PC + fibra óptica van de la mano hacia una nueva era de computación

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Los millones de miles de cables de fibra óptica van entretejiendo software que vive en la Internet y mueven datos a la velocidad de la luz en un solo entramado global. Hoy la PC forma parte de esa red.

Junto con los implacables avances técnicos, una de las grandes fuerzas detrás de este cambio han sido los miles de millones invertidos por las compañías de telecomunicaciones en líneas de fibra óptica. Ese gasto llevó a muchas a la quiebra, pero ayudó a reducir el costo de transmitir información.

Durante varias décadas las velocidades de las redes computacionales iban a la zaga de la aceleración de la velocidad de los chips microprocesadores. Hoy la relación se invirtió, y el rápido aumento de las velocidades de transmisión está comenzando a tener un impacto revolucionario en la forma en que se usan las computadoras y en lo que pueden hacer.

Cuando antes aplicaciones de software como World de Microsoft o el AutoCAD de Autodesk eran monolitos independientes que funcionaban solamente en una máquina, las nuevas aplicaciones distribuidas ahora son muy adaptables. Se difunden a todo lo ancho y largo de sistemas de computación para aprovechar más poder de procesamiento, reubicarse y ahorrar energía o usar recursos más eficientemente.

Google es, tal vez, el ejemplo más extremo del futuro de la computación en red. Hoy la compañía es un gran comprador de redes de fibra óptica para interconectar un sistema computarizado que se difunde entre más de 100.000 procesadores en más de una docena de centros de datos por todo el mundo.

Además, para los que navegan diariamente la web, se están construyendo una increíble cantidad de servicios usando software parecido a ladrillitos de Lego. Eso es porque empresas como Google, Yahoo y Microsoft comienzan a hacer componentes de software para combinar o ligar programas que corren en servidores diferentes en diferentes lugares, en nuevas aplicaciones distribuidas sobre computadoras múltiples y casi siempre gratuitas.

Ahora es posible conectar computadoras en lados opuestos del mundo con una fibra óptica capaz de transportar 10.000 millones de bits de información por segundo. El negocio creó el término “lambdas” para referirse a circuitos ópticos que llevan datos; son esas superautopistas de datos que hacen posible crear una nueva clase de supercomputadoras que ni tienen fronteras geográficas.

Tales computadoras virtuales se pueden crear hoy porque las nuevas redes ópticas tienen demoras de sólo el tiempo que toma la velocidad de la luz en viajar de un punto a otro. Se presentan, entonces, como un puente hacia una nueva era de computación.

Ya ha habido demostraciones de poder de las redes: se usaron redes capaces de transportar más de 1.000 millones de bits de información por segundo para llevar una video conferencia de súper alta definición a 9.000 kilómetros de distancia, desde La Jolla hasta Tokio; la imagen iba acompañada de una corriente separada de sonido digital de alta fidelidad producido por músicos desde LucasArts en California del Norte.

También se han hecho las primeras demostraciones de una nueva generación de poder de supercomputación, hecho posible por nuevas redes ópticas como la Global Lambda Integrated Facility, la National Lambda Rail y Teragrid. Esas redes no sólo permiten aprovechar el poder de múltiples supercomputadoras sino que además permiten a los científicos crear una nueva clase de instrumentos, en los que enormes volúmenes de datos científicos se ponen fácilmente al alcance de los investigadores de cualquier parte del mundo.

Aunque es evidente que está surgiendo una nueva era de la computación, no hay consenso sobre el nombre, como ocurrió con cada una de las anteriores: mainframe, mini computación o computación personal.

Hasta ahora, la nueva época de la computación ha sido descripta como computación de grilla (grid computing), computación on demand, computación utilitaria, computación planetaria y web 2.0. Aunque con títulos diferentes, todos son esfuerzos por describir una edad que va a romper con las anteriores generaciones de computación. Uno de los científicos que trabajan en esto trató de ser gráfico: “¿Puede usted hacer explotar su computadora y desparramarla por toda la superficie del planeta? Eso es lo que está ocurriendo.”

