sábado, 28 de diciembre de 2024

Alemania: finalmente, Lafontaine desafía a Schröder

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Guiando la “nueva izquierda”, Oskar Lafontaine obtiene ya 18% del voto en sondeos. O sea, casi emparda con Gerhard Schröder -socialdemócrata, en realidad liberal- y la oposición conservadora (17, 22%).

Como venía previéndolo este sitio, Lafontaine ha vuelto a la arena electoral. Lo hizo al frente de una coalición de izquierdas, incluso “desertores” de la que encabezaba Schröder hasta el desastre en los comicios de Renania norte-Westfalia. La ola de NO al proyecto constitucional beneficia a Lafontaine en desmedro del canciller y de los conservadores, con vistas a la puja de septiembre.

El regreso del “Napoleón del Sarre” (ex enclave luxemburgués, más bilingüe que Alsacia; de ahí el apellido de su líder) puede dar vuelta el mapa político alemán y, quizá, los de Francia y el Benelux. Ex jefe de la socialdemocracia y ministro de Hacienda bajo Schröder –lo defenestró por presiones de banqueros y empresarios-, anunció el viernes que se presentará como candidato para el Parlamento (Bundestag), condición para ser canciller (primer ministro).

La nueva coalición (WASG) está formada por disidentes socialdemócratas, laboristas, ex comunistas y verdes. Todos se oponen a las políticas pro mercado del oficialismo. “Seré candidato una vez integrada la alianza en ciernes”, señaló el político (algo que se espera para jueves o viernes). Alemania necesita otra vez un partido que represente a trabajadores, jubilados y clase media progresista”.

El mero anuncio bastó para que la figura de Lafontaine obtuviera 18% de intención del voto urbano en dos encuestas, ya el viernes. Geográficamente, el PDS (ex comunistas) es muy fuerte en los estados orientales, ex RDA, y la Alternativa socialdemócrata lo es en los estados industriales del oeste y el centro, salvo la derechista –marginalmente filonazi- Baviera.

“Willy Brandt se revuelve en la tumba”, ha dicho Hejko Maas, cuyo origen finés no le impide conducir la socialdemocracia en el propio Sarre. En otro plano, el NO del referendo holandés y su componente antiturco pueden volcar el voto de esa etnia en favor de Lafontaine.

La compleja aritmética electoral germana –no tan perversa como la británica- magnificará los efectos de un quinto partido en el Parlamento. En efecto, se necesita sólo 5% del voto total para ingresar. Ya con cinco agrupaciones (WASG, SPD, la derechista CDU-CSU, verdes y liberales), la alianza CDU-CSU –si preserva 22% de intención en los primeros sondeos- tendrá problemas para formar gobierno.

Como venía previéndolo este sitio, Lafontaine ha vuelto a la arena electoral. Lo hizo al frente de una coalición de izquierdas, incluso “desertores” de la que encabezaba Schröder hasta el desastre en los comicios de Renania norte-Westfalia. La ola de NO al proyecto constitucional beneficia a Lafontaine en desmedro del canciller y de los conservadores, con vistas a la puja de septiembre.

El regreso del “Napoleón del Sarre” (ex enclave luxemburgués, más bilingüe que Alsacia; de ahí el apellido de su líder) puede dar vuelta el mapa político alemán y, quizá, los de Francia y el Benelux. Ex jefe de la socialdemocracia y ministro de Hacienda bajo Schröder –lo defenestró por presiones de banqueros y empresarios-, anunció el viernes que se presentará como candidato para el Parlamento (Bundestag), condición para ser canciller (primer ministro).

La nueva coalición (WASG) está formada por disidentes socialdemócratas, laboristas, ex comunistas y verdes. Todos se oponen a las políticas pro mercado del oficialismo. “Seré candidato una vez integrada la alianza en ciernes”, señaló el político (algo que se espera para jueves o viernes). Alemania necesita otra vez un partido que represente a trabajadores, jubilados y clase media progresista”.

El mero anuncio bastó para que la figura de Lafontaine obtuviera 18% de intención del voto urbano en dos encuestas, ya el viernes. Geográficamente, el PDS (ex comunistas) es muy fuerte en los estados orientales, ex RDA, y la Alternativa socialdemócrata lo es en los estados industriales del oeste y el centro, salvo la derechista –marginalmente filonazi- Baviera.

“Willy Brandt se revuelve en la tumba”, ha dicho Hejko Maas, cuyo origen finés no le impide conducir la socialdemocracia en el propio Sarre. En otro plano, el NO del referendo holandés y su componente antiturco pueden volcar el voto de esa etnia en favor de Lafontaine.

La compleja aritmética electoral germana –no tan perversa como la británica- magnificará los efectos de un quinto partido en el Parlamento. En efecto, se necesita sólo 5% del voto total para ingresar. Ya con cinco agrupaciones (WASG, SPD, la derechista CDU-CSU, verdes y liberales), la alianza CDU-CSU –si preserva 22% de intención en los primeros sondeos- tendrá problemas para formar gobierno.

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