La verdadera historia es algo completamente diferente. Hay una revolución subterránea en los niños de hoy, y esa revolución es una “buena noticia”.
La generación que está llegando va a terminar comportándose no peor, sino mejor. Su misión en la vida no va a ser tirar abajo viejas instituciones que no funcionan, sino construir nuevas que sí funcionen.
Saludemos a la Generación del Milenio. Sus líderes son todos los que en 2000 terminan la escuela secundaria. Cuando sean grandes, esos chicos cambiarán la forma no sólo de Estados Unidos sino del mundo entero.
Hagan una encuesta entre chicos de 16 años y encontrarán que la gran mayoría tiene una opinión negativa de la Generación X. También prefieren llamarse a sí mismos “la Generación del Milenio” (el comienzo de algo nuevo) y no la Generación Y (el final de algo viejo).
Mejor que la mayoría de los estadounidenses, ellos saben que la historia de la Generación del Milenio contradice totalmente el estereotipo dominante y negativo.
¿Son otra generación “perdida”? No. Una palabra mejor es “encontrada”. Nacida en una era en la que los estadounidenses mostraron una actitud más positiva hacia los niños, los jóvenes de esta generación son el producto de la inversión de la tasa de natalidad.
Durante la niñez de los de la Generación X, planificación familiar significaba anticonceptivos; durante la niñez del milenio, significa visitas a la clínica de fertilidad.
En 1998 el número de niños estadounidenses creció todavía más que el anterior pico del Baby Boom, y en la próxima década, la inscripción en las universidades va a crecer aproximadamente a razón de 300.000 por año.
¿Son descreídos? No. Son optimistas. Las encuestas muestran que –comparados con los adolescentes X de hace una década– los chicos de hoy son mucho más optimistas sobre el mundo donde están creciendo.
Dos de cada tres adolescentes se describen como “confiado/a”; cinco de cada seis, como “feliz”, y la niñez es la única franja etaria que dice haber sido “más feliz” en los ´90.
¿Son individualistas, egoístas? No. Son jugadores de equipo y colaboradores. Desde el uso de uniformes escolares hasta el diario aprendizaje en equipos y el servicio a la comunidad, son individuos que gravitan hacia hábitos de actividad grupal.
Según una reciente encuesta de Roper, muchos más adolescentes mencionaron la palabra “egoísmo” cuando se les pidió que dijeran cuál es –a su criterio– la mayor fuente de problemas en Estados Unidos.
A diferencia de los X, tienen fe en su poder como grupo. Por una inmensa mayoría de 10 a uno, creen que es su generación –y no la de sus padres– la que hará más para ayudar al medio ambiente en los próximos 25 años.
¿Son desconfiados? Aceptan la autoridad. La cantidad de casos de adolescentes que registran conflictos con sus padres o desconfían de las grandes instituciones está decayendo.
Nueve de cada 10 dicen que se llevan bien con sus padres, y la mitad dice que confía en que el gobierno hará lo que corresponde siempre o en la mayoría de los casos (dos veces más que la gente mayor).
Notablemente, la mitad de los mismos adolescentes cree que la falta de disciplina parental es el principal problema social.
¿Son transgresores? No. Respetan las reglas. Los chicos de hoy desaprueban a los supuestos expertos que venían anunciando una ola de crimen juvenil para finales de los ´90. En los últimos 15 años, las tasas de embarazo, crimen violento, homicidios y suicidios entre niños menores de 18 años cayeron entre 10% y 40%.
¿Son tontos? No. Son inteligentes. Durante los años ´90, los puntajes de los tests de aptitud subieron dentro de cada grupo racial o étnico, especialmente en escuelas elementales.
En un examen reciente de matemáticas y ciencia, los alumnos de cuarto grado sacaron notas muy altas. Ocho de cada 10 adolescentes dicen que “ser inteligente tiene onda”, mientras una cantidad récord de adolescentes dice que “tiene ganas de que empiecen las clases” y que proyecta ir a la universidad.
¿Han dejado de creer en el progreso? No. Los chicos de hoy no sólo creen en el futuro, se ven a sí mismos como la vanguardia de ese futuro. Muestran gran fascinación por, y dominio de, las nuevas tecnologías, lo cual explica por qué las notas en matemáticas y ciencia son las que más suben.
Los adolescentes clasifican a los científicos y a los jóvenes como los dos grupos que provocarán la “mayor cantidad de cambios para mejor” en el futuro.
Casi tres de cada cuatro niños de entre ocho y 12 años usa computadoras, dato que los diferencia de los adolescentes más grandes y de los adultos. Más de la mitad de todos los niños entre seis y siete años ahora usa computadoras.
