En ambos casos, ya se celebraron las primeras audiencias. Por un lado, L’Oréal explica sus anuncios señalando que se trata de una campaña basada en los colores de la bandera gala. Por el otro, Laurent Dubois –director gerente del grupo- se lava las manos, pero arriesga una condena de hasta tres años.
Por supuesto, el coloso se llama realmente L’Oréal Garnier, en tanto la tercera acusada (Districom) pertenece al grupo Adecco -agencia publicitaria del holding Interim-, a cargo de la campaña objetada. Su lema es el comienzo de la Marsellesa: “Allons, enfants de la patrie”. Una patria, obvio, sin negras, árabes ni moras.
El grupo central, competir global de Procter & Gamble, en 2005 facturó € 14.500 millones y sus utilidades netas sumaron 1.970 millones. Entretanto, la campaña Fructis está en manos de Christine Cassan, que ha hecho cuanto pudo contra modelos tan célebres como Iman, Bethan Hardison, Naomi Campbell, etc, hoy reunidas en la “Black girl coalition”.
Se espera un veredicto de primera instancia para la próxima semana. Mientras, la estrategia de L’Oréal Garnier no parece muy imaginativa: consiste en echarle toda la culpa a Cassan y la agencia publicitaria contratada. Pero ya se han descifrado los códigos internos del holding. Por ejemplo, 001 significa “nacionalidad francesa”, PR1 “parisina blanca”, BYB “rubia de ojos azules” y “BBR” todo eso al mismo tiempo. A criterio de algunos analistas políticos, esto refleja el auge xenófobo y racista, encarnado en Jean-Marie Le Pen, hombre con muchos amigos en el espinel empresario.
Campbell, actual heredera de Josephine Baker (primera negra que llegó a tapas de revistas), ha ido más lejos en materia de denuncias. Al respecto, recordaba que “al comienzo de mi carrera, las empresas de cosmética me blanqueaban vía computadora. Era surrealista”.
En ambos casos, ya se celebraron las primeras audiencias. Por un lado, L’Oréal explica sus anuncios señalando que se trata de una campaña basada en los colores de la bandera gala. Por el otro, Laurent Dubois –director gerente del grupo- se lava las manos, pero arriesga una condena de hasta tres años.
Por supuesto, el coloso se llama realmente L’Oréal Garnier, en tanto la tercera acusada (Districom) pertenece al grupo Adecco -agencia publicitaria del holding Interim-, a cargo de la campaña objetada. Su lema es el comienzo de la Marsellesa: “Allons, enfants de la patrie”. Una patria, obvio, sin negras, árabes ni moras.
El grupo central, competir global de Procter & Gamble, en 2005 facturó € 14.500 millones y sus utilidades netas sumaron 1.970 millones. Entretanto, la campaña Fructis está en manos de Christine Cassan, que ha hecho cuanto pudo contra modelos tan célebres como Iman, Bethan Hardison, Naomi Campbell, etc, hoy reunidas en la “Black girl coalition”.
Se espera un veredicto de primera instancia para la próxima semana. Mientras, la estrategia de L’Oréal Garnier no parece muy imaginativa: consiste en echarle toda la culpa a Cassan y la agencia publicitaria contratada. Pero ya se han descifrado los códigos internos del holding. Por ejemplo, 001 significa “nacionalidad francesa”, PR1 “parisina blanca”, BYB “rubia de ojos azules” y “BBR” todo eso al mismo tiempo. A criterio de algunos analistas políticos, esto refleja el auge xenófobo y racista, encarnado en Jean-Marie Le Pen, hombre con muchos amigos en el espinel empresario.
Campbell, actual heredera de Josephine Baker (primera negra que llegó a tapas de revistas), ha ido más lejos en materia de denuncias. Al respecto, recordaba que “al comienzo de mi carrera, las empresas de cosmética me blanqueaban vía computadora. Era surrealista”.