Acuerdo Centroamericano de Libre Comercio, aprobado por un pelo

La cámara baja pasó por estecho margen el ACLC, superando objeciones de sindicatos, firmas azucareras y textiles. George W.Bush necesitaba este instrumento para presentarse en Mar del Plata.

28 julio, 2005

Esta votación cierre uno de los debates económico más duros, complejos y multifacéticos en más de diez años. Aparte de la Casa Blanca, tomaron parte el congreso, varios “lobbies” e intereses creados, Méjico y los seis países involucrados (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Repúblkica Dominicana). Panamá y la anglófona Belice no se privaron de opinar al respecto.

La propuesta del poder ejecutivo fue aprobada por 217 a 215 votos. Ahora, el paso por el senado es mera cuestión de procedimiento. De los 202 demócratas, apenas quince apoyaron el ACLC. Por supuesto, los estados industriales fueron mucho más prolives al sí que los menos desarrollados.

Amén de sectores locales adversos a un tratamiento comercial más equitativo para el “patio trasero”, los demócratas objetaban la falta de salvaguardias laborales fuertes. Pero ésta es una característica de las políticas comerciales (e internas) de Bush. Sea como fuere, éste y Richard Cheney –vicepresidente y presidente natural del senado- participaron en la última, maratónica sesion de los representantes, que duró un día y una noche.

Esta votación cierre uno de los debates económico más duros, complejos y multifacéticos en más de diez años. Aparte de la Casa Blanca, tomaron parte el congreso, varios “lobbies” e intereses creados, Méjico y los seis países involucrados (Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Repúblkica Dominicana). Panamá y la anglófona Belice no se privaron de opinar al respecto.

La propuesta del poder ejecutivo fue aprobada por 217 a 215 votos. Ahora, el paso por el senado es mera cuestión de procedimiento. De los 202 demócratas, apenas quince apoyaron el ACLC. Por supuesto, los estados industriales fueron mucho más prolives al sí que los menos desarrollados.

Amén de sectores locales adversos a un tratamiento comercial más equitativo para el “patio trasero”, los demócratas objetaban la falta de salvaguardias laborales fuertes. Pero ésta es una característica de las políticas comerciales (e internas) de Bush. Sea como fuere, éste y Richard Cheney –vicepresidente y presidente natural del senado- participaron en la última, maratónica sesion de los representantes, que duró un día y una noche.

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