Tecnología: Apple incursiona en el negocio telefónico

Como cualquier hada madrina, cuando Steve Jobs ve algo feo o poco elegante, apela a la varita de Apple. Acaba de ocurrir con el prosaico celular, transfigurado vía iPod en iPhone. Pero no todo es oro lo que brilla.

26 enero, 2007

Por ahora, iPhone está en una fase avanzada de prototipo, puesto a disposición de especialistas en el sector. La primera versión comercial recién llegará al público norteamericano en junio. La Unión Europea y Asia oriental deberán aguardar hasta después de octubre. Asia meridional y los países más prósperos de Latinoamérica lo verán en 2008.

Pero algo ya está claro: la marca iPhone –sostiene varios expertos- puede ser contraproducente para Apple. ¿Por qué? Porque este dispositivo tiene tantas funciones que la de celular parece la menos atractiva, al menos para el tipo de usuario que se muere por juguetitos complejos. Además, existen varios inconvenientes para el uso.

Como lo subrayaba el propio Jobs, iPhone reúne básicamente tres productos en uno: teléfono, iPod de pantallita más grande y un comunicador por Internet. Basta un toque para activar esta función. Eso explica precios de US$ 500, para la versión que almacena cuatro gigabytes , o 600 para la de ocho.

Naturalmente, como podía esperarse de Apple, el diseño es espectacular. Un anverso negro brillante en un marco de acero inoxidable espejado. Es reverso es de aluminio texturizado, interrumpido apenas por la lente de una cámara (dos megapíxeles). El aparato es poco más alto y ancho que un “palm” pero mucho menos espeso: 11,4 x 6,1 x 1,17 centímetros,

No hay casi botones. El anverso está dominado por una pantalla de toque (320 y 489 píxeles) operable con un solo dedo. Los únicos botones son para volumen de sonido, timbre de llamada (sí/no), sleep/wake, y bajo la pantallita, “home”.

Como en todo iPod, recorrer listas de temas y grabaciones es trabajoso, pero no hay “scroll wheel”. En su lugar, el dedo roza el cristal, que emite nombres a la velocidad del usuario, para luego ir deteniéndose casi por inercia. El efecto es tan sensacional como práctico, afirman los expertos más jóvenes.

El mismo sistema permnite ver fotos o cubiertas de álbumes, como si fuese una batea tridimensional. El conjunto de imágenes, música, direcciones, “podcasts”, etcétera, se sincroniza al iPhone via iTunes de Apple, función instalada en el dispositivo.

Seleccionar y ver películas es particularmente satisfactorio –para quienes gusten de microimágenes-, en parte por una pantalla más amplia (8,9 cm) y nítida (406 pìxelees por cm) que la de iPod. El iPhone entra en Internet por dos caminos en EE.UU.: Wi.fi, si existe un “hot spot” inalámbrico próximo, o mediante la red Edge de Cingular (demasiado lenta).

En efecto, ahí surge un inconveniente serio: el transportador norteamericano exclusivo será Cingular y el dispositivo no viene preparado para otros servicios. No obstante, siendo un teléfono GSM de cuatro bandas, operarà fuera de EE.UU. (pero éste es su mercado natural).

El iPhone permite conversaciones de texto que aparecen como un “chat” en serie. Como cualquier teléfono inteligente, descarga e-mails de cuentas comunes y en intervalos regulares. De hecho, Yahoo ofrecerá mensajes al toque gratis en tiempo real, igual que un Blackberry empresario.

A falta de teclas alfabéticas, hay teclas virtuales en pantalla. Pero son chicas, no se sienten al tacto y tornan el tipeo en ímproba tarea. Especialmente para dedos gruesos. Esto demuestra que el iPhone es más apto para el entretenimiento que para el trabajo.

Tal vez por eso, recorrer la web será casi magia pura. Aparecerá una página entera en la pantallita -aunque el cuerpo sea minúsculo-, capaz de aumentarse por segmentos. Como ocurre con el cursor, el dedo podrá pasear en cualquier dirección. Habrá una alternativa diseñada por Apple y llamada “multitouch”. Juntando pulgar e índice o manteniéndolos separados sobre la pantalla, ésta se estira o reduce en tiempo real, como si fuese látex.

Por supuesto, el iPhone no es para cualquiera. Para empezar, el precio y la exclusividad con Cingular son dos inconvenientes. El dispositivo no puede abrir documentos de Microsoft, si bien Jobs señala que puede hacerlo con PDF. Por otra parte, cabe preguntarse por que el iPhone no es un celular de III generación, capaz de mayor velocidad y otras funciones que vayan apareciendo en el mercado durante el resto de la primera década.

