacute;lo la alemana. &ldquo;Todo acuerdo que excluya Berl&iacute;n ser&aacute; in&uacute;til, en tanto &ndash;propone Friedman- uno que la abarque, pero no al resto, resultar&aacute; muy &uacute;til&rdquo;.<br />
Dos temas fundamentales dividen a ambos pa&iacute;ses. Primero: &iquest;igualar&aacute; Alemania el paquete norteamericano de est&iacute;mulos? Obama teme que la mayor exportadora mundial por habitante emplee su potencial aumento de demanda para vender m&aacute;s en EE.UU. Washington cree que, si bien es correcto estimular su mercado interno, Alemania y otros beneficiarios han de compartir cargas. L&oacute;gicamente, Berl&iacute;n no coincide. Para evitar males mayores, Washington abandon&oacute; presiones.&nbsp; <br />
Segundo: el rescate de bancos privados en Europa central y oriental, en gran parte controlado por entidades de la Eurozona, particularmente alemanas, austr&iacute;acas e italianas. Berl&iacute;n rechazaba esfuerzos europeos conjuntos y prefer&iacute;a canalizarlos por el Fondo Monetario Internacional. El motivo era simple: el organismo capta recursos de EE.UU., China, Jap&oacute;n y otros, por lo cual los europeos compartir&iacute;an los salvamentos con terceros. <br />
M&aacute;s tarde, en el encuentro de la OTAN, los europeos declinaron enviar un n&uacute;mero substancial de efectivos a Afganist&aacute;n-Pakist&aacute;n. En su lugar, ser&aacute;n apenas cinco mil, muchos de los cuales se quedar&aacute;n s&oacute;lo hasta las elecciones de agosto en Kabul. Eso es much&iacute;simo menos que lo esperado por Obama. <br />
En lo atinente a para&iacute;sos fiscales, se resolvi&oacute; una colaboraci&oacute;n por dem&aacute;s limitada, pero sin definir las medidas a adoptar. De hecho, el G-20 reci&eacute;n tocar&aacute; temas financieros calientes durante la reuni&oacute;n en escala ministerial, citada en Edimburgo, en noviembre (&iexcl;siete meses de intervalo!). Detalle sintom&aacute;tico: tras insistir en un r&eacute;gimen regulatorio internacional, la Uni&oacute;n Europea no logr&oacute; ponerse de acuerdo sobre sus propias normas. Gran Breta&ntilde;a rechaz&oacute; la propuesta de Alemania y Francia, pues pon&iacute;a en desventaja a su sistema bancario, hist&oacute;ricamente remiso a regulaciones. <br />
Queda claro, entonces, que Obama juega m&aacute;s profundo, al menos en lo pol&iacute;tico. Dos semanas antes de la ola de reuniones, anunci&oacute; un viaje a Turqu&iacute;a. En Praga, apoy&oacute; el ingreso pleno de Angora a la UE, varios de cuyos miembros lo objetan por diversas razones, especialmente una: los Balcanes quedar&iacute;an abiertos a emigrantes turcos, algo que varios pa&iacute;ses del grupo resisten. Ah&iacute; chocaron Washington y Bruselas. <br />
Durante la reuni&oacute;n de la OTAN, los alemanes impusieron sus posiciones, pero los turcos emergieron mejor ubicados. No s&oacute;lo dentro de la entidad, sino en el contexto general: lograron que Obama hiciera causa com&uacute;n. Como si fuera pocos, el presidente vol&oacute; a Angora para consolidar lazos con gobiernos musulmanes moderados.<br />
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