La verdadera historia es algo completamente diferente. Hay una revolución subterránea en los niños de hoy, y esa revolución es una “buena noticia”.
La generación que está llegando va a terminar comportándose no peor, sino mejor. Su misión en la vida no va a ser tirar abajo viejas instituciones que no funcionan, sino construir nuevas que sí funcionen.
Saludemos a la Generación del Milenio. Sus líderes son todos los que en 2000 terminan la escuela secundaria. Cuando sean grandes, esos chicos cambiarán la forma no sólo de Estados Unidos sino del mundo entero.
Hagan una encuesta entre chicos de 16 años y encontrarán que la gran mayoría tiene una opinión negativa de la Generación X. También prefieren llamarse a sí mismos “la Generación del Milenio” (el comienzo de algo nuevo) y no la Generación Y (el final de algo viejo).
Mejor que la mayoría de los estadounidenses, ellos saben que la historia de la Generación del Milenio contradice totalmente el estereotipo dominante y negativo.
¿Son otra generación “perdida”? No. Una palabra mejor es “encontrada”. Nacida en una era en la que los estadounidenses mostraron una actitud más positiva hacia los niños, los jóvenes de esta generación son el producto de la inversión de la tasa de natalidad.
Durante la niñez de los de la Generación X, planificación familiar significaba anticonceptivos; durante la niñez del milenio, significa visitas a la clínica de fertilidad.
En 1998 el número de niños estadounidenses creció todavía más que el anterior pico del Baby Boom, y en la próxima década, la inscripción en las universidades va a crecer aproximadamente a razón de 300.000 por año.
¿Son descreídos? No. Son optimistas. Las encuestas muestran que –comparados con los adolescentes X de hace una década– los chicos de hoy son mucho más optimistas sobre el mundo donde están creciendo.
Dos de cada tres adolescentes se describen como “confiado/a”; cinco de cada seis, como “feliz”, y la niñez es la única franja etaria que dice haber sido “más feliz” en los ´90.
¿Son individualistas, egoístas? No. Son jugadores de equipo y colaboradores. Desde el uso de uniformes escolares hasta el diario aprendizaje en equipos y el servicio a la comunidad, son individuos que gravitan hacia hábitos de actividad grupal.
Según una reciente encuesta de Roper, muchos más adolescentes mencionaron la palabra “egoísmo” cuando se les pidió que dijeran cuál es –a su criterio– la mayor fuente de problemas en Estados Unidos.
A diferencia de los X, tienen fe en su poder como grupo. Por una inmensa mayoría de 10 a uno, creen que es su generación –y no la de sus padres– la que hará más para ayudar al medio ambiente en los próximos 25 años.
¿Son desconfiados? Aceptan la autoridad. La cantidad de casos de adolescentes que registran conflictos con sus padres o desconfían de las grandes instituciones está decayendo.
Nueve de cada 10 dicen que se llevan bien con sus padres, y la mitad dice que confía en que el gobierno hará lo que corresponde siempre o en la mayoría de los casos (dos veces más que la gente mayor).
Notablemente, la mitad de los mismos adolescentes cree que la falta de disciplina parental es el principal problema social.
¿Son transgresores? No. Respetan las reglas. Los chicos de hoy desaprueban a los supuestos expertos que venían anunciando una ola de crimen juvenil para finales de los ´90. En los últimos 15 años, las tasas de embarazo, crimen violento, homicidios y suicidios entre niños menores de 18 años cayeron entre 10% y 40%.
¿Son tontos? No. Son inteligentes. Durante los años ´90, los puntajes de los tests de aptitud subieron dentro de cada grupo racial o étnico, especialmente en escuelas elementales.
En un examen reciente de matemáticas y ciencia, los alumnos de cuarto grado sacaron notas muy altas. Ocho de cada 10 adolescentes dicen que “ser inteligente tiene onda”, mientras una cantidad récord de adolescentes dice que “tiene ganas de que empiecen las clases” y que proyecta ir a la universidad.
¿Han dejado de creer en el progreso? No. Los chicos de hoy no sólo creen en el futuro, se ven a sí mismos como la vanguardia de ese futuro. Muestran gran fascinación por, y dominio de, las nuevas tecnologías, lo cual explica por qué las notas en matemáticas y ciencia son las que más suben.
Los adolescentes clasifican a los científicos y a los jóvenes como los dos grupos que provocarán la “mayor cantidad de cambios para mejor” en el futuro.
Casi tres de cada cuatro niños de entre ocho y 12 años usa computadoras, dato que los diferencia de los adolescentes más grandes y de los adultos. Más de la mitad de todos los niños entre seis y siete años ahora usa computadoras.