Con el software en fase de ensayo, quedan muchas preguntas en el aire.¡Habrà un registro de voz? ¿la cámara grabará videos? ¿podrán usarse Skype para hacer llamadas gratis por Internet? ¿durarán las pilas de cinco a dieciséis horas, según las aplicaciones?

Por ahora, iPhone está en una fase avanzada de prototipo, puesto a disposición de especialistas en el sector. La primera versión comercial recién llegará al público norteamericano en junio. La Unión Europea y Asia oriental deberán aguardar hasta después de octubre. Asia meridional y los países más prósperos de Latinoamérica lo verán en 2008.

Pero algo ya está claro: la marca iPhone –sostiene varios expertos- puede ser contraproducente para Apple. ¿Por qué? Porque este dispositivo tiene tantas funciones que la de celular parece la menos atractiva, al menos para el tipo de usuario que se muere por juguetitos complejos. Además, existen varios inconvenientes para el uso.

Como lo subrayaba el propio Jobs, iPhone reúne básicamente tres productos en uno: teléfono, iPod de pantallita más grande y un comunicador por Internet. Basta un toque para activar esta función. Eso explica precios de US$ 500, para la versión que almacena cuatro gigabytes , o 600 para la de ocho.

Naturalmente, como podía esperarse de Apple, el diseño es espectacular. Un anverso negro brillante en un marco de acero inoxidable espejado. Es reverso es de aluminio texturizado, interrumpido apenas por la lente de una cámara (dos megapíxeles). El aparato es poco más alto y ancho que un “palm” pero mucho menos espeso: 11,4 x 6,1 x 1,17 centímetros,

No hay casi botones. El anverso está dominado por una pantalla de toque (320 y 489 píxeles) operable con un solo dedo. Los únicos botones son para volumen de sonido, timbre de llamada (sí/no), sleep/wake, y bajo la pantallita, “home”.

Como en todo iPod, recorrer listas de temas y grabaciones es trabajoso, pero no hay “scroll wheel”. En su lugar, el dedo roza el cristal, que emite nombres a la velocidad del usuario, para luego ir deteniéndose casi por inercia. El efecto es tan sensacional como práctico, afirman los expertos más jóvenes.

El mismo sistema permnite ver fotos o cubiertas de álbumes, como si fuese una batea tridimensional. El conjunto de imágenes, música, direcciones, “podcasts”, etcétera, se sincroniza al iPhone via iTunes de Apple, función instalada en el dispositivo.

Seleccionar y ver películas es particularmente satisfactorio –para quienes gusten de microimágenes-, en parte por una pantalla más amplia (8,9 cm) y nítida (406 pìxelees por cm) que la de iPod. El iPhone entra en Internet por dos caminos en EE.UU.: Wi.fi, si existe un “hot spot” inalámbrico próximo, o mediante la red Edge de Cingular (demasiado lenta).

En efecto, ahí surge un inconveniente serio: el transportador norteamericano exclusivo será Cingular y el dispositivo no viene preparado para otros servicios. No obstante, siendo un teléfono GSM de cuatro bandas, operarà fuera de EE.UU. (pero éste es su mercado natural).

El iPhone permite conversaciones de texto que aparecen como un “chat” en serie. Como cualquier teléfono inteligente, descarga e-mails de cuentas comunes y en intervalos regulares. De hecho, Yahoo ofrecerá mensajes al toque gratis en tiempo real, igual que un Blackberry empresario.

A falta de teclas alfabéticas, hay teclas virtuales en pantalla. Pero son chicas, no se sienten al tacto y tornan el tipeo en ímproba tarea. Especialmente para dedos gruesos. Esto demuestra que el iPhone es más apto para el entretenimiento que para el trabajo.

Tal vez por eso, recorrer la web será casi magia pura. Aparecerá una página entera en la pantallita -aunque el cuerpo sea minúsculo-, capaz de aumentarse por segmentos. Como ocurre con el cursor, el dedo podrá pasear en cualquier dirección. Habrá una alternativa diseñada por Apple y llamada “multitouch”. Juntando pulgar e índice o manteniéndolos separados sobre la pantalla, ésta se estira o reduce en tiempo real, como si fuese látex.

Por supuesto, el iPhone no es para cualquiera. Para empezar, el precio y la exclusividad con Cingular son dos inconvenientes. El dispositivo no puede abrir documentos de Microsoft, si bien Jobs señala que puede hacerlo con PDF. Por otra parte, cabe preguntarse por que el iPhone no es un celular de III generación, capaz de mayor velocidad y otras funciones que vayan apareciendo en el mercado durante el resto de la primera década.

Con el software en fase de ensayo, quedan muchas preguntas en el aire.¡Habrà un registro de voz? ¿la cámara grabará videos? ¿podrán usarse Skype para hacer llamadas gratis por Internet? ¿durarán las pilas de cinco a dieciséis horas, según las aplicaciones?

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