Cinco años de crecimiento, pese a expertos en general pesimistas

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Hace un quinquenio que el producto bruto interno se expande a no menos de 8% anual como piso. Hace cuatro años que los gurúes conservadores predicen que la tendencia no se sostiene. Entretanto, chocan Néstor Kirchner y Martìn Pérez Redrado.

De acuerdo con el instituto de estadística y censos (Indec), el PBI aumentó razón de 8,7% anual en el segundo trimestre. En los cinco años entre ese lapso y el similar de 2002, la tasa expansiva promedia 8,3% anual. Al subir casi 02,1% entre enero-marzo y abril-junio pasados, confirma ese guarismo.

Varios analistas, inclusive los abonados a medios opositores, admiten que eso no ocurría desde la crisis bursátil global de 1907/8. Naturalmente, señalan que el fenómeno actual sigue a una marcada depresión de la actividad medida en términos de PBI desestacionalizado. Omiten un detalle: eso reflejaba el fracaso de la convertibilidad uno a uno y el auge del déficit fiscal, a partir de 1996, bajo Domingo F.Cavallo, Roque Fernández, Pedro Pou, de nuevo Cavallo y Ricardo López Murphy, entre otros.

También durante el segundo trimestre, la inversión bruta interna avanzó al paso de 13,1% anual. A partir de ahora y, especialmente, durante el próximo gobierno, será necesario concentrar esos flujos en energía, combustibles e infraestructura. Mientras tanto, aparece una señal positiva: el proyecto de presupuesto 2008, enviado el viernes al congreso, prevé un alza de ingresos(17,3%) superior a la de egresos (15,9%). Sólo falta que los legisladores y sus ociosas, caras burocracias estables se pongan las pilas.

A todo esto, estalló una polémica entre Kirchner y el presidente del banco central. Mostrando escasa sagacidad política, Redrado irrumpió en plena campaña electoral y lo hizo desde Londres, señalando que le preocupaba la inflación. Luego quiso aclarar que había aludido a un fenómeno global.

El problema es que, en este momento, los principales mercados no afrontan inflación, sino lo contrario, vía crisis hipotecaria e iliquidez financiera. Eso sí, por razones distintas China y Argentina viven un recalentamiento inflacionario agravado, en el segundo caso, por el manipuleo de indicadores. Este factor explica la irritación de Kirchner, responsable de esas maniobras que, por otra parte, deterioran su imagen pública y perjudican a Cristina Fernández. Pero Pérez Redrado no depende del presidente y encabeza una entidad autónoma.

De acuerdo con el instituto de estadística y censos (Indec), el PBI aumentó razón de 8,7% anual en el segundo trimestre. En los cinco años entre ese lapso y el similar de 2002, la tasa expansiva promedia 8,3% anual. Al subir casi 02,1% entre enero-marzo y abril-junio pasados, confirma ese guarismo.

Varios analistas, inclusive los abonados a medios opositores, admiten que eso no ocurría desde la crisis bursátil global de 1907/8. Naturalmente, señalan que el fenómeno actual sigue a una marcada depresión de la actividad medida en términos de PBI desestacionalizado. Omiten un detalle: eso reflejaba el fracaso de la convertibilidad uno a uno y el auge del déficit fiscal, a partir de 1996, bajo Domingo F.Cavallo, Roque Fernández, Pedro Pou, de nuevo Cavallo y Ricardo López Murphy, entre otros.

También durante el segundo trimestre, la inversión bruta interna avanzó al paso de 13,1% anual. A partir de ahora y, especialmente, durante el próximo gobierno, será necesario concentrar esos flujos en energía, combustibles e infraestructura. Mientras tanto, aparece una señal positiva: el proyecto de presupuesto 2008, enviado el viernes al congreso, prevé un alza de ingresos(17,3%) superior a la de egresos (15,9%). Sólo falta que los legisladores y sus ociosas, caras burocracias estables se pongan las pilas.

A todo esto, estalló una polémica entre Kirchner y el presidente del banco central. Mostrando escasa sagacidad política, Redrado irrumpió en plena campaña electoral y lo hizo desde Londres, señalando que le preocupaba la inflación. Luego quiso aclarar que había aludido a un fenómeno global.

El problema es que, en este momento, los principales mercados no afrontan inflación, sino lo contrario, vía crisis hipotecaria e iliquidez financiera. Eso sí, por razones distintas China y Argentina viven un recalentamiento inflacionario agravado, en el segundo caso, por el manipuleo de indicadores. Este factor explica la irritación de Kirchner, responsable de esas maniobras que, por otra parte, deterioran su imagen pública y perjudican a Cristina Fernández. Pero Pérez Redrado no depende del presidente y encabeza una entidad autónoma.

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