Cavallo dio un paso al costado
El gobierno no pudo lograr que integrara una comisión para estudiar la reforma impositiva. Sin embargo, ofreció su cooperación para estructurar una agenda sobre la temática a considerar.
Con la habilidad de un torero, según la opinión de la mayoría de los analistas, Domingo Cavallo dio un paso al costado y evitó el riesgo que implicaba su eventual ingreso a una comisión oficial para la reforma tributaria.
Sin embargo, se ofreció a colaborar para redactar con Christian Colombo la agenda de esa comisión y contribuir a que las propuestas cuenten con el apoyo del Congreso este año.
Lo cual, si bien no es todo lo que pretendía el Gobierno, no es poco; es explicable la actitud de un hombre que se ve convocado a los titulares mediáticos y que tiene en mente la elección legislativa de este año, en la que aspira a fortalecer su capital político.
No arriesga su capital en lo inmediato, pero no pierde la oportunidad para refrendar su protagonismo en el campo de su especialidad.
Para él, la reforma impositiva es un tema de Estado; supera las limitaciones y ambiciones propias de la especulación política, porque tiene que ver con el futuro inminente del país.
Se ha visto forzado a proceder con cautela y flexibilidad, características que no siempre lo han acompañado en su actuación pública, apelando a la modesta afirmación de que no es un experto en temas tributarios, para justificar su decisión.
Explicó a Colombo, con el que lo une una buena relación personal, que prefiere integrar una comisión legislativa, donde se librará en definitiva la batalla para dar forma a la reforma impositiva.
Organismo en el que visualiza la participación de los diputados Raúl Baglini (UCR), Oscar Lamberto (PJ) y Carlos Balter (demócrata mendocino).
Con este episodio, se diluyen las versiones sobre la posibilidad de que Domingo Cavallo integre el gabinete nacional , intención atribuía a Carlos Alvarez , y a la vez se pudo evitar reforzar la imagen de hombre necesario que ha cultivado permanentemente.
Con la habilidad de un torero, según la opinión de la mayoría de los analistas, Domingo Cavallo dio un paso al costado y evitó el riesgo que implicaba su eventual ingreso a una comisión oficial para la reforma tributaria.
Sin embargo, se ofreció a colaborar para redactar con Christian Colombo la agenda de esa comisión y contribuir a que las propuestas cuenten con el apoyo del Congreso este año.
Lo cual, si bien no es todo lo que pretendía el Gobierno, no es poco; es explicable la actitud de un hombre que se ve convocado a los titulares mediáticos y que tiene en mente la elección legislativa de este año, en la que aspira a fortalecer su capital político.
No arriesga su capital en lo inmediato, pero no pierde la oportunidad para refrendar su protagonismo en el campo de su especialidad.
Para él, la reforma impositiva es un tema de Estado; supera las limitaciones y ambiciones propias de la especulación política, porque tiene que ver con el futuro inminente del país.
Se ha visto forzado a proceder con cautela y flexibilidad, características que no siempre lo han acompañado en su actuación pública, apelando a la modesta afirmación de que no es un experto en temas tributarios, para justificar su decisión.
Explicó a Colombo, con el que lo une una buena relación personal, que prefiere integrar una comisión legislativa, donde se librará en definitiva la batalla para dar forma a la reforma impositiva.
Organismo en el que visualiza la participación de los diputados Raúl Baglini (UCR), Oscar Lamberto (PJ) y Carlos Balter (demócrata mendocino).
Con este episodio, se diluyen las versiones sobre la posibilidad de que Domingo Cavallo integre el gabinete nacional , intención atribuía a Carlos Alvarez , y a la vez se pudo evitar reforzar la imagen de hombre necesario que ha cultivado permanentemente.
