Las estadísticas no son oficiales, claro. Provienen de la Sociedad internacional pro investigaciones para la paz (SIIP), Estocolmo, según la cual el total de gastos militares en el mundo llegaba en 2006 a US$ 1,2 billones. Vale decir, 3,5% de aumento en el año y 37% en el decenio 1997-2006 (curiosamente, en los despachos no figuran datos de Israel).
Pero, salvo estados canallas, autocracias africanas o musulmanas, Estados Unidos se lleva las palmas en varios sentidos. El más peligroso y contraproducente, por ahora, es una nueva estrategia bélica: armar guerrillas sunníes en Irak para pelear contra las que presumiblemente responden a al-Qa’eda, también sunní.
Al menos, a eso se comprometen los irregulares que, se supone, combatirán en apoyo de las tropas norteamericanas, cuyo aumento no mejora las cosas en esta guerra a varias puntas (ha señalado el general Douglas Lute, “tsar”designado por George W.Bush). Lo curioso es que este pacto no mencione a las fuerzas armadas o de seguridad iraquíes ni a las milicias majdíes shiitas al mando de Moqtada as-Sadr.
Fuentes locales señalan que esos “rebeldes” reciben fondos, armas, pertrechos, raciones K y combustibles, probablemente vía una subsidiaria de Halliburton. No obstante, Washington ya ha gastado más de US$ 18.000 millones en organizar la policía y el ejército… cuyos 300.000 efectivos son mayormente shiíes. En síntesis, Washington repite la estrategia de apoyar a “contras”, que fracasó complemente hace más de 27 años en Nicaragua.
Las estadísticas no son oficiales, claro. Provienen de la Sociedad internacional pro investigaciones para la paz (SIIP), Estocolmo, según la cual el total de gastos militares en el mundo llegaba en 2006 a US$ 1,2 billones. Vale decir, 3,5% de aumento en el año y 37% en el decenio 1997-2006 (curiosamente, en los despachos no figuran datos de Israel).
Pero, salvo estados canallas, autocracias africanas o musulmanas, Estados Unidos se lleva las palmas en varios sentidos. El más peligroso y contraproducente, por ahora, es una nueva estrategia bélica: armar guerrillas sunníes en Irak para pelear contra las que presumiblemente responden a al-Qa’eda, también sunní.
Al menos, a eso se comprometen los irregulares que, se supone, combatirán en apoyo de las tropas norteamericanas, cuyo aumento no mejora las cosas en esta guerra a varias puntas (ha señalado el general Douglas Lute, “tsar”designado por George W.Bush). Lo curioso es que este pacto no mencione a las fuerzas armadas o de seguridad iraquíes ni a las milicias majdíes shiitas al mando de Moqtada as-Sadr.
Fuentes locales señalan que esos “rebeldes” reciben fondos, armas, pertrechos, raciones K y combustibles, probablemente vía una subsidiaria de Halliburton. No obstante, Washington ya ha gastado más de US$ 18.000 millones en organizar la policía y el ejército… cuyos 300.000 efectivos son mayormente shiíes. En síntesis, Washington repite la estrategia de apoyar a “contras”, que fracasó complemente hace más de 27 años en Nicaragua.