Mucho suele decirse de la balanza comercial de bienes: su saldo es publicado mensualmente en el Informe Comercial Argentino (ICA), el volumen de exportaciones –particularmente de cereales y oleaginosas– siempre es noticia y las trabas a las importaciones (uso de DJAI y venta discrecional de dólares para saldar compromisos en el exterior) son preocupantes, comienza diciendo el ISE 1020I de Ecolatina.
Pero la balanza de servicios, que constituye una proporción menor de la balanza comercial de bienes, no suele tener tanta prensa.
El año pasado el comercio de servicios en Argentina alcanzó 23% del de mercaderías, levemente por debajo del promedio mundial (25,8%).
Parte del motivo por el cual el resultado de la balanza comercial de servicios tiene poca difusión puede deberse a que su saldo es estructuralmente deficitario y a que se publica trimestralmente.
Son contadas las excepciones en las cuales la Balanza de Pagos (INDEC) ha arrojado un resultado positivo en este rubro (sólo en algunos trimestres de 2006, 2007, 2008 y 2010).
No obstante, es importante destacar que, según el INDEC, el rojo de la balanza de servicios mostró una considerable moderación en 2014 (al pasar de US$ -3.900 millones a US$ -3.000 millones), después de tres años de profundización del déficit de forma ininterrumpida.
La mejora no se dio por un incremento de las exportaciones de servicios (que en 2014 se contrajeron 5,6%), sino por un mayor deterioro de las importaciones (-9,0% i.a.).
Analizando el saldo de servicios en detalle puede verse, no obstante, que no todos los rubros son deficitarios.
Mientras que turismo, fletes y servicios financieros y de seguros han mostrado un déficit crónico, los Servicios Basados en el Conocimiento (a saber, servicios empresariales, profesionales y técnicos y servicios de informática), vienen exhibiendo un superávit estable desde 2003.
A pesar de que este resultado positivo se ha moderado con la imposición del cepo, aún continúa existiendo
Turismo y Servicios Basados en el Conocimiento
Según el Balance de Pagos del INDEC, el déficit del balance de servicios se moderó, en 2014, por primera vez en cuatro años.
El rojo venía incrementándose a pasos agigantados desde 2011, al punto que en 2013 más que duplicaba al déficit de tres años atrás (US$ -3.918 millones contra US$ -1.161 millones en 2010).
La recuperación del año pasado fue producto de una caída en las importaciones de servicios, que superó el deterioro de las exportaciones.
Por caso, las exportaciones de servicios vienen cayendo desde hace tres años: entre 2011 y 2014, éstas acumularon una contracción de 11,0%. De hecho, la baja más fuerte se registró el año pasado (-5,6% i.a.).
A pesar de tantos años de retracción, la participación de los servicios sobre el total de las ventas externas se ha mantenido estable: en los últimos tres años las exportaciones de servicios han constituido 19% sobre las ventas de bienes, apenas por encima del promedio de la última década. Esto se debe a que las exportaciones de bienes también vienen mostrando contracciones (-14,4% entre 2011 y 2014), dando cuenta de que el problema radica en el frente externo en general (bienes y servicios).
En los primeros dos años del cepo, la retracción de las exportaciones de servicios estuvo originada principalmente en los menores ingresos en concepto de turismo: entre 2011 y 2013, las exportaciones de viajes y pasajes se hundieron 19,4% y 14,4%, respectivamente.
Para peor, los viajeros que sí venían al país decidían, estimulados por el atractivo del dólar blue, liquidar sus divisas en el mercado informal (analizando las diferencias entre el Balance de Pagos y el MULC, aproximadamente US$ 7.400 millones no ingresaron al circuito formal entre 2012 y 2013.
Sin embargo, las ventas de servicios empresariales, profesionales y técnicos y de informática (Servicios Basados en el Conocimiento) no se vieron tan comprometidas durante esos años.
Si bien es cierto que acumularon caídas en 2012 y 2013 (-4,7% y -1,0%, respectivamente), éstas tuvieron mínimo impacto sobre la evolución de las exportaciones de servicios.
