sábado, 14 de diciembre de 2024

Clima: cumbre torpedeada de antemano por China y EE.UU.

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“Fue un fin de semana desastroso y la Unión Europea quedó virtualmente fuera de juego”, denunciaban este lunes Alemania, Francia, Suecia e Italia, entre otras. El domingo, en Singapur, el “grupo de los Dos” lavó el borrador de declaración conjunta.

<p>&ldquo;Sin la menor duda, el obst&aacute;culo que afrontamos es un pacto secreto China-Estados Unidos&rdquo;, acusaban Jean-Louis Borloo (ministro franc&eacute;s de ambiente) y Lars Rasmussen, jefe del gobierno dan&eacute;s. En pocas palabras, el mundo renuncia a concluir en Copenhague, este diciembre, un acuerdo general para ir limitando la emisi&oacute;n del di&oacute;xido de carbono y otros gases contaminantes. Apenas habr&aacute; un &ldquo;compromiso s&oacute;lo vinculante en el plano pol&iacute;tico&rdquo;.<br />
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Vale decir, menos que el fracasado protocolo de Kyoto. Beijing, Washington (el G-2), Rusia, Jap&oacute;n y otros pa&iacute;ses del &aacute;rea llamada Asia-Pac&iacute;fico han impuesto un cronograma sin desenlace virtuoso a la vista. Para la UE y Latinoam&eacute;rica, es una derrota en toda la l&iacute;nea a manos de un nuevo eje de poder global, el d&uacute;o China-EE.UU.<br />
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&ldquo;Nadie puede creer factible un acuerdo mundial, pleno y v&aacute;lido, en los escasos d&iacute;as que faltan para la cumbre&rdquo;, observan tres columnistas norteamericanos, mientras colegas suyos en Europa occidental sostienen que &ldquo;se consuma una enorme hipocres&iacute;a en los mares del sur&rdquo;. Ironizan sobre el antiguo top&oacute;nimo del Pac&iacute;fico. Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel &ndash;clave en una estrategia europea hoy frustrada- teme que suceda ya lo mismo con la cumbre contra el hambre, convocada por la FAO. <br />
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Aun admitiendo que Barack Obama no tuviese otra opci&oacute;n que secundar a su colega Hu Jintao, el &ldquo;compromiso de Singapur&rdquo; convierte la gira presidencial en un reconocimiento a China como potencia. Esto es, en igualdad de condiciones geopol&iacute;ticas con EE.UU. y Rusia. En rigor, es la segunda derrota ecol&oacute;gica norteamericana. La primera la sufri&oacute; el entonces vicepresidente Albert Gore en Kyoto, 1992, ante Jap&oacute;n y Rusia.<br />
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En esa oportunidad, el protocolo ni siquiera lleg&oacute; al Congreso. Ahora la Uni&oacute;n Europea es la cabeza de turco. Resulta si se quiere ir&oacute;nico que Obama tenga problemas propios con el Senado, donde traban una ley votada por los diputados: la de energ&iacute;a y combustibles. En escala nacional, contiene medidas contra el efecto invernadero similares a las bochadas en Singapur.<br />
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La alternativa impuesta a Obama por Hu tiene ribetes por dem&aacute;s negativos. Para empezar, da a Beijing pretextos para seguir siendo la segunda econom&iacute;a emisora de di&oacute;xido y la primera en cuanto a mon&oacute;xido de carbono. Otro riesgo es que el mandatario estadounidense contin&uacute;e perdiendo prestigio internacional en una cuesti&oacute;n que no se diluir&aacute; tras esta gira.<br />
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En otro plano, la versi&oacute;n del proyecto remitido por la c&aacute;mara baja a la alta tampoco es un ejemplo para el mundo. De hecho, prev&eacute; una reducci&oacute;n modesta (20% del nivel en 2005) hacia 2020. Es un objetivo insuficiente, si se lo compara con el 25/40% respecto de 1992. <br />
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