En una carta difundida el domingo por la noche (¿por qué este lunes, antes de abrir el mercado? ¿será que Microsoft espera respuesta antes de las once a.m.?), Ballmer abrió paso a “una propuesta alternativa”. Pero ya no es aquella oferta por US$ 47.500 millones.
En su momento, Yang y su hombre en el directorio, Roy Bostock, rechazaron esa opción por estimarla baja (pretendían US$ 53.250 millones). Más tarde, Icahn –accionista minoritario pero relevaente- exigió aceptar la oferta de Microsoft, so pena de un “golpe de estado” para copar la junta con enemigos de la conducción actual.
De hecho, Icahn oficializó el sábado la lista de diez candidatos propios, encabezada por John Paulson, dueño del fondo homónimo y también accionista. La reacción de Ballmer ha sido veloz, astuta y se explica en virtud de la lucha interna, que empezaba a disgustar a analistas, operadores e intermediarios.
La compañía de William Gates “no tiene intenciones de reiterar la última puesta, ya retirada, ni presentar otra por toda la empresa. En cambio –revela Ballmer-, se reserva el derecho de reconsiderar otras posibilidades”. En otras palabras, tratará “con la compañía o son accionistas por separado”.
Pero la misiva parece excluir una fusión lisa y llana. Por el contrario, el lenguaje críptico no excluye que Microsoft le ofrezca a Yang una alianza similar a la ensayada por ésta y Google en abril, basada en correr avisos de Yahoo en el megabuscador. Si fuera así, Ballmer estaría aprovechando el hiato es las negociaciones Bostock-Eric Schmidt (Google).
En una carta difundida el domingo por la noche (¿por qué este lunes, antes de abrir el mercado? ¿será que Microsoft espera respuesta antes de las once a.m.?), Ballmer abrió paso a “una propuesta alternativa”. Pero ya no es aquella oferta por US$ 47.500 millones.
En su momento, Yang y su hombre en el directorio, Roy Bostock, rechazaron esa opción por estimarla baja (pretendían US$ 53.250 millones). Más tarde, Icahn –accionista minoritario pero relevaente- exigió aceptar la oferta de Microsoft, so pena de un “golpe de estado” para copar la junta con enemigos de la conducción actual.
De hecho, Icahn oficializó el sábado la lista de diez candidatos propios, encabezada por John Paulson, dueño del fondo homónimo y también accionista. La reacción de Ballmer ha sido veloz, astuta y se explica en virtud de la lucha interna, que empezaba a disgustar a analistas, operadores e intermediarios.
La compañía de William Gates “no tiene intenciones de reiterar la última puesta, ya retirada, ni presentar otra por toda la empresa. En cambio –revela Ballmer-, se reserva el derecho de reconsiderar otras posibilidades”. En otras palabras, tratará “con la compañía o son accionistas por separado”.
Pero la misiva parece excluir una fusión lisa y llana. Por el contrario, el lenguaje críptico no excluye que Microsoft le ofrezca a Yang una alianza similar a la ensayada por ésta y Google en abril, basada en correr avisos de Yahoo en el megabuscador. Si fuera así, Ballmer estaría aprovechando el hiato es las negociaciones Bostock-Eric Schmidt (Google).