Alemania: veloz caída de popularidad sufre Angela Merkel

Como preveían varios analistas al crearse la “grosse Koalition” tras su figura, la canciller tiene problemas. No sólo en materia de aceptación pública, sino también ante empresas, bancos y mercados.

17 agosto, 2006

Según sondeos del semanario “Der Spiegel”, el respaldo a Merkel se ha achicado de 55 a 37%. Si hubiese elecciones ahora, apenas 31% de la gente votaría por la alianza CDU-CSU (democristianos y conservadores) y 30% lo haría por el SPD (socialdemocracia). Pero muy pocos apoyarían una coalición como la actual.

No obstante, la canciller retiene más que sus aliados, con 37% de apoyo. Pero eso es menos que el 40% establecido en Alemania como mínimo para disputar el gobierno federal con posibilidades de negociar su conducción. Por ende, aquella amplia mayoría de 55% es historia. Ente momento, sólo George W.Bush (33%), el degolismo (30%) y el patético Tony Blair (25%) se ven peor.

Varios medios coinciden en que Merkel ha desilusionado a una opinión pública que, para empezar, no esperaba demasiado de ella. El problema es que admiradores iniciales, las grandes empresas, la banca y la bolsa comparten el desencanto. A parecer, Merkel no avanza al ritmo exigidos en las reformas pro mercado, especialmente en materia laboral.

Según sondeos del semanario “Der Spiegel”, el respaldo a Merkel se ha achicado de 55 a 37%. Si hubiese elecciones ahora, apenas 31% de la gente votaría por la alianza CDU-CSU (democristianos y conservadores) y 30% lo haría por el SPD (socialdemocracia). Pero muy pocos apoyarían una coalición como la actual.

No obstante, la canciller retiene más que sus aliados, con 37% de apoyo. Pero eso es menos que el 40% establecido en Alemania como mínimo para disputar el gobierno federal con posibilidades de negociar su conducción. Por ende, aquella amplia mayoría de 55% es historia. Ente momento, sólo George W.Bush (33%), el degolismo (30%) y el patético Tony Blair (25%) se ven peor.

Varios medios coinciden en que Merkel ha desilusionado a una opinión pública que, para empezar, no esperaba demasiado de ella. El problema es que admiradores iniciales, las grandes empresas, la banca y la bolsa comparten el desencanto. A parecer, Merkel no avanza al ritmo exigidos en las reformas pro mercado, especialmente en materia laboral.

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