Según informó ayer la agencia oficial Xinhua, el Ejército Popular de Liberación (EPL) ensayará el mes que viene en la base de Zhurihe -el mayor campo de entrenamiento militar del país, situado en la región autónoma de Mongolia Interior-, nuevos tipos de fuerzas de combate, incluidas unidades que utilizan tecnología digital.
El Estado Mayor del Ejército anunció que el objetivo es amoldarse a la guerra con tecnologías de la información, y que será la primera vez que unas maniobras del EPL se focalizan en las fuerzas de combate con unidades digitales, fuerzas de operaciones especiales, aviación militar y fuerzas de respuesta electrónica, señala la agencia.
Los ciberataques procedentes de China causaron una creciente preocupación la creciente preocupación en Estados Unidos y otros países, a tal punto que el presidente Barack Obama tiene previsto abordar el tema durante el encuentro que mantendrá la semana que viene con su homólogo chino, Xi Jinping, en California.
El Pentágono lo ha puesto de manifiesto en un informe al Congreso este mes, en el que acusa a Pekín de utilizar el ciberespionaje para modernizar su ejército, y afirma que el Gobierno de Estados Unidos ha sido objeto de pirateo que parece estar ligado directamente al Gobierno y los militares de China.
El portavoz del Pentágono George Little y otros funcionarios del Departamento de Defensa han calificado como obsoleta y exagerada una información publicada el martes por el Washington Post, que asegura que ciberpiratas chinos lograron acceder a los diseños de más de 20 importantes sistemas de armas de Estados Unidos.
El diario cita un informe confidencial del comité de Ciencias de la Defensa (DSB, en sus siglas en inglés), un reconocido grupo formado por expertos civiles y gubernamentales, que no señala a China como autora del robo de los diseños, pero sí lo hacen funcionarios del Ejército y cargos de la industria del armamento con conocimiento de las infiltraciones.
A pesar de que Washington acusa a Pekín de espionaje militar y está preocupado por la postura cada vez más enérgica del país asiático en la región Asia-Pacífico, los militares de las dos potencias no han dejado de estrechar lazos en los dos últimos años.
El propósito es disminuir los riesgos de un posible conflicto entre las dos potencias nucleares, incrementar el conocimiento mutuo y colaborar en temas no controvertidos como la prevención de desastres y el control de enfermedades.
Pero la desconfianza mutua permanece en temas como el ciberespionaje, la posibilidad de una carrera de armas en el espacio, el apoyo de Estados Unidos a Taiwán y el recelo chino a la estrategia de Obama de bascular la atención hacia Asia e incrementar la presencia militar en el Pacífico.