Samsung Electronics, un gigante surcoreano con ambiciones

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En veinte años como director ejecutivo, Jong-yong Yun contribuyó a que los ingresos subieran casi 4.000% y la capitalización bursátil de Samsung se cuadruplicase a US$ 71.800 millones. Casi doce veces las ventas estimadas para este año.

No obstante, su máximo logro fue poner orden tras la crisis regional de 1997/8. Además, no hace mucho debió lidiar con un escándalo generado por maniobras con precios de semiconductores. El año pasado, Yun fijó dos metas para 2010: doblar los ingresos estimados para 2006 y ubicar veinte productos como primeros en participación de sus respectivos segmentos globales. Pero, ¿es posible con descenso de ventas, especialmente en materia de celulares y pantallas de cristal líquido líquido (PCL). En verdad, esos objetivos datan ya de quince meses antes y, desde entonces, ha cambiado el entorno de negocios. En dispositivos manuales, PCL y electrónica de uso final hay una competencia despiadada y la plaza está dura.

Entonces ¿cuál sería el negocio actual más promisorio? “Microprocesadores, sobre todo de memoria. No obstante –señalaba el CEO semanas atrás-, aun las PCL tienen buenas posibilidades. Los televisores se hacen más y más grandes y vemos una amplia transición de versiones con tubos de rayos catódicos (TRC) hacia las que emplean PCL. En dispositivos manuales, vivimos el final de una tecnología, la de segunda generación, y los preludios de la tercera. Por ejemplo, WiBro, una tecnologia de Internet inalámbrica que se desarrolla en Surcorea. En algún momento, obtendremos patentes y nos irá muy bien”. Para 2010, en efecto Samsung espera convertirse en compañía de primera línea mundial.

Por ahora, el grupo se halla bien a la vanguardia en memorias. No obstante, quiere aumentar la ventaja sobre sus competidores y, afirma Yun, “en cuatro años vamos a ser líderes firmes. Con esa idea, damos prioridad a un nuevo negocio, el sistema LSI. Al mismo tiempo, iremos transformando nuestro nicho de memoria en uno dedicado a chips de todo tipo. En PCL somos primeros cuantitativamente, pero debemos incrementar la delantera en términos de participación de mercado y rentabilidad”.

Volviendo a los dispositivos manuales, Samsung es fuerte en los de medio y alto precio. Sin embargo, la firma sigue buscando una estrategia para la gama de bajo precio, pues ahí es donde radican las mejores posibilidades de expansión. En televisores ultrachatos y plásmicos de pantalla líquida, Samsung es número uno y dos. Pero la competencia internacional es enorme y eso incluye a los japoneses.

De un modo u otro, sostiene Yun, ”hemos de contemplar áreas nuevas y una es la de impresoras. Son excelente negocio y su impulso es fuerte. Los usuarios directos son el núcleo del mercado. Existen dos tipos, a chorro de tinta y láser, pero en el primer segmento las patentes existentes bloquean la concurrencia. Por ende, preferimos impresoras láser, incluyendo las de color. Este mercado significa unos US$ 100.000 millones anuales y es, por tanto, muy superior al de memorias. Además, no hay muchos partícipes y, este año, Samsung venderá por US$ 3.000 millones”.

Por el contrario, en teléfonos celulares la compañía busca ahora ubicarse en el segmento más barato. Entonces ¿fue un error dedicarse al sector más caro? “No –replica Yun-, porque el negocio no consiste sólo en hacer dinero y está muy ligado a la imagen, o sea el reconocimiento de marca. Eso no se consigue vía productos de cincuenta dólares”.

En la actualidad, empero, las empresas adoptan dos modelos distintos. Uno reside en ir del segmento bajo al alto, el otro –aplicado por Samsung- va del segmento alto al bajo, aunque sin descuidar las bases del mercado, donde la gama media a alta absorbe 30% y el resto le cabe a la baja. “Gran parte de esta demanda proviene de mercados en desarrollo y muestra crecimiento. Pero ahí –explica el directivo- también nos preocupa la imagen de marca. Por ello, apuntamos al extremo más alto del segmento barato: no ofrecemos celulares de cincuenta dólares, sino de precio cercano al doble”.

Mientras Motorola atraviesa una fase problemática, especialmente para su presidente, Edward Zander, en el sector se achican los márgenes de utilidad. ”En corto plazo, es inevitable esa tendencia, considerando que los segmentos bajos se expanden a mayor ritmo. Por otro lado, otrora –apunta Yun-, las transiciones de una fase tecnológica a otra eran rápidas. En pantallas pasamos velozmente a color, luego a cámaras y finalmente a MP3. Pero la transición a 3D toma mucho más tiempo que el imaginado por todos. No obstante, cuando se acelere y alcance más allá -la ‘generación tres y medio’-, o sea WiBro o similares, estaremos a la vanguardia”.

