Antes mismo de comenzar la reunión del G 20, los observadores no se hacían ilusiones. Tenían razón.

La reunión del grupo de las 20 economías más grandes del mundo se propone coordinar acciones para superar la crisis. Objetivo loable pero, para muchos observadores, demasiado ambicioso.

14 noviembre, 2008

En octubre, cuando el presidente de Estados Unidos George Bush convocó para mañana, 15 de noviembre, a una cumbre económica en Washington D.C., algunos observadores pensaron que esta reunión podría tener una significación semejante a aquella que se celebró en Bretton Woods en el año 1944, que fijó reglas de intercambio y creó el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Pero esta reunión ha tenido muy poca cobertura en la prensa, tal vez porque no muchos piensaa que se vaya a lograr algo de importancia, habida cuenta el poco tiempo de preparación que hubo detrás.

La Casa Blanca ha dicho que espera de los líderes de la cumbre que, más que fijar regulaciones, establezcan algunos “principios generales” para lidiar con los temas financieros. Entre los principios más útiles que podrían adoptar, dice Mark Zandi, cofundador y economista jefe de economy.com, de Moddy, estaría un acuerdo para resistir impulsos proteccionistas. “Una cosa es … asegurar a todos que los países no van a comenzar a erigir barreras al comercio y la inversión. Creo que ésa es una preocupación importante. A medida que las cosas se pongan difíciles, va a haber una tremenda presión política para que los países se vuelvan más proteccionistas y eso sería contraproducente…. fue el surgimiento del proteccionismo lo que contribuyó a la Gran Depresión.”

Según Zandi, los asistentes a la cumbre deberían dar señales de que sus bancos centrales seguirán coordinando la política económica, de la misma manera que hace poco se pusieron todos de acuerdo para bajar las tasas de interés. Los países también deberían trabajar en conjunto para impedir violentas oscilaciones en las tasas de intercambio e indicar voluntad de invertir dinero para estimular sus economías, añade. “Finalmente, sería muy bueno si dijeran colectivamente que si cualquiera de ellos se encuentra en problemas, todos correrán en su ayuda.”

La cumbre tiene por objetivo buscar coincidencias y coordinar acciones, y eso, seguramente, dominará gran parte de los discursos. Pero en el fondo, los observadores no dudan de que la mayoría de los líderes va a preferir concentrarse en los temas financieros que más les preocupan. Todos necesitan solucionar problemas propios.

Tampoco es demasiado seguro que Estados Unidos o Europa intenten realmente coordinar políticas.

Naturalmente ya se ha producido cierta coordinación, aun sin la cumbre económica o nuevo sistema regulatorio. Muchos bancos centrales recortaron las tasas de interés, insuflaron dinero a sus sistemas bancarios y, o bien anunciaron planes de estímulo – como China – o comenzaron a hablar de ellos seriamente, como en Estados Unidos.

Lo cierto, y esto seguramente se hablará mañana, es que algo de coordinación se necesitará para continuar a largo plazo, no sólo mientras dure la crisis.

En octubre, cuando el presidente de Estados Unidos George Bush convocó para mañana, 15 de noviembre, a una cumbre económica en Washington D.C., algunos observadores pensaron que esta reunión podría tener una significación semejante a aquella que se celebró en Bretton Woods en el año 1944, que fijó reglas de intercambio y creó el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Pero esta reunión ha tenido muy poca cobertura en la prensa, tal vez porque no muchos piensaa que se vaya a lograr algo de importancia, habida cuenta el poco tiempo de preparación que hubo detrás.

La Casa Blanca ha dicho que espera de los líderes de la cumbre que, más que fijar regulaciones, establezcan algunos “principios generales” para lidiar con los temas financieros. Entre los principios más útiles que podrían adoptar, dice Mark Zandi, cofundador y economista jefe de economy.com, de Moddy, estaría un acuerdo para resistir impulsos proteccionistas. “Una cosa es … asegurar a todos que los países no van a comenzar a erigir barreras al comercio y la inversión. Creo que ésa es una preocupación importante. A medida que las cosas se pongan difíciles, va a haber una tremenda presión política para que los países se vuelvan más proteccionistas y eso sería contraproducente…. fue el surgimiento del proteccionismo lo que contribuyó a la Gran Depresión.”

Según Zandi, los asistentes a la cumbre deberían dar señales de que sus bancos centrales seguirán coordinando la política económica, de la misma manera que hace poco se pusieron todos de acuerdo para bajar las tasas de interés. Los países también deberían trabajar en conjunto para impedir violentas oscilaciones en las tasas de intercambio e indicar voluntad de invertir dinero para estimular sus economías, añade. “Finalmente, sería muy bueno si dijeran colectivamente que si cualquiera de ellos se encuentra en problemas, todos correrán en su ayuda.”

La cumbre tiene por objetivo buscar coincidencias y coordinar acciones, y eso, seguramente, dominará gran parte de los discursos. Pero en el fondo, los observadores no dudan de que la mayoría de los líderes va a preferir concentrarse en los temas financieros que más les preocupan. Todos necesitan solucionar problemas propios.

Tampoco es demasiado seguro que Estados Unidos o Europa intenten realmente coordinar políticas.

Naturalmente ya se ha producido cierta coordinación, aun sin la cumbre económica o nuevo sistema regulatorio. Muchos bancos centrales recortaron las tasas de interés, insuflaron dinero a sus sistemas bancarios y, o bien anunciaron planes de estímulo – como China – o comenzaron a hablar de ellos seriamente, como en Estados Unidos.

Lo cierto, y esto seguramente se hablará mañana, es que algo de coordinación se necesitará para continuar a largo plazo, no sólo mientras dure la crisis.

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