Junto con los implacables avances técnicos, una de las grandes fuerzas detrás de este cambio han sido los miles de millones invertidos por las compañías de telecomunicaciones en líneas de fibra óptica. Ese gasto llevó a muchas a la quiebra, pero ayudó a reducir el costo de transmitir información.

Durante varias décadas las velocidades de las redes computacionales iban a la zaga de la aceleración de la velocidad de los chips microprocesadores. Hoy la relación se invirtió, y el rápido aumento de las velocidades de transmisión está comenzando a tener un impacto revolucionario en la forma en que se usan las computadoras y en lo que pueden hacer.

Cuando antes aplicaciones de software como World de Microsoft o el AutoCAD de Autodesk eran monolitos independientes que funcionaban solamente en una máquina, las nuevas aplicaciones distribuidas ahora son muy adaptables. Se difunden a todo lo ancho y largo de sistemas de computación para aprovechar más poder de procesamiento, reubicarse y ahorrar energía o usar recursos más eficientemente.

Google es, tal vez, el ejemplo más extremo del futuro de la computación en red. Hoy la compañía es un gran comprador de redes de fibra óptica para interconectar un sistema computarizado que se difunde entre más de 100.000 procesadores en más de una docena de centros de datos por todo el mundo.

Además, para los que navegan diariamente la web, se están construyendo una increíble cantidad de servicios usando software parecido a ladrillitos de Lego. Eso es porque empresas como Google, Yahoo y Microsoft comienzan a hacer componentes de software para combinar o ligar programas que corren en servidores diferentes en diferentes lugares, en nuevas aplicaciones distribuidas sobre computadoras múltiples y casi siempre gratuitas.

Ahora es posible conectar computadoras en lados opuestos del mundo con una fibra óptica capaz de transportar 10.000 millones de bits de información por segundo. El negocio creó el término “lambdas” para referirse a circuitos ópticos que llevan datos; son esas superautopistas de datos que hacen posible crear una nueva clase de supercomputadoras que ni tienen fronteras geográficas.

Tales computadoras virtuales se pueden crear hoy porque las nuevas redes ópticas tienen demoras de sólo el tiempo que toma la velocidad de la luz en viajar de un punto a otro. Se presentan, entonces, como un puente hacia una nueva era de computación.

Ya ha habido demostraciones de poder de las redes: se usaron redes capaces de transportar más de 1.000 millones de bits de información por segundo para llevar una video conferencia de súper alta definición a 9.000 kilómetros de distancia, desde La Jolla hasta Tokio; la imagen iba acompañada de una corriente separada de sonido digital de alta fidelidad producido por músicos desde LucasArts en California del Norte.

También se han hecho las primeras demostraciones de una nueva generación de poder de supercomputación, hecho posible por nuevas redes ópticas como la Global Lambda Integrated Facility, la National Lambda Rail y Teragrid. Esas redes no sólo permiten aprovechar el poder de múltiples supercomputadoras sino que además permiten a los científicos crear una nueva clase de instrumentos, en los que enormes volúmenes de datos científicos se ponen fácilmente al alcance de los investigadores de cualquier parte del mundo.

Aunque es evidente que está surgiendo una nueva era de la computación, no hay consenso sobre el nombre, como ocurrió con cada una de las anteriores: mainframe, mini computación o computación personal.

Hasta ahora, la nueva época de la computación ha sido descripta como computación de grilla (grid computing), computación on demand, computación utilitaria, computación planetaria y web 2.0. Aunque con títulos diferentes, todos son esfuerzos por describir una edad que va a romper con las anteriores generaciones de computación. Uno de los científicos que trabajan en esto trató de ser gráfico: “¿Puede usted hacer explotar su computadora y desparramarla por toda la superficie del planeta? Eso es lo que está ocurriendo.”

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