Naturalmente, la segunda estadística levantará polvo en Estados Unidos y la Unión Europea. El impresionante avance exportador refleja la prosperidad del país, aunque ahora el producto bruto interno ya no crezca al rimo de años anteriores. Sea como fuere, volverán arreciar presiones para que Beijing permita una repreciación del yüan más pronunciada “para equilibrar el comercio mundial”, como dice alegremente el Fondo Monetario Internacional.
Tras el superávit anual récord en 2005 (US$ 100.000 millones), los cinco primeros meses del año actual suman ya US$ 47.000 millones, señala el propio gobierno. Eso puede significar un total anual superior a US$ 120.000 millones en 2006. En mayo, las ventas subieron 25% a US$ 73.000 millones y las comptras 22%, a 60.000 millones.
Entretanto, la economía china y otras del área muestran señales de presiones inflacionarias incipientes. Es decir, recalentamiento. En buena medida, originado en la firmeza de precios de hidrocarburos y sus combustibles derivados.
Por ejemplo, la inversión inmobiliaria crece e igual sucede con el crédito bancario (en un sistema cuyas carteras de incobrables pasan de US$ 673.000 millones). Debido a estos síntomas, el gobierno trata de enfriar una economía que, todavía en el primer trimestre, marchaba a poco más de 10% anual, aunque fuentes privadas estimen ese rimo en algo menos de 9,5%.
Con esa idea, en estos meses Beijing ha elevado tasas de interés, aplicado medidas contra la especulación con bienes raíces e intentado “limitar inversiones excesivas” en ciertos insumos primarios e industrias. En el plano cambiario, China ha dejado que el yüan subiese 2,1% en términos de dólar (ahora esta divisa cuesta YR 8.
En verdad, hay presiones inflacionarias. Mientras el índice de precio al consumidor avanzó un modesto 1,4% anual en mayo, varios analistas creen que empezará a acelerarse en 2007. Eso sin contar la desmedida expansión de préstamos bancarios.
Respecto de reservas en divisas y bonos de Tesorería norteamericana, a fines de este mes habrán alcanzado US$ 900.000 millones y desplazarán del primer puesto a Japón. Todavía no es cifra oficial, pero circula en todas partes. Obviamente, los sucesivos récords en comercio exterior explican parte del fenómeno. Ya a fin de marzo, el guarismo marcaba US$ 875.000 millones y el FMI comenzaba a preocuparse; en mucho, porque es impotente ante China.
Naturalmente, la segunda estadística levantará polvo en Estados Unidos y la Unión Europea. El impresionante avance exportador refleja la prosperidad del país, aunque ahora el producto bruto interno ya no crezca al rimo de años anteriores. Sea como fuere, volverán arreciar presiones para que Beijing permita una repreciación del yüan más pronunciada “para equilibrar el comercio mundial”, como dice alegremente el Fondo Monetario Internacional.
Tras el superávit anual récord en 2005 (US$ 100.000 millones), los cinco primeros meses del año actual suman ya US$ 47.000 millones, señala el propio gobierno. Eso puede significar un total anual superior a US$ 120.000 millones en 2006. En mayo, las ventas subieron 25% a US$ 73.000 millones y las comptras 22%, a 60.000 millones.
Entretanto, la economía china y otras del área muestran señales de presiones inflacionarias incipientes. Es decir, recalentamiento. En buena medida, originado en la firmeza de precios de hidrocarburos y sus combustibles derivados.
Por ejemplo, la inversión inmobiliaria crece e igual sucede con el crédito bancario (en un sistema cuyas carteras de incobrables pasan de US$ 673.000 millones). Debido a estos síntomas, el gobierno trata de enfriar una economía que, todavía en el primer trimestre, marchaba a poco más de 10% anual, aunque fuentes privadas estimen ese rimo en algo menos de 9,5%.
Con esa idea, en estos meses Beijing ha elevado tasas de interés, aplicado medidas contra la especulación con bienes raíces e intentado “limitar inversiones excesivas” en ciertos insumos primarios e industrias. En el plano cambiario, China ha dejado que el yüan subiese 2,1% en términos de dólar (ahora esta divisa cuesta YR 8.
En verdad, hay presiones inflacionarias. Mientras el índice de precio al consumidor avanzó un modesto 1,4% anual en mayo, varios analistas creen que empezará a acelerarse en 2007. Eso sin contar la desmedida expansión de préstamos bancarios.
Respecto de reservas en divisas y bonos de Tesorería norteamericana, a fines de este mes habrán alcanzado US$ 900.000 millones y desplazarán del primer puesto a Japón. Todavía no es cifra oficial, pero circula en todas partes. Obviamente, los sucesivos récords en comercio exterior explican parte del fenómeno. Ya a fin de marzo, el guarismo marcaba US$ 875.000 millones y el FMI comenzaba a preocuparse; en mucho, porque es impotente ante China.