Resulta curioso, pero explicable, que la iniciativa de Benjamín Bernanke haya hecho subir este lunes el Dow Jones 30 casi 4,7%. Casi como si Wall Street le viese futuro político a un funcionario tan criticado por los demócratas como Henry Paulson, titular saliente de hacienda.
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<p>Más curioso es que Dana Perino, portavoz de la Casa Blanca, manifieste que George W.Bush “está abierto a esas ideas”. Especialmente porque, poco antes, tanto el presidente como Paulson eran contrarios tanto al esquema de los diputados opositores como al de Obama. La súbita actitud de Bernanke refleja dos cosas: un gobierno veleta y el oportunismo de quien dirige la Reserva Federal. </p>
<p>En este marco, el optimismo bursátil no es plausible. Tampoco lo es el propio Bernanke: por segunda vez este año, confiesa que su política monetaria no ha sido suficiente para reactivar la economía real. Pero, en la ocasión anterior, Bush logró pasar por el congreso un paquete de US$ 168.000 millones en reembolsos impositivos orientados a dividendos bursátiles, clase alta y media alta. </p>
<p>Distribuida entre mayo y agosto, esa suma no sirvió para reactivar la economía, pues no alcanzó a las clases media y media baja, pilares del gasto familiar. Este factor representa casi 68% del producto bruto interno en Estados Unidos. Ahora, Wall Street parece creer que el nuevo plan demócrata –respaldado por Bernanke- volverá a privilegiar los estamentos prósperos de la sociedad. </p>
Bernanke apoya un plan demócrata a doce días de las elecciones
El presidente de la Reserva Federal no es el canal más apto para que un gobierno en retirada secunde aunque BB goce de estabilidad propia- un programa ajeno por US$ 150.000 millones. Máxime si Barack Obama tiene ya uno de 175.000 millones.