Argentina: los acreedores privados ya no suenan tan duros

Tenedores de bonos argentinos por casi un tercio de la deuda incumplida (totaliza US$ 99.400 millones) creen que el gobierno mejorará ofertas, aunque todavía no en las reuniones de esta semana. Así señala la agencia Bloomberg’s.

13 abril, 2004

“Buenos Aires todavía no ha mostrado las cartas”, presume George Estes, del llamado “comité global de bonistas”, que maneja la cartera de Grantham Van Otterloo & Co (Boston). “Estimo que se mejorará la oferta”, Contrariamente a otros cabilderos del mismo grupo, este operador se manifiesta “cautamente optimista”.

El comité se reunirá con funcionarios argentinos el viernes. Ese mismo día, se iniciarán formalmente las negociaciones pro restructuración de la deuda con acreedores privados. Por otra parte, Estes simplemente refleja una impresión del mercado, donde algunos bonos argentinos tienden a subir. “Varios inversores estiman que el gobierno acabará mejorando la oferta, quizás reduciendo algunos punto la quita de 75%”, comentaban en JP Morgan Chase.

En rigor, el presidente Néstor Kirchner sigue firme en las propuesta original y sus allegados recuerda que estos nuevos contactos obedecen a instancia del Fondo Monetario Internacional. De hecho, estaban entre las condiciones del acuerdo a tres años por US$ 13.300 millones.

Por su parte, voceros, columnistas y medios vinculados a la campaña de presiones sobre Buenos Aires señalan que el repunte de 8,7% en el PBI de 2003 y las perspectivas de 2004 (7%) revelan que Argentina bien podría acercar posiciones con los acreedores. Mejor dicho, con los fondos –buitres inclusive- y la banca que los representan.

El despacho de Bloomberg apunta que sólo dos de 19 grupos internacionales de bonista, invitados por Buenos Aires, han accedido a participar de las primeras reuniones. Aparte del “comité global” –dice representar US$ 37 millones en bonos, o sea dos tercios del total incumplido, aunque aún no lo ha demostrado-, viene Stefan Engelsberger, en nombre de una sociedad de bonistas alemanes con papeles por sólo US$ 200 millones.

Daiwa Securitites SMBC, Comitato Investori Titoli Argentini, Mitsubishi Securities y Capital Research, entre otros, han declinado las invitaciones. Según un operador de ABN Amro Nueva York, hay reticencia porque Argentina insiste en no mejorar ofertas. Saben, además, que el gobierno quiere llegar a cumplir su primer año (25 de mayo) sin mostrar “signos de debilidad”.

Resulta sintomático, empero, que los renuentes a la cita ya no sean tan duros. El holandés, por ejemplo, prevé posibilidades de acuerdo preliminar a principios de 2005. Hasta hace poco, el “lobby” del comité global no admitían siquiera eso. Probablemente, la firmeza de la economía explique este “ablandamiento”, pues el eventual canje de deuda involucrará bonos cuyos rindes se ajustarán por la evolución del PBI.

“Buenos Aires todavía no ha mostrado las cartas”, presume George Estes, del llamado “comité global de bonistas”, que maneja la cartera de Grantham Van Otterloo & Co (Boston). “Estimo que se mejorará la oferta”, Contrariamente a otros cabilderos del mismo grupo, este operador se manifiesta “cautamente optimista”.

El comité se reunirá con funcionarios argentinos el viernes. Ese mismo día, se iniciarán formalmente las negociaciones pro restructuración de la deuda con acreedores privados. Por otra parte, Estes simplemente refleja una impresión del mercado, donde algunos bonos argentinos tienden a subir. “Varios inversores estiman que el gobierno acabará mejorando la oferta, quizás reduciendo algunos punto la quita de 75%”, comentaban en JP Morgan Chase.

En rigor, el presidente Néstor Kirchner sigue firme en las propuesta original y sus allegados recuerda que estos nuevos contactos obedecen a instancia del Fondo Monetario Internacional. De hecho, estaban entre las condiciones del acuerdo a tres años por US$ 13.300 millones.

Por su parte, voceros, columnistas y medios vinculados a la campaña de presiones sobre Buenos Aires señalan que el repunte de 8,7% en el PBI de 2003 y las perspectivas de 2004 (7%) revelan que Argentina bien podría acercar posiciones con los acreedores. Mejor dicho, con los fondos –buitres inclusive- y la banca que los representan.

El despacho de Bloomberg apunta que sólo dos de 19 grupos internacionales de bonista, invitados por Buenos Aires, han accedido a participar de las primeras reuniones. Aparte del “comité global” –dice representar US$ 37 millones en bonos, o sea dos tercios del total incumplido, aunque aún no lo ha demostrado-, viene Stefan Engelsberger, en nombre de una sociedad de bonistas alemanes con papeles por sólo US$ 200 millones.

Daiwa Securitites SMBC, Comitato Investori Titoli Argentini, Mitsubishi Securities y Capital Research, entre otros, han declinado las invitaciones. Según un operador de ABN Amro Nueva York, hay reticencia porque Argentina insiste en no mejorar ofertas. Saben, además, que el gobierno quiere llegar a cumplir su primer año (25 de mayo) sin mostrar “signos de debilidad”.

Resulta sintomático, empero, que los renuentes a la cita ya no sean tan duros. El holandés, por ejemplo, prevé posibilidades de acuerdo preliminar a principios de 2005. Hasta hace poco, el “lobby” del comité global no admitían siquiera eso. Probablemente, la firmeza de la economía explique este “ablandamiento”, pues el eventual canje de deuda involucrará bonos cuyos rindes se ajustarán por la evolución del PBI.

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