En las primeras, el descenso comenzó en la década inicial del siglo y empeoró intensamente con la gran recesión de 2008/09. En cambio, para los emergentes se percibió recién con claridad después de esa gran crisis, bautizada también como “la gran recesión”.
En ambos casos, – explica el último informe de la economía mundial de la UNSAM, bajo la dirección del economista Jorge Lemes Renicov- se debió a disminuciones en la tasa de variación de la productividad. El crecimiento potencial de los desarrollados para los próximos años probablemente aumente algo respecto de los niveles actuales, pero se mantendrá por debajo de las tasas previas a la gran recesión. Se prevé que su crecimiento potencial aumente ligeramente, de alrededor de 1,3 % entre 2008 y 2014 a 1,6 % para 2015–20.
Ese aumento es muy inferior al de la etapa previa: 2,3 % en 2001–07. Las principales razones son el envejecimiento de la población y el lento aumento del crecimiento del capital. En el caso de los emergentes y en desarrollo, por el contrario, se prevé que el crecimiento potencial disminuya más a mediano plazo. De un crecimiento promedio de 6,5 % en 2008, se reducirá a 5,2 % en 2015 (entre 2001 y 2007 había sido de 7 %). Este cambio es consecuencia del envejecimiento de la población, la contracción de la inversión y un menor aumento de la productividad a medida que se van reduciendo las brechas tecnológicas con los desarrollados.
Se prevé un ligero repunte, en ambas categorías de países, estimándose un crecimiento mundial del orden de 3,8 %. Este informe se basa en la información de FMI, World Economic Outlook, abril 2015. El crecimiento potencial para el mediano plazo (2015-2020) ha disminuido, para ambos grupos de países. Ello se debe al envejecimiento de la población, a la desaceleración de la productividad y a la retracción de la inversión. Este contexto muestra que los años extraordinariamente favorables para la Argentina van quedando atrás. Los precios de nuestros commodities no se recuperarán aunque siguen en un nivel más alto que en los años anteriores a 2003, el dólar seguirá revaluándose, la mayoría de los países devalúan para no perder competitividad y los tres principales socios comerciales están con problemas: Brasil está en recesión, la Unión Europea (UE) crecerá muy poco y China desacelerará su crecimiento.
En términos globales, los desarrollados aumentarán su crecimiento este año al 2,4 %, tasa que se mantendrá en 2016. Por cuarto año consecutivo aumentarán su tasa de expansión. Continuará la sólida recuperación en los EE.UU. por la fuerte caída de los precios de la energía, la baja pero manejable inflación, la disminución del déficit fiscal, el fortalecimiento de los balances de las empresas y la mejora del mercado de la vivienda, que compensarían holgadamente el efecto del fortalecimiento del dólar.
Se proyecta que el crecimiento alcanzará 3,1 % en 2015 y en 2016. La UE se recuperará, pero lentamente. El abaratamiento del petróleo, la disminución de las tasas de interés, la devaluación del euro, y la flexibilidad monetaria impulsarán la actividad en 2015–16. Se prevé un crecimiento moderado y una inflación atenuada aunque muy baja. El crecimiento aumentará de 1,4 % en 2014 a 1,8_% este año y a 1,9 % en 2016.
Las grandes economías mejorarán: Alemania, Francia, Reino Unido y España, que está saliendo de la depresión; Italia también crecerá pero a tasas muy bajas. En Japón, la economía saldrá de la recesión para crecer suavemente en 2015 (1 %) debido a la devaluación del yen, el alza de los salarios reales y la mayor emisión monetaria, así como a la caída de los precios del petróleo y de las materias primas. Se prevé para 2016 un crecimiento algo mayor.