BM: directorio y personal contra Wolfowitz. Sólo Bush lo apoya
Confiamos poco en Paul Wolfowitz, pues ignora las reglas o las aplica arbitrariamente, sostiene la asociación de empleados del Banco Mundial. La actual situación es grave y nos preocupa, señala el directorio, salvo Estados Unidos.
El intelectual ultraconservador admitió que había nombrado a Shahá Rizá como representante del Banco internacional de reconstrucción y fomento (BIRF), que preside, ante la secretaría norteamericana de estado (n puesto en verdad innecesario). Así lo habían revelado el “Washington post” y otros medios.
El caso se centra en una musulmana, ascendida por orden de Wolfowitz a Xavier Coll, jefe de personal, en septiembre de 2005. Es decir, a seis meses de asumir aquél la presidencia por imposición de Estados Unidos (era ex subsecretario de defensa y carecía de experiencia financiera). Desde entonces, ha estado haciendo campaña contra corrupción y nepotismo en su entidad y, de paso, en Naciones Unidas (hasta que Kofí Annan fue substituido por un allegado a Washington, el surcoreano Ban Ki-mun.
La nueva funcionaria obtuvo en breve lapso aumentos que llevaron su sueldo a 16.130 mensuales. No parece demasiado, recordando que varios tecnócratas del BIRF y su mellizo, el FMI, ganan más de US$ 20.000 al mes, casi dos tercios de lo que percibe George W.Bush (32.000). Pese a todo, el jefe de la Casa Blanca tiene jerarquía muy superior y bastante más trabajo que los ejecutivos de ambas entidades.
Wolfowitz no negó las relaciones afectivas con Rizá. “He pedido opinión al consejo administrativo del banco”, explicó. Con lenguaje críptico, el funcionario reconoce que se le sugirió “buscar un compromiso que respete los intereses de la entidad y la funcionaria, ante una situación sin precedentes”. Mientras la prensa se preguntaba si lo que no tenía antecedentes era la relación sentimental o el ascenso de Rizá, ésta pedía licencia y había presiones internas para que Wolfowitz hiciese lo mismo.
Ahora, en vísperas de la asamblea semestral conjunta BIRF-FMI, el funcionario admite que esas relaciones con Rizá determinaron el ascenso. Es más: en un gesto personalista, el “mea culpa” lo formuló durante la reunión de prensa destinada a presentar el informe ante ese foro y el Grupo de los 7 (que sesionó este fin de semana). Mientras el “Financial times” y varios periódicos europeos pedían su renuncia, Wolfowitz se ponía en manos del directorio, que ahora también le reprocha sus discrecionalismo nepótico. En un gesto imprudente, George W.Bush salió a respaldarlo mientras su propio secretario de hacienda, Henry Paulson (Goldman Sachs), optaba por cauto silencio.
“Debemos asegurar que el banco pueda cumplir efectivamente sus funciones, mantenga fiabilidad y reputación. Además, el personal ha de estar motivado por ejemplos desde arriba”. Así señala un comunicado del comité administrativo, dependiente del directorio. Aludiendo a ese texto, el domingo algunos cronistas le preguntaron en Washington a Wolfowitz si renunciaría. Éste reaccionó con irritación y sostuvo que su cargo está en manos de Bush, cosa que no es exacta.
El intelectual ultraconservador admitió que había nombrado a Shahá Rizá como representante del Banco internacional de reconstrucción y fomento (BIRF), que preside, ante la secretaría norteamericana de estado (n puesto en verdad innecesario). Así lo habían revelado el “Washington post” y otros medios.
El caso se centra en una musulmana, ascendida por orden de Wolfowitz a Xavier Coll, jefe de personal, en septiembre de 2005. Es decir, a seis meses de asumir aquél la presidencia por imposición de Estados Unidos (era ex subsecretario de defensa y carecía de experiencia financiera). Desde entonces, ha estado haciendo campaña contra corrupción y nepotismo en su entidad y, de paso, en Naciones Unidas (hasta que Kofí Annan fue substituido por un allegado a Washington, el surcoreano Ban Ki-mun.
La nueva funcionaria obtuvo en breve lapso aumentos que llevaron su sueldo a 16.130 mensuales. No parece demasiado, recordando que varios tecnócratas del BIRF y su mellizo, el FMI, ganan más de US$ 20.000 al mes, casi dos tercios de lo que percibe George W.Bush (32.000). Pese a todo, el jefe de la Casa Blanca tiene jerarquía muy superior y bastante más trabajo que los ejecutivos de ambas entidades.
Wolfowitz no negó las relaciones afectivas con Rizá. “He pedido opinión al consejo administrativo del banco”, explicó. Con lenguaje críptico, el funcionario reconoce que se le sugirió “buscar un compromiso que respete los intereses de la entidad y la funcionaria, ante una situación sin precedentes”. Mientras la prensa se preguntaba si lo que no tenía antecedentes era la relación sentimental o el ascenso de Rizá, ésta pedía licencia y había presiones internas para que Wolfowitz hiciese lo mismo.
Ahora, en vísperas de la asamblea semestral conjunta BIRF-FMI, el funcionario admite que esas relaciones con Rizá determinaron el ascenso. Es más: en un gesto personalista, el “mea culpa” lo formuló durante la reunión de prensa destinada a presentar el informe ante ese foro y el Grupo de los 7 (que sesionó este fin de semana). Mientras el “Financial times” y varios periódicos europeos pedían su renuncia, Wolfowitz se ponía en manos del directorio, que ahora también le reprocha sus discrecionalismo nepótico. En un gesto imprudente, George W.Bush salió a respaldarlo mientras su propio secretario de hacienda, Henry Paulson (Goldman Sachs), optaba por cauto silencio.
“Debemos asegurar que el banco pueda cumplir efectivamente sus funciones, mantenga fiabilidad y reputación. Además, el personal ha de estar motivado por ejemplos desde arriba”. Así señala un comunicado del comité administrativo, dependiente del directorio. Aludiendo a ese texto, el domingo algunos cronistas le preguntaron en Washington a Wolfowitz si renunciaría. Éste reaccionó con irritación y sostuvo que su cargo está en manos de Bush, cosa que no es exacta.