La situación cambió en 2014, ya que la devaluación del peso permitió recuperar cierta competitividad, volviendo al país un destino atractivo para los turistas internacionales, a la par que la reducción de la brecha cambiaria redujo los incentivos a liquidar divisas en el mercado informal.
En consecuencia, de acuerdo con el Balance de Pagos, los ingresos en concepto de turismo se recuperaron casi US$ 1.500 millones, y US$ 3.300 millones según el MULC.
Lamentablemente, el año pasado fueron las exportaciones de servicios empresariales, profesionales y técnicos, junto con los servicios de informática, las que lideraron la caída (-11,2% i.a. y -26,5% i.a.). Es verdad que, debido a que las importaciones de servicios básicos de conocimiento también cedieron, éstos continuaron arrojando un superávit. No obstante, el saldo fue sustancialmente menor al de otros años.
En detalle, el superávit de servicios empresariales se redujo un cuarto el año pasado, al pasar de US$ 1.854 millones en 2013 a US$ 1.362 millones.
Por su parte, el saldo de servicios de informática perdió 42,5% de su total, al caer desde US$ 1.001 millones en 2013 a US$ 576 millones el año pasado.
Esta reducción del superávit de Servicios Basados en el Conocimiento no es menor, dado que son los únicos que moderan o compensan el rojo de las demás categorías de la balanza de servicios.
Ya sabemos que entre 2011 y 2013 el déficit del balance de servicios se ha intensificado significativamente (+74,4%) a causa del incremento del gasto y de la retracción de los ingresos por turismo.
Pero poco se sabe que el deterioro del superávit de servicios empresariales y de informática (-7,0%) también ha contribuido a una balanza más deficitaria.
Lo llamativo es que en 2014, aunque el rojo agregado se redujo más de 20%, el superávit de los Servicios Basados en el Conocimiento siguió su tendencia declinante.
Informalidad en la liquidación de divisas por servicios
Los primeros resultados del Balance de Pagos (INDEC) de 2015 mostraron que las exportaciones de servicios crecieron 1,4% i.a. (US$ 3.554 millones vs. US$ 3.506 millones).
Por un lado, los ingresos por turismo crecieron 7,0% i.a., mientras que las exportaciones de servicios de conocimiento se estancaron. En detalle, los servicios empresariales se contrajeron 1,5% i.a., caída parcialmente compensada por una expansión de 9,0% i.a. de los servicios de informática.
Sin embargo, cuando se comparan estos datos con el resultado del Mercado Único y Libre de Cambios (MULC), que mide cuántos dólares ingresaron en el circuito formal y son registrados por el BCRA, podemos ver un comportamiento que no coincide con los datos arrojados por el Balance de Pagos.
En primer lugar, los ingresos por turismo se hundieron 14,0% i.a. en el primer trimestre de 2015. Esto implica que la liquidación de divisas por turismo tiene un elevado nivel de informalidad, producto de la brecha cambiaria.
Por el otro, la entrada efectiva de dólares por Servicios Basados en el Conocimiento en realidad se contrajo 2,7% i.a., dado que los servicios empresariales descendieron 3,1% i.a., mientras que el crecimiento de los servicios de informática fue más acotado que lo registrado por el Balance de Pagos (+0,8% .a.).
Si bien la proporción de las divisas liquidadas por fuera del circuito económico formal es considerablemente menor al del turismo, este ratio aún es lo suficientemente grande como para arrojar diferencias significativas entre los registros del Balance de Pagos (INDEC) y los del MULC (BCRA).
Estas discrepancias existen debido a la presencia de informalidad a la hora de liquidar las divisas que ingresan al país en concepto de pago por los servicios exportados.
En 2014, este ratio fue de 75% para el turismo y de 24% para los Servicios Basados en el Conocimiento (la informalidad de los servicios de informática es mayor que en servicios empresariales).
Indudablemente, en la medida en que exista un desdoblamiento cambiario de facto, parte del ingreso de dólares en concepto de servicios no pasará a formar parte del circuito formal, significando mayores presiones cambiarias para el BCRA.