El futuro de los viajes aéreos

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En menos de dos años, los aviones de Lufthansa tendrán acceso a Internet. Los pasajeros podrán enviar e-mails y elegir entre 400 programas de televisión en directo.

Lufthansa acaba de aprobar la iniciativa de equipar sus aviones con acceso a Internet y en no más de dos años sus pasajeros podrán enviar e-mails desde sus asientos, así como elegir entre 400 programas de televisión en directo.

El anuncio fue hecho por Jürgen Weber, chairman y director ejecutivo de la empresa, en la reciente reunión de la comisión directiva de Star Alliance, la alianza de líneas aéreas integrada por 15 compañías.

“El siglo XXI es el siglo de las redes, y los integrantes de la Star Alliance aprovecharán las ventajas de las comunicaciones electrónicas para ofrecer conectividad a sus pasajeros”, dijo Weber.

El directivo agregó: “e-business llega para revolucionar la forma de concebir una empresa comercial. Más que nunca el cliente se ubica en el centro del escenario”.

“De ahora en más, los negocios se definen en términos de las necesidades de los clientes y no según las limitaciones de las propias capacidades de producción”, subrayó.

“Por eso es que ponemos todo nuestro esfuerzo en crear redes sin costuras, en aumentar la comodidad en los viajes y en mantener bajos los costos de producción para seguir siendo competitivos”, explicó.

Según Weber, “la competencia será cada vez más dura y los precios de los pasajes seguirán tan atractivos para el consumidor como hasta ahora, a menos que los organismos reguladores se propongan desalentar artificialmente los viajes aéreos y el transporte aéreo”.

“Si eso ocurriera, sería tremendamente contraproducente para los puestos de trabajo y la riqueza nacional que genera esta alianza de aerolíneas”, advirtió.

Weber consideró que la llamada nueva economía “es global y necesita conexiones globales” y que “la Internet y el avión se han convertido ya en inseparables compañeros del siglo XXI, como fueron el teléfono y el auto durante el siglo XX, o la carta y la diligencia durante el XIX”.

Y concluyó: “La economía mundial globalizada circula por las rutas como la sangre por las venas. Creemos que nuestro primer objetivo es asegurar esa movilidad, y para eso es preciso colaborar con socios, con sectores políticos y con el público en general”.

Lufthansa acaba de aprobar la iniciativa de equipar sus aviones con acceso a Internet y en no más de dos años sus pasajeros podrán enviar e-mails desde sus asientos, así como elegir entre 400 programas de televisión en directo.

El anuncio fue hecho por Jürgen Weber, chairman y director ejecutivo de la empresa, en la reciente reunión de la comisión directiva de Star Alliance, la alianza de líneas aéreas integrada por 15 compañías.

“El siglo XXI es el siglo de las redes, y los integrantes de la Star Alliance aprovecharán las ventajas de las comunicaciones electrónicas para ofrecer conectividad a sus pasajeros”, dijo Weber.

El directivo agregó: “e-business llega para revolucionar la forma de concebir una empresa comercial. Más que nunca el cliente se ubica en el centro del escenario”.

“De ahora en más, los negocios se definen en términos de las necesidades de los clientes y no según las limitaciones de las propias capacidades de producción”, subrayó.

“Por eso es que ponemos todo nuestro esfuerzo en crear redes sin costuras, en aumentar la comodidad en los viajes y en mantener bajos los costos de producción para seguir siendo competitivos”, explicó.

Según Weber, “la competencia será cada vez más dura y los precios de los pasajes seguirán tan atractivos para el consumidor como hasta ahora, a menos que los organismos reguladores se propongan desalentar artificialmente los viajes aéreos y el transporte aéreo”.

“Si eso ocurriera, sería tremendamente contraproducente para los puestos de trabajo y la riqueza nacional que genera esta alianza de aerolíneas”, advirtió.

Weber consideró que la llamada nueva economía “es global y necesita conexiones globales” y que “la Internet y el avión se han convertido ya en inseparables compañeros del siglo XXI, como fueron el teléfono y el auto durante el siglo XX, o la carta y la diligencia durante el XIX”.

Y concluyó: “La economía mundial globalizada circula por las rutas como la sangre por las venas. Creemos que nuestro primer objetivo es asegurar esa movilidad, y para eso es preciso colaborar con socios, con sectores políticos y con el público en general”.

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