lunes, 2 de diciembre de 2024

Hollande y Merkel, en clave de competitividad

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Juntos por una Europa más fuerte, se llama la moción conjunta acordada entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Francois Hollande, que presentarán ante los socios del Consejo Europeo del 27 y 28 de junio.

París y Berlín acordaron ayer proponer a los 27 medidas para el crecimiento, un gobierno para la zona euro, el empleo y, sobre todo, la competitividad, palabra ésta que fue probablemente la más citada durante la hora larga que duró la comparecencia de los mandatarios ante la prensa en el Elíseo. Hollande reconoció que ese es el mayor problema de la economía francesa.
Para distenderse, Merkel y Hollande fueron juntos a visitar la controvertida exposición sobre pintura alemana de 1800 a 1939 en el museo del Louvre, a la que se había atribuido una supuesta intención de establecer un lazo directo entre las obras expuestas y la eclosión del nazismo.
Pero los acuerdos concretos, en realidad, no arrojaron grandes novedades: 
Hollande citó la movilización inmediata de 6.000 millones de euros destinados por la Unión Europea al Banco Europeo de Inversiones (BEI) para estimular la creación de empleo juvenil. 
Merkel confirmó que ese dinero se empleará durante los dos próximos años, y Hollande añadió que el plan evaluará los mejores sistemas de formación y aprendizaje para aplicarlos a nivel europeo y nacional.
Ambos prometieron mejorar el acceso de las pymes a los créditos del BEI, para beneficiar a los países más tocados por la crisis y por la falta de innovación. 
Aseguraron que en la cumbre se pactará un nuevo calendario para la unión bancaria sin tocar los tratados. 
Y estuvieron de acuerdo en crear un Gobierno para la eurozona, con un presidente a tiempo completo, con recursos propios y reuniones más frecuentes para coordinar las políticas fiscales.
Merkel se mostró flexible sobre la necesidad de hacer algo más inducir al crecimiento en nombre del desempleo de los jóvenes: “Necesitamos una mejor integración de los mercados financieros, la supervisión única bancaria, y la garantía de depósitos. La coordinación económica debe ser más estrecha para evitar que haya nuevos desequilibrios en los déficits. Y debemos marcar el acento sobre la competitividad imitando a los mejores en todo: el mercado laboral, la innovación, los sistemas fiscales, la eficacia de las instituciones. Queremos más integración presupuestaria, más cooperación en el sector bancario e instrumentos de solidaridad, así que tenemos un marco general para debatirâ€, exhortó.
Su último mensaje fue: “No podemos pedir mecanismos de solidaridad y que cada país haga lo que quiera. Las diferencias de criterio son normales. Eso no es un problema. Cuando las decisiones se toman, se asumen los riesgos. El pecado original de la zona euro es la falta de integración económica, y debemos recuperar ese retraso en medio de la crisis. En un contexto muy difícil, debemos ser sabios y cautos, y dar la mejor respuesta a ese objetivoâ€.
A lo que Hollande añadió: “Francia y Alemania no están enfrentados, uno querría hablar sólo de competitividad, el otro sólo de crecimiento. Pero los dos debemos ceder en algo sin miedoâ€.
Acuciado como España por el déficit, Francia ya recibió dos años de gracia para llevarlo al 3% y está intervenida de facto, obligada a poner en marcha una decena de reformas estructurales.
Aunque se reservó la manera y el método, Hollande terminó comprometiéndose a reformar las pensiones, la competitividad, la protección del desempleo y lo demás.
Esta operación confianza trató de simbolizar otro cambio de fase: ante la vergüenza política y el polvorín social que suponen 26 millones de desocupados (un nivel histórico, según Hollande), Alemania ha decidido cambiar de discurso y ha dejado atrás las apelaciones a la austeridad a ultranza. 
La nueva consigna de Berlín es reformas a toda máquina, más competitividad y mejorar la integración de la zona euro.
Sobre la necesidad de contar con un presidente del Eurogrupo a tiempo completo y que convoque a más cumbres para coordinar la política económica europea, Merkel aclaró se deben decidir las prioridades para la competitividad: el mercado laboral, el sistema fiscal, las instituciones públicas.
El Eurogrupo lo integran los países que comparten el euro y se reúne periódicamente. Su presidente actual es el holandés Jeroen Dijsselbloem, que es también ministro de Finanzas de su país.

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