jueves, 26 de diciembre de 2024

Carlos Slim Helú usa huecos legales para expandirse en Brasil

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Su imperio de comunicaciones ha convertido a este mexicano en el hombre más rico del mundo (supera a Rupert Murdoch o Silvio Berlusconi). Ahora, va en pos de Brasil aprovechando vacíos reglamentarios. Obviamente, apunta a toda Latinoamérica.

Para empezar, Slim Helú controla un virtual monopolio telefónico en México y Telmex ya es fuerte en varios países de la región. Luego de invertir US$ 2.760 millones en tres años, el grupo le arrebata clientes a Telefônica SA, dominante en el área de San Pablo.

¿Cómo lo hace? Simple: ofreciendo algo que los paulistas aún no tenían, el triplete (“triple play”) telefonía, Internet y televisión en la misma red. Justo a medida del mercado más dinámico de Sudamérica. “Slim vio la oportunidad y se le echó encima. Telefônica llegó tarde y su oferta competidora no está a la altura de Telmex. Eso puede repetirse en Argentina y otros vecinos”, señala un experto de la fundación Getúlio Vargas.

Lo que menos precisaba Telefônica era otro semimonopolio en el quinto país del mundo por superficie y población. Hacia 2008, este mercado podría reportarle a Telmex 26% de sus ingresos totales, contra 19% en 2006, según calcula BBVA Bancomer, México.

El sistema de Slim Helú era sencillo: comprar barato telefónicas de larga distancia en quiebra y participaciones en el mayor proveedor de cable. En este momento, las utilidades de la filial brasileña crecen al doble que las de su controlante en México. Con tres años de operaciones, las ventas alcanzaban US$ 1.440 millones en el segundo trimestre de 2007.

“El triplete será un arma decisiva en América latina. Con el producto bruto interno brasileño nuevamente superior al azteca, el potencial expansivo es grande”, sostiene la firma bursátil Actinver SA (Mexico DF), que tiene US$ 270 millones en papeles de Telmex.

El grupo opera 90% de los veinte millones de líneas fijas en su país, por lo cual las autoridades reguladoras no le permitirán ofrecer TV hasta que ponga su red a disposición de telefónicas menores. No obstante, el negocio de éstas viene perdiendo ingresos desde 2002.

Por cierto, Telmex necesita diversificar mercados y no puede detenerse. Parecida a la mexicana, la legislación brasileña veda a las telefónicas fijas ofrecer TV rentada en sus redes. Telefônica –segunda compañía en el país- no puede imitar el sistema de Slim. La clave es, naturalmente, banda ancha. La contraclave es que Brasil y México son sociedades donde persisten altos grados de pobreza y, por tanto, la demanda potencial de servicios avanzados por habitante es muy inferior a la de Argentina, cuya población (40 millones) sigue lejos –felizmente- de Brasil (200 millones) y México (130 millones).

Para empezar, Slim Helú controla un virtual monopolio telefónico en México y Telmex ya es fuerte en varios países de la región. Luego de invertir US$ 2.760 millones en tres años, el grupo le arrebata clientes a Telefônica SA, dominante en el área de San Pablo.

¿Cómo lo hace? Simple: ofreciendo algo que los paulistas aún no tenían, el triplete (“triple play”) telefonía, Internet y televisión en la misma red. Justo a medida del mercado más dinámico de Sudamérica. “Slim vio la oportunidad y se le echó encima. Telefônica llegó tarde y su oferta competidora no está a la altura de Telmex. Eso puede repetirse en Argentina y otros vecinos”, señala un experto de la fundación Getúlio Vargas.

Lo que menos precisaba Telefônica era otro semimonopolio en el quinto país del mundo por superficie y población. Hacia 2008, este mercado podría reportarle a Telmex 26% de sus ingresos totales, contra 19% en 2006, según calcula BBVA Bancomer, México.

El sistema de Slim Helú era sencillo: comprar barato telefónicas de larga distancia en quiebra y participaciones en el mayor proveedor de cable. En este momento, las utilidades de la filial brasileña crecen al doble que las de su controlante en México. Con tres años de operaciones, las ventas alcanzaban US$ 1.440 millones en el segundo trimestre de 2007.

“El triplete será un arma decisiva en América latina. Con el producto bruto interno brasileño nuevamente superior al azteca, el potencial expansivo es grande”, sostiene la firma bursátil Actinver SA (Mexico DF), que tiene US$ 270 millones en papeles de Telmex.

El grupo opera 90% de los veinte millones de líneas fijas en su país, por lo cual las autoridades reguladoras no le permitirán ofrecer TV hasta que ponga su red a disposición de telefónicas menores. No obstante, el negocio de éstas viene perdiendo ingresos desde 2002.

Por cierto, Telmex necesita diversificar mercados y no puede detenerse. Parecida a la mexicana, la legislación brasileña veda a las telefónicas fijas ofrecer TV rentada en sus redes. Telefônica –segunda compañía en el país- no puede imitar el sistema de Slim. La clave es, naturalmente, banda ancha. La contraclave es que Brasil y México son sociedades donde persisten altos grados de pobreza y, por tanto, la demanda potencial de servicios avanzados por habitante es muy inferior a la de Argentina, cuya población (40 millones) sigue lejos –felizmente- de Brasil (200 millones) y México (130 millones).

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