Ese esquema operativo será similar el de otro holding del grupo Techint, Tenaris, y su área de acción estará también en Latinoamérica, aunque las sedes sociales de ambas compañías se hallen en Luxemburgo, un ducado que funciona como “off shore”. Sin embargo, la conducción de Ternium –como la de Tenaris- se dividirá entre Buenos Aires y Roma.
Techint, matriz de toda la red, informó que Paolo Rocca –su CEO- será asimismo director ejecutivo de las dos sociedades. Ternium procesará anualmente unos doce millones de toneladas de productos en una amplia gama. Días antes de esos anuncios, Siderar terminaba de adquitir el control de Hylsamex, por alrededor de US$ 1.200 millones. El paquete total estaba valuado en unos 2.200 millones.
Como señala la prensa europea, Techint forma parte de un fenómeno identificado como “transnacionalización a la italiana”, que abarca también a Ente nazionale idrocarburi (ENI), Italcementi, Luxottica, Finmeccanica, etc. Dejando de lado domicilios de conveniencia, Paolo y Gianfelice Rocca manejan un holding familiar globalizado.
Históricamente, esta generación desciende del “capitalismo mixto” que, tras las II guerra mundial, sucediera al régimen de la Carta del lavoro (1924). Lo mismo sucedió en Alemania o España , También habría sucedido en Argentina, si no hubiese sido por las inconsistencias del peronismo y sus equipos económicos de escaso vuelo (1946/55). También influyeron herederos que no mantuvieron los cánones de sus padres, como en el caso Siam di Tella.
Ya desde 1996, empezando con Dalmine, los Rocca participaron activamente en numerosas privatizaciones. Hoy encabezan un imperio que factura US$ 6.500 millones anuales y tiene 27.000 empleados alrededor del mundo, que hablan mayormente italiano o castellano. “Nuestro sistema industrial –apunta un diario milanés- tiene la ventaja de dejar coexistir a compañías grandes, medianas y pequeñas con proyección en el exterior”.
Por ejemplo, ENI tiene más de la mitad de sus inversiones fuera de Italia. El grupo ìtalofrancés StMichelettronica tiene 72% y Luxottica llega a 76%. Italcementi –clan Pesenti- acaba de absorber a la egipcia Acec y, con ello, 70% del personal trabaja fuera de Italia. Finmeccanica, la mayor compañía del paìs, invirtió en el exterior durante 2004 el triple de lo colocado en la península. Sólo la banca, trabada por malas conducciones -muy nepotistas varias de ellas-, no se ha sumado a la “nueva generación emprendedores”.
Ese esquema operativo será similar el de otro holding del grupo Techint, Tenaris, y su área de acción estará también en Latinoamérica, aunque las sedes sociales de ambas compañías se hallen en Luxemburgo, un ducado que funciona como “off shore”. Sin embargo, la conducción de Ternium –como la de Tenaris- se dividirá entre Buenos Aires y Roma.
Techint, matriz de toda la red, informó que Paolo Rocca –su CEO- será asimismo director ejecutivo de las dos sociedades. Ternium procesará anualmente unos doce millones de toneladas de productos en una amplia gama. Días antes de esos anuncios, Siderar terminaba de adquitir el control de Hylsamex, por alrededor de US$ 1.200 millones. El paquete total estaba valuado en unos 2.200 millones.
Como señala la prensa europea, Techint forma parte de un fenómeno identificado como “transnacionalización a la italiana”, que abarca también a Ente nazionale idrocarburi (ENI), Italcementi, Luxottica, Finmeccanica, etc. Dejando de lado domicilios de conveniencia, Paolo y Gianfelice Rocca manejan un holding familiar globalizado.
Históricamente, esta generación desciende del “capitalismo mixto” que, tras las II guerra mundial, sucediera al régimen de la Carta del lavoro (1924). Lo mismo sucedió en Alemania o España , También habría sucedido en Argentina, si no hubiese sido por las inconsistencias del peronismo y sus equipos económicos de escaso vuelo (1946/55). También influyeron herederos que no mantuvieron los cánones de sus padres, como en el caso Siam di Tella.
Ya desde 1996, empezando con Dalmine, los Rocca participaron activamente en numerosas privatizaciones. Hoy encabezan un imperio que factura US$ 6.500 millones anuales y tiene 27.000 empleados alrededor del mundo, que hablan mayormente italiano o castellano. “Nuestro sistema industrial –apunta un diario milanés- tiene la ventaja de dejar coexistir a compañías grandes, medianas y pequeñas con proyección en el exterior”.
Por ejemplo, ENI tiene más de la mitad de sus inversiones fuera de Italia. El grupo ìtalofrancés StMichelettronica tiene 72% y Luxottica llega a 76%. Italcementi –clan Pesenti- acaba de absorber a la egipcia Acec y, con ello, 70% del personal trabaja fuera de Italia. Finmeccanica, la mayor compañía del paìs, invirtió en el exterior durante 2004 el triple de lo colocado en la península. Sólo la banca, trabada por malas conducciones -muy nepotistas varias de ellas-, no se ha sumado a la “nueva generación emprendedores”.