En los últimos dos meses, el índice de precios al consumidor (IPC) acumula 2%, estimando 1,1% para julio. Ello acentúa preocupaciones sobre un presunto desborde inflacionario. Es necesario aclarar que no se está ante un aumento generalizado y sostenido (definición de inflación), sino en presencia de aumentos de precios a velocidad cambiante en los siete primeros meses del año.
Además, se observa recomposición de precios relativos en favor de bienes no transables, que habían quedado rezagados después de la devaluación. A ello se agregan posibles causas generales de inflación, por ejemplo el agotamiento de la brecha productiva y el sesgo expansivo de la política monetaria.
Dado que el superávit fiscal resta poder de compra al sector privado, elsuperávit externo presiona a la baja el tipo de cambio real, aumenta la demanda de pesos y el banco central emite moneda con respaldo en dólares, es difícil argumentar que exista un desequilibrio en las principales variables macroeconómicas ni que pueda conducir a alta inflación. Aun sin llegar a ese extremo, la inflación de 2005 superaría 10%.
Cabe, pues, preocuparse de que pudiera aumentar otro escalón el año próximo, llevando a mayores expectativas inflacionarias y erosionando el superávit. Justamente mientras el gobierno que tuviera que afrontar mayores pagos de intereses, puesto que mantendrá una proporción relevante (35%) de la deuda en pesos ajustable por el CER.
En los últimos dos meses, el índice de precios al consumidor (IPC) acumula 2%, estimando 1,1% para julio. Ello acentúa preocupaciones sobre un presunto desborde inflacionario. Es necesario aclarar que no se está ante un aumento generalizado y sostenido (definición de inflación), sino en presencia de aumentos de precios a velocidad cambiante en los siete primeros meses del año.
Además, se observa recomposición de precios relativos en favor de bienes no transables, que habían quedado rezagados después de la devaluación. A ello se agregan posibles causas generales de inflación, por ejemplo el agotamiento de la brecha productiva y el sesgo expansivo de la política monetaria.
Dado que el superávit fiscal resta poder de compra al sector privado, elsuperávit externo presiona a la baja el tipo de cambio real, aumenta la demanda de pesos y el banco central emite moneda con respaldo en dólares, es difícil argumentar que exista un desequilibrio en las principales variables macroeconómicas ni que pueda conducir a alta inflación. Aun sin llegar a ese extremo, la inflación de 2005 superaría 10%.
Cabe, pues, preocuparse de que pudiera aumentar otro escalón el año próximo, llevando a mayores expectativas inflacionarias y erosionando el superávit. Justamente mientras el gobierno que tuviera que afrontar mayores pagos de intereses, puesto que mantendrá una proporción relevante (35%) de la deuda en pesos ajustable por el CER.