En realidad, hoy los aumentos del maíz (hasta cierto punto, también del sorgo) se originan en la demanda de etanol como combustible no fósil y mucho menos contaminante. Brasil hizo punta en la materia, pero ahora el centro de las preocupaciones es Estados Unidos.
Como ocurre en todo mercado, hay quienes prosperan gracias a la tendencia y quienes pierden. En el primer campo aparecen la codiciosa semillera mundial Monsanto, Mosaic (fertilizantes a veces peligrosos) o John Deere, maquinaría agrícola y sus competidores globales. Los perjudicados por el fenómeno incluyen Coca-Cola, PepsiCo –bebidas sin alcohol-, HJ Heinz (salsas), Tyson Foods (carnes rojas y blancas) y ADM, o sea etanol.
En el curso de 2006, los precios en Chicago del maíz a treinta días fueron subiendo de US$ 0,065 a 0,130 el metro cúbico (4,12 el bushel). O sea, el doble. Al pasar la barrera de 0,125 el m3, los valores llegan a niveles raramente obtenidos en la historia, tomando dólares nominales. Nadie duda de que la demanda por biocombustibles sea la clave de este alza tan acentuada como prolongada.
Obviamente, este cambio de mercados tiene efectos inquietantes para la economía agrícola de Estados Unidos y la Unión Europea. Uno de los principales, silenciado por razone políticas, hace a los escandalosos subsidios pagados por EE.UU., la UE y Japón a sus sectores rurales. Supuestamente, para compensar la “competencia desleal” de los países en desarrollo y sus precios bajos. Pero, al menos en los casos de Brasil y Argentina, la demanda de maíz y sorgo para destilar etanol también empieza a hacerse sentir en los precios del insumo.
En la América anglosajona, por otra parte, un creciente grupo de cultivadores está pasándose al maíz o ampliando superficies existentes. Eso los lleva a comprar más maquinaria, semillas tratadas y fertilizantes. Por el contrario, quien emplean el maíz para alimentos (humanos, veterinarios), aceites, bebidas y golosinas se ven perjudicados por el alto precio del insumo.
Los productores de etanol tienen sus propios problemas, al menos en EE.UU. y Canadá. Empresas como Archer Daniel Midland, que fabrica alimentos criticados por el movimiento pro comida orgánica, afrontan un dilema: sube el maíz y bajan los crudos. Esto hace que el etanol sea compartivamente menos atractivo.
Justamente el alza del maíz hizo que, esta semana, Union des Banques Suisses rebajase proyecciones de utilidades para firmas especializadas en etanol. Entre ellas, VerSun Energy y Avetine Renewable Fuels. Mientras tanto, Ciitigroup elevaba de medio a alto el perfil de riesgo para ADM. Pero, sospechan algunos analistas independientes, hay un matiz: esas bancas tienen fuertes nexos con el negocio petrolero, hostil al etanol.
Pese a todo, los productores del combustible limpio continúan siendo rentables en EE.UU. AgResource, consultoría de investigación sectorial, estima que el m3 de maíz puede alcanzar US$ 0,15, o sea 16,6% sobre el precio al viernes último. No obstante, los valores del etanol debieran ceder de los actuales 50 centavos el litro a 41; o sea, 18%..
Existe otro sector molesto por al auge del etanol, la ganadería, que absorbe 60% del maíz producido en América septentrional. En el caso de los cerdos, el costo de engorde aumentó 25% en 2006. Hace pocos días, Richard Bond (Tyson) advirtió que el alza de maíz llevará a incrementar los precios de carnes en supermercados.
En realidad, hoy los aumentos del maíz (hasta cierto punto, también del sorgo) se originan en la demanda de etanol como combustible no fósil y mucho menos contaminante. Brasil hizo punta en la materia, pero ahora el centro de las preocupaciones es Estados Unidos.
Como ocurre en todo mercado, hay quienes prosperan gracias a la tendencia y quienes pierden. En el primer campo aparecen la codiciosa semillera mundial Monsanto, Mosaic (fertilizantes a veces peligrosos) o John Deere, maquinaría agrícola y sus competidores globales. Los perjudicados por el fenómeno incluyen Coca-Cola, PepsiCo –bebidas sin alcohol-, HJ Heinz (salsas), Tyson Foods (carnes rojas y blancas) y ADM, o sea etanol.
En el curso de 2006, los precios en Chicago del maíz a treinta días fueron subiendo de US$ 0,065 a 0,130 el metro cúbico (4,12 el bushel). O sea, el doble. Al pasar la barrera de 0,125 el m3, los valores llegan a niveles raramente obtenidos en la historia, tomando dólares nominales. Nadie duda de que la demanda por biocombustibles sea la clave de este alza tan acentuada como prolongada.
Obviamente, este cambio de mercados tiene efectos inquietantes para la economía agrícola de Estados Unidos y la Unión Europea. Uno de los principales, silenciado por razone políticas, hace a los escandalosos subsidios pagados por EE.UU., la UE y Japón a sus sectores rurales. Supuestamente, para compensar la “competencia desleal” de los países en desarrollo y sus precios bajos. Pero, al menos en los casos de Brasil y Argentina, la demanda de maíz y sorgo para destilar etanol también empieza a hacerse sentir en los precios del insumo.
En la América anglosajona, por otra parte, un creciente grupo de cultivadores está pasándose al maíz o ampliando superficies existentes. Eso los lleva a comprar más maquinaria, semillas tratadas y fertilizantes. Por el contrario, quien emplean el maíz para alimentos (humanos, veterinarios), aceites, bebidas y golosinas se ven perjudicados por el alto precio del insumo.
Los productores de etanol tienen sus propios problemas, al menos en EE.UU. y Canadá. Empresas como Archer Daniel Midland, que fabrica alimentos criticados por el movimiento pro comida orgánica, afrontan un dilema: sube el maíz y bajan los crudos. Esto hace que el etanol sea compartivamente menos atractivo.
Justamente el alza del maíz hizo que, esta semana, Union des Banques Suisses rebajase proyecciones de utilidades para firmas especializadas en etanol. Entre ellas, VerSun Energy y Avetine Renewable Fuels. Mientras tanto, Ciitigroup elevaba de medio a alto el perfil de riesgo para ADM. Pero, sospechan algunos analistas independientes, hay un matiz: esas bancas tienen fuertes nexos con el negocio petrolero, hostil al etanol.
Pese a todo, los productores del combustible limpio continúan siendo rentables en EE.UU. AgResource, consultoría de investigación sectorial, estima que el m3 de maíz puede alcanzar US$ 0,15, o sea 16,6% sobre el precio al viernes último. No obstante, los valores del etanol debieran ceder de los actuales 50 centavos el litro a 41; o sea, 18%..
Existe otro sector molesto por al auge del etanol, la ganadería, que absorbe 60% del maíz producido en América septentrional. En el caso de los cerdos, el costo de engorde aumentó 25% en 2006. Hace pocos días, Richard Bond (Tyson) advirtió que el alza de maíz llevará a incrementar los precios de carnes en supermercados.