<p>“Sin la menor duda, el obstáculo que afrontamos es un pacto secreto China-Estados Unidos”, acusaban Jean-Louis Borloo (ministro francés de ambiente) y Lars Rasmussen, jefe del gobierno danés. En pocas palabras, el mundo renuncia a concluir en Copenhague, este diciembre, un acuerdo general para ir limitando la emisión del dióxido de carbono y otros gases contaminantes. Apenas habrá un “compromiso sólo vinculante en el plano político”.<br />
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Vale decir, menos que el fracasado protocolo de Kyoto. Beijing, Washington (el G-2), Rusia, Japón y otros países del área llamada Asia-Pacífico han impuesto un cronograma sin desenlace virtuoso a la vista. Para la UE y Latinoamérica, es una derrota en toda la línea a manos de un nuevo eje de poder global, el dúo China-EE.UU.<br />
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“Nadie puede creer factible un acuerdo mundial, pleno y válido, en los escasos días que faltan para la cumbre”, observan tres columnistas norteamericanos, mientras colegas suyos en Europa occidental sostienen que “se consuma una enorme hipocresía en los mares del sur”. Ironizan sobre el antiguo topónimo del Pacífico. Por su parte, la canciller alemana Angela Merkel –clave en una estrategia europea hoy frustrada- teme que suceda ya lo mismo con la cumbre contra el hambre, convocada por la FAO. <br />
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Aun admitiendo que Barack Obama no tuviese otra opción que secundar a su colega Hu Jintao, el “compromiso de Singapur” convierte la gira presidencial en un reconocimiento a China como potencia. Esto es, en igualdad de condiciones geopolíticas con EE.UU. y Rusia. En rigor, es la segunda derrota ecológica norteamericana. La primera la sufrió el entonces vicepresidente Albert Gore en Kyoto, 1992, ante Japón y Rusia.<br />
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En esa oportunidad, el protocolo ni siquiera llegó al Congreso. Ahora la Unión Europea es la cabeza de turco. Resulta si se quiere irónico que Obama tenga problemas propios con el Senado, donde traban una ley votada por los diputados: la de energía y combustibles. En escala nacional, contiene medidas contra el efecto invernadero similares a las bochadas en Singapur.<br />
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La alternativa impuesta a Obama por Hu tiene ribetes por demás negativos. Para empezar, da a Beijing pretextos para seguir siendo la segunda economía emisora de dióxido y la primera en cuanto a monóxido de carbono. Otro riesgo es que el mandatario estadounidense continúe perdiendo prestigio internacional en una cuestión que no se diluirá tras esta gira.<br />
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En otro plano, la versión del proyecto remitido por la cámara baja a la alta tampoco es un ejemplo para el mundo. De hecho, prevé una reducción modesta (20% del nivel en 2005) hacia 2020. Es un objetivo insuficiente, si se lo compara con el 25/40% respecto de 1992. <br />
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Clima: cumbre torpedeada de antemano por China y EE.UU.
Fue un fin de semana desastroso y la Unión Europea quedó virtualmente fuera de juego, denunciaban este lunes Alemania, Francia, Suecia e Italia, entre otras. El domingo, en Singapur, el grupo de los Dos lavó el borrador de declaración conjunta.