Son muchos los testimonios a escuchar y documentos a revisar y prefieren evitar apresuramientos. La premisa que provocó esta investigación, sin embargo, es que el gobierno ruso “trabajó” para que ganara Donald Trump.
La comisión ha solicitado entrevistar a 20 personas, de las cuales cinco ya tienen fecha. El primero de los interpelados está citado para la semana próxima.
Pero los líderes del Panel de Inteligencia del Senado chocan contra la permanente y enconada interferencia de quienes pretenden frenar o trabar la investigación. Por eso ayer miércoles hicieron pública la promesa que la indagación evitará a toda costa las peleas internas partidarias y se concentrará exclusivamente en las pruebas. Eso quiere decir evaluar los informes sobre la campaña de Trump y los agentes de Rusia.
“El alcance de la investigación siempre irá adonde conduzca la inteligencia”, dijo el senador Richard Burr (republicano por Carolina del Norte), presidente del panel. Y luego añadió que es absolutamente crucial que todos los días separemos los hechos de la ficción”.
Pero por el otro lado está la otra comisión de investigaciones, la de la Casa de Representantes, que aparentemente intenta congelar la investigación.
Las agencias de inteligencia de Estados Unidos creen que Rusia intentó ayudar a Trump en las elecciones de noviembre dañando a Hillary Clinton. Pero el presidente Vladimir Putin niega rotundamente la acusación.
De todas maneras, en este etapa de la investigación, Burr dijo que “sería una locura extraer conclusiones tan pronto”.