No obstante, su máximo logro fue poner orden tras la crisis regional de 1997/8. Además, no hace mucho debió lidiar con un escándalo generado por maniobras con precios de semiconductores. El año pasado, Yun fijó dos metas para 2010: doblar los ingresos estimados para 2006 y ubicar veinte productos como primeros en participación de sus respectivos segmentos globales. Pero, ¿es posible con descenso de ventas, especialmente en materia de celulares y pantallas de cristal líquido líquido (PCL). En verdad, esos objetivos datan ya de quince meses antes y, desde entonces, ha cambiado el entorno de negocios. En dispositivos manuales, PCL y electrónica de uso final hay una competencia despiadada y la plaza está dura.

Entonces ¿cuál sería el negocio actual más promisorio? “Microprocesadores, sobre todo de memoria. No obstante –señalaba el CEO semanas atrás-, aun las PCL tienen buenas posibilidades. Los televisores se hacen más y más grandes y vemos una amplia transición de versiones con tubos de rayos catódicos (TRC) hacia las que emplean PCL. En dispositivos manuales, vivimos el final de una tecnología, la de segunda generación, y los preludios de la tercera. Por ejemplo, WiBro, una tecnologia de Internet inalámbrica que se desarrolla en Surcorea. En algún momento, obtendremos patentes y nos irá muy bien”. Para 2010, en efecto Samsung espera convertirse en compañía de primera línea mundial.

Por ahora, el grupo se halla bien a la vanguardia en memorias. No obstante, quiere aumentar la ventaja sobre sus competidores y, afirma Yun, “en cuatro años vamos a ser líderes firmes. Con esa idea, damos prioridad a un nuevo negocio, el sistema LSI. Al mismo tiempo, iremos transformando nuestro nicho de memoria en uno dedicado a chips de todo tipo. En PCL somos primeros cuantitativamente, pero debemos incrementar la delantera en términos de participación de mercado y rentabilidad”.

Volviendo a los dispositivos manuales, Samsung es fuerte en los de medio y alto precio. Sin embargo, la firma sigue buscando una estrategia para la gama de bajo precio, pues ahí es donde radican las mejores posibilidades de expansión. En televisores ultrachatos y plásmicos de pantalla líquida, Samsung es número uno y dos. Pero la competencia internacional es enorme y eso incluye a los japoneses.

De un modo u otro, sostiene Yun, ”hemos de contemplar áreas nuevas y una es la de impresoras. Son excelente negocio y su impulso es fuerte. Los usuarios directos son el núcleo del mercado. Existen dos tipos, a chorro de tinta y láser, pero en el primer segmento las patentes existentes bloquean la concurrencia. Por ende, preferimos impresoras láser, incluyendo las de color. Este mercado significa unos US$ 100.000 millones anuales y es, por tanto, muy superior al de memorias. Además, no hay muchos partícipes y, este año, Samsung venderá por US$ 3.000 millones”.

Por el contrario, en teléfonos celulares la compañía busca ahora ubicarse en el segmento más barato. Entonces ¿fue un error dedicarse al sector más caro? “No –replica Yun-, porque el negocio no consiste sólo en hacer dinero y está muy ligado a la imagen, o sea el reconocimiento de marca. Eso no se consigue vía productos de cincuenta dólares”.

En la actualidad, empero, las empresas adoptan dos modelos distintos. Uno reside en ir del segmento bajo al alto, el otro –aplicado por Samsung- va del segmento alto al bajo, aunque sin descuidar las bases del mercado, donde la gama media a alta absorbe 30% y el resto le cabe a la baja. “Gran parte de esta demanda proviene de mercados en desarrollo y muestra crecimiento. Pero ahí –explica el directivo- también nos preocupa la imagen de marca. Por ello, apuntamos al extremo más alto del segmento barato: no ofrecemos celulares de cincuenta dólares, sino de precio cercano al doble”.

Mientras Motorola atraviesa una fase problemática, especialmente para su presidente, Edward Zander, en el sector se achican los márgenes de utilidad. ”En corto plazo, es inevitable esa tendencia, considerando que los segmentos bajos se expanden a mayor ritmo. Por otro lado, otrora –apunta Yun-, las transiciones de una fase tecnológica a otra eran rápidas. En pantallas pasamos velozmente a color, luego a cámaras y finalmente a MP3. Pero la transición a 3D toma mucho más tiempo que el imaginado por todos. No obstante, cuando se acelere y alcance más allá -la ‘generación tres y medio’-, o sea WiBro o similares, estaremos a la vanguardia”.

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