Euro a sólo US$1,211, tensiones entre Chirac y Schröder

La moneda común inició la semana al mínimo en nueve meses. Mientras tanto, el Banco Central Europa no reaccionaba y crecían las divergencias entre Jacques Chirac y Gerhard Schröder, en vísperas de la cumbre europea.

13 junio, 2005

La divisa referencial volvió a recobrar terreno durante la segunda semana (primera completa) del mes. El lunes, el euro cerró a mínimos en nueve meses en Nueva York (1,211) y Tokio (1,212). Ello pese a que Estados Unidos sufriera otro aumento en el déficit comercial: US$57.000 millones en abril.

Naturalmente, los gurúes de siempre y su profeta, Alan Greenspan, ven el fortalecimiento del dólar como signo de que la economía marcha de maravillas. Tanto que festejan ese enorme rojo comercial, sólo porque esperaban 1.000 millones más que lo registrado.

El trasfondo del reacomodamiento cambiario, empero, es distinto. Según señalan dos medios especializados londinenses, el doble rechazo al proyecto constitucional y malas noticias económicas –no la presunta solidez estadounidense, apoyada en un doble déficit sin precedentes- están presionando contra el euro. Al respecto, basta notar la relativa estabilidad de otras dos paridades (dólar-libra, dólar-franco suizo).

A lo anterior se suma la falta de iniciativa en el BCE, cuyo presidente –el francès Jean-Claude Trichet, banquero de turbios antecedentes- tal vez sea objeto de duras críticas en la inminente cumbre de la Unión Europea. A esa reunión (jueves y viernes próximos) llegan con fuerte deterioro político los puntales del sueño constitucional: Jacques Chirac y Gerhard Schröder.

El presidente galo sospecha que tendrá dificultades en terminar su mandato, después de que el NO cosechara 62% en el plebiscito. En cuanto al alemán, su amplia derrota en las elecciones de Renania norte-Westfalia (se votó contra sus reformas pro mercado) acaba de surtir el primer efecto: disidentes de su coalición arman otra, con el izquierdista Oskar Lafontaine al mando.

La divisa referencial volvió a recobrar terreno durante la segunda semana (primera completa) del mes. El lunes, el euro cerró a mínimos en nueve meses en Nueva York (1,211) y Tokio (1,212). Ello pese a que Estados Unidos sufriera otro aumento en el déficit comercial: US$57.000 millones en abril.

Naturalmente, los gurúes de siempre y su profeta, Alan Greenspan, ven el fortalecimiento del dólar como signo de que la economía marcha de maravillas. Tanto que festejan ese enorme rojo comercial, sólo porque esperaban 1.000 millones más que lo registrado.

El trasfondo del reacomodamiento cambiario, empero, es distinto. Según señalan dos medios especializados londinenses, el doble rechazo al proyecto constitucional y malas noticias económicas –no la presunta solidez estadounidense, apoyada en un doble déficit sin precedentes- están presionando contra el euro. Al respecto, basta notar la relativa estabilidad de otras dos paridades (dólar-libra, dólar-franco suizo).

A lo anterior se suma la falta de iniciativa en el BCE, cuyo presidente –el francès Jean-Claude Trichet, banquero de turbios antecedentes- tal vez sea objeto de duras críticas en la inminente cumbre de la Unión Europea. A esa reunión (jueves y viernes próximos) llegan con fuerte deterioro político los puntales del sueño constitucional: Jacques Chirac y Gerhard Schröder.

El presidente galo sospecha que tendrá dificultades en terminar su mandato, después de que el NO cosechara 62% en el plebiscito. En cuanto al alemán, su amplia derrota en las elecciones de Renania norte-Westfalia (se votó contra sus reformas pro mercado) acaba de surtir el primer efecto: disidentes de su coalición arman otra, con el izquierdista Oskar Lafontaine al mando.

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