Quebrando una rivalidad heredada de dos imperios de otro siglo –el británico, el manchú-, este fin de semana se despliegan “grupo especiales”. O sea, una selección efectuada entre 1.600.000 chinos y 1.100,000 indios a lo largo de los 3.500 kilómetros más abruptos del mundo. Junto a ellos. Beijing envía parte de sus 6.500 blindados, 11.000 piezas de artillería y 2.350 aviones, en tanto Delhi moviliza parte de sus 3.800 blindados, 4.500 cañones y 780 aviones.
Pakistán, en plena crisis política, y su reticente aliados, EE.UU., observa inquietos. Tienen motivos: el extremo occidental de las maniobras pasa por el norte de Cachemira y la parte de Ladaj ocupada por Beijing en 1962. Rumbo al este, tocan Nepal, Sikkim y Bhután (tres estados tapones consolidados por Londres a fin del siglo XIX), para alcanzar la provincia de Arunachal. Vale decir, la antigua zona noreste, donde convergen China, India y Birmania (ocupada por los ingleses hasta 1960).
Las operaciones duran hasta el jueves 27 y su nombre de código es “una mano en otra mano”. Pero algunos problemas siguen pendientes de solución. En esencia, los 125.000 km2 de Ladaj (Cachemira nororiental), ocupados hace 45 años por Beijing, el principado de Sikkim y la provincia de Arunachal. Ambos territorios son reivindicados por China, aunque no desde la constitución del estado indio (1947), sino desde su anexión por los británcios (1875).
Ahora bien ¿por qué las maniobras precisamente en este momento? Simple: Beijing busca neutralizar el reacercamiento entre Delhi y Washington, dictado por los crecientes problemas en Pakistán, “aliado estatratégico” de EE.UU.. Por lo mismo, los chinos negocian acuerdos políticos y militares con Islamabad. Todo remite, finalmente, a Afganistán y al fracaso de la coalición occidental en su guerra con la alianza talibán-al Qa’eda.
Quebrando una rivalidad heredada de dos imperios de otro siglo –el británico, el manchú-, este fin de semana se despliegan “grupo especiales”. O sea, una selección efectuada entre 1.600.000 chinos y 1.100,000 indios a lo largo de los 3.500 kilómetros más abruptos del mundo. Junto a ellos. Beijing envía parte de sus 6.500 blindados, 11.000 piezas de artillería y 2.350 aviones, en tanto Delhi moviliza parte de sus 3.800 blindados, 4.500 cañones y 780 aviones.
Pakistán, en plena crisis política, y su reticente aliados, EE.UU., observa inquietos. Tienen motivos: el extremo occidental de las maniobras pasa por el norte de Cachemira y la parte de Ladaj ocupada por Beijing en 1962. Rumbo al este, tocan Nepal, Sikkim y Bhután (tres estados tapones consolidados por Londres a fin del siglo XIX), para alcanzar la provincia de Arunachal. Vale decir, la antigua zona noreste, donde convergen China, India y Birmania (ocupada por los ingleses hasta 1960).
Las operaciones duran hasta el jueves 27 y su nombre de código es “una mano en otra mano”. Pero algunos problemas siguen pendientes de solución. En esencia, los 125.000 km2 de Ladaj (Cachemira nororiental), ocupados hace 45 años por Beijing, el principado de Sikkim y la provincia de Arunachal. Ambos territorios son reivindicados por China, aunque no desde la constitución del estado indio (1947), sino desde su anexión por los británcios (1875).
Ahora bien ¿por qué las maniobras precisamente en este momento? Simple: Beijing busca neutralizar el reacercamiento entre Delhi y Washington, dictado por los crecientes problemas en Pakistán, “aliado estatratégico” de EE.UU.. Por lo mismo, los chinos negocian acuerdos políticos y militares con Islamabad. Todo remite, finalmente, a Afganistán y al fracaso de la coalición occidental en su guerra con la alianza talibán-al Qa’eda.