La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) continuó ayer sus ataques contra Yugoslavia centrándose en varias plantas de energía eléctrica, mientras aumentaban las evidencias de que los serbios han montado una nueva ofensiva contra los albano-kosovares que todavía quedan en Kosovo. Unos 7.000 refugiados arribaron ayer a Macedonia, luego de que en el fin de semana escapó de la conflictiva provincia serbia un total de 15.000 albano-kosovares. En Albania, más de 1.000 personas ingresaron ayer. Autoridades del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señalaron que las cifras son una clara evidencia de los esfuerzos serbios para completar el vaciamiento de albano-kosovares de la provincia, en especial de su capital, Pristina. “Podría considerarse la ofensiva final. No sabemos cuánta gente queda en Kosovo, pero hemos visto un influjo masivo”, dijo Astrid van Genderen Stort, vocero del Acnur. Mientras tanto, en Belgrado se admitió oficialmente que sólo queda un 8 por ciento de sus reservas de agua. Es porque los ataques de la OTAN destruyeron varias usinas eléctricas. Se teme un drama sanitario.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) continuó ayer sus ataques contra Yugoslavia centrándose en varias plantas de energía eléctrica, mientras aumentaban las evidencias de que los serbios han montado una nueva ofensiva contra los albano-kosovares que todavía quedan en Kosovo. Unos 7.000 refugiados arribaron ayer a Macedonia, luego de que en el fin de semana escapó de la conflictiva provincia serbia un total de 15.000 albano-kosovares. En Albania, más de 1.000 personas ingresaron ayer. Autoridades del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) señalaron que las cifras son una clara evidencia de los esfuerzos serbios para completar el vaciamiento de albano-kosovares de la provincia, en especial de su capital, Pristina. “Podría considerarse la ofensiva final. No sabemos cuánta gente queda en Kosovo, pero hemos visto un influjo masivo”, dijo Astrid van Genderen Stort, vocero del Acnur. Mientras tanto, en Belgrado se admitió oficialmente que sólo queda un 8 por ciento de sus reservas de agua. Es porque los ataques de la OTAN destruyeron varias usinas eléctricas. Se teme un drama sanitario.