El héroe del programa hambre cero en la FAO
La elección de José Graziano da Silva al frente de la Organización para el Agro y los Alimentos dividió a la organización de las Naciones Unidas en dos grupos. Justamente cuando el auge de precios para productos básicos aumenta la relevancia de la entidad.
28 junio, 2011
<p>Las divergencias se notaron especialmente entre norte y sur. Por ende, al “padre del hambre cero” lo espera un singular desafío político. Deberá acercar las economías centrales (aportan la mayor parte del presupuesto bienal, US$ 2.200 millones), que presionan por profundas reformas en la FAO, a los países emergentes y subdesarrollados. <br />
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La tradicional división entre norte y sur ha vuelto otra vez al tapete. Graziano da Silva triunfó merced a las “naciones no alineadas”, pero ahora precisa el apoyo del bloque occidental, donde militan los aportantes claves. El activista brasileño de 61 años derrotó al español Miguel Ángel Moratinos por escasa diferencia (92 a 88 votos), en sí un problema para el director general entrante.<br />
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La propia coyuntura dificultará la nueva gestión. La FAO fue por años la agencia con perfil más bajo de Naciones Unidas. Desde la crisis alimentaria de 2007/8 y el cimbronazo de precios en 2010/11 –que no termina-, la entidad pasó al centro de la escena política mundial. <br />
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Al mismo tiempo, Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Australia y Japón, contribuyentes fuertes, vienen frustrándose por la lentitud de las reformas encaradas por el senegalés Yakuba Diuf. En un contexto donde sobra corrupción y nepotismo, el hijo de Abdú –un paterfamilias autoritario- hizo y deshizo durante casi veinte años.<br />
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<p>Hartos de los Diuf, los principales aportantes apoyaron en gran medida a Moratinos, atraídos por una plataforma en realidad innovadora. Pero se impuso estrechamente Graziano. Los países ricos de inmediato se comprometieron a trabajar con el flamante director general. Con una condición: instrumentar el programa reformista de Moratinos.</p>
<p>Los antecedentes del brasileño apuntan en ese sentido, como lo sugiere el programa “hambre cero”, creado en 2003 junto con el entonces presidente de su país, Luiz Inácio da Silva. El plan fue un éxito redujo a la mitad el hambre en seis años. Pero, en sus nuevas funciones, Graziano deberá vérselas con el enorme aparato senegalés y sus enemigos, los aportantes mayores. Si bien recién asume en enero, esta misma semana arrancan las negociaciones presupuestarias.</p>
<p>En ese marco, Kathleen Merrian (subsecretaria norteamericana de agricultura) propondrá congelar los gastos para el bienio 2013/14. Ajustado por inflación, el esquema, compartido por otros financiantes, significará una reducción en erogaciones constantes.<br />
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