El enojo rural y la baja internacional tornan a la soja un blindaje poco confiable

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El informe de agosto del Instituto Argentino de Ejecutivos en Finanzas (IAEF) alerta que la caída en los precios internacionales de los commodities puede tener sobre el resultado fiscal y, consecuentemente, sobre la actividad económica.

<p>Es cierto que el gobierno no tiene otra salida que monitorear variables tan inasibles como la suerte que correr&aacute; en el mundo el valor del petr&oacute;leo y lo que hagan los bancos centrales de los pa&iacute;ses desarrollados para neutralizar la crisis financiera norteamericana, adem&aacute;s de la inflaci&oacute;n y desequilibrios fiscales que ocasionan.</p>
<p>Pero el Instituto Argentino de Ejecutivos en Finanzas plantea una sinton&iacute;a interna del modelo econ&oacute;mico, que permita adaptarlo a esas contingencias externas: b&aacute;sicamente, contener el gasto, como se hizo en los meses que dur&oacute; el conflicto agropecuario, y admitir que la pol&iacute;tica monetaria se adapte a un ritmo menor del crecimiento del PIB.</p>
<p>El mayor de los peligros que avizora la entidad en su reciente informe de agosto (la merma en los ingresos por la soja, principalmente) tendr&iacute;a una incidencia letal sobre la cuenta corriente de la balanza de pagos, ya comprometida desde antes inclusive de declararse la protesta rural por las retenciones.</p>
<p>En este sentido, el informe destaca que &ldquo;a&uacute;n incrementando las exportaciones del primer semestre de 2008, de forma de incluir una estimaci&oacute;n de las ventas al exterior de productos agropecuarios diferidas durante las turbulencias, el saldo comercial de ese per&iacute;odo ser&iacute;a similar al de igual per&iacute;odo del a&ntilde;o 2007; en otros t&eacute;rminos, el super&aacute;vit comercial ha dejado de crecer cuando se hace una comparaci&oacute;n anual&rdquo;.</p>
<p>En agosto se estrech&oacute; a&uacute;n m&aacute;s la brecha comercial como consecuencia de mayores importaciones de combustibles, que al igual que en junio se combin&oacute; con una merma en las exportaciones por retenci&oacute;n de las agr&iacute;colas.</p>
<p>El saldo promedio de los &uacute;ltimos 18 meses es de US$ 901 millones mensuales, pero la tendencia se acent&uacute;a declinante: US$ 732 millones en el &uacute;ltimo trimestre.</p>
<p>La balanza energ&eacute;tica, compuesta por exportaciones menos importaciones de combustibles) refleja uno de los puntos m&aacute;s d&eacute;biles del modelo econ&oacute;mico en curso, ya que empeor&oacute; US$ 724 millones en los primeros seis meses del a&ntilde;o en comparaci&oacute;n con el mismo lapso del anterior. En junio, hab&iacute;a sido negativa en 306 millones, cuando un a&ntilde;o atr&aacute;s era levemente positiva.</p>

<p><strong>Encerrona financiera</strong></p> <p>Este declinante saldo estructural de divisas contantes y sonantes no podrá ser cubierto, como sucediera en otra de las cíclicas crisis de balanza de pagos, con préstamos externos, ya que hasta la única vía que permanecía abierta (la de Hugo Chávez) ha entrado en cuestionamiento por la maniobra venezolana con los Boden comprados que hundieron aún más la reputación argentina.</p> <p>Aun cuando el crédito internacional esté acotado por las secuelas de la crisis norteamericana, el gobierno no ha levantado el <em>default</em> de la deuda externa con el Club de París ni con los llamados <em>holdouts</em>, y la única herramienta que le queda disponible sería la recompra de títulos apelando a las reservas.</p> <p>Volviendo al trabajo presentado por el departamento de Investigaciones de IAEF, hay aspectos coyunturales favorables que destaca. Por ejemplo, que, en las últimas semanas, se ha producido una relativa normalización de la economía, luego de las turbulencias ocurridas entre marzo y junio. “Son indicadores de esta tendencia, entre otros, la estabilización en el Índice de Confianza del Consumidor luego de la fuerte caída verificada en el primer semestre, la recuperación de los depósitos a plazo en el mes de julio, la disminución de la tasa de interés y señales de recuperación en producción y ventas sobre los niveles de junio”.</p> <p>El Banco Central volvió a comprar divisas por unos US$ 1.000 millones en julio y los depósitos aumentaron 2% como promedio mensual de saldos diarios, además de que hubo una recuperación de la recaudación tributaria.</p> <p>Sucedió que hubo un refuerzo contable a las reservas, debido al aumento del stock de Lebacs y pases.</p> <p>Sin embargo, advierte que “las turbulencias han dejado a la política económica en una disyuntiva: aprovechar la desaceleración del gasto privado para intentar reducir la tasa de inflación por debajo del 15% en los próximos 12 meses, aunque ello implique tasas de crecimiento menores a las alcanzadas en el período 2003/2007, o volver a incentivar la demanda agregada, aún a riesgo que las tensiones inflacionarias se mantengan o aumenten y la puja distributiva persista”.</p> <p>El gasto público, la dinámica salarial y el grado de convalidación de la política monetaria son las variables claves que la entidad recomienda monitorear.</p> <p>En ese sentido, una señal inequívoca para medir la competitividad y su incidencia en la balanza comercial es la evolución del salario privado. Toma los índices de precios de algunas provincias que no aplican los del INdEC para proyectar una tasa de inflación real del 30,6 % este año y cruza el dato con el de salarios del sector privado para concluir que, si éstos subieran a un promedio acumulativo del 1,5 % hasta finalizar 2008, su ponderación en dólares superaría a los del último mes de la convertibilidad.</p>

<p><strong>Ajuste presupuestario</strong></p>
<p>La gran oportunidad de ajustarse a la nueva realidad que expresa consistiría en combinar mayores ingresos y mayores gastos a los previstos en el Presupuesto 2008, que se originan en que las estimaciones de inflación y crecimiento de actividad utilizadas en su elaboración quedaron superadas, lo cual “obligará a un reajuste de créditos presupuestarios por una magnitud del 16% en los recursos y de 19% en el gasto”.</p>
<p>Este sería un nuevo punto de partida al que debería reacomodarse la economía en su conjunto, aunque un descenso mayor de los precios agrícolas complicaría mucho más hacer pie en este escalón que, de por sí, será más bajo que el anterior al paro agropecuario.</p>
<p>Hasta junio, el estimador mensual industrial había caído 4 % respecto de mayo, impulsado principalmente por la alimentación (-9,9 % de un año al otro) como consecuencia de la retracción en la molienda de granos, en la producción de carnes rojas y en productos de confitería.</p>
<p>También la construcción declinó casi 9 % con relación al mes anterior y 6,4 % a igual período del año pasado.</p>
<p>En el caso de la alimentación, está claro que la protesta rural fue determinante, lo cual implica inferir que una vez normalizada la actividad, se vea un rebote. La adecuación del gasto público a la realidad presupuestaria, en cambio, se hará notar en los registros de la construcción, a no ser que el gobierno inyecte liquidez adicional, lo cual es improbable ante las expectativas inflacionarias vigentes.</p>
<p>IAEF asigna a la confianza del consumidor un papel relevante en el período que se avecina, ya que “uno de los efectos de las turbulencias (por el paro del agro) fue la postergación de decisiones de consumo que, si bien contribuyó a descomprimir el exceso de demanda y a aliviar las presiones inflacionarias, también impactó sobre las ventas y, por esa vía, podría afectar la producción y la recaudación fiscal”.</p>
<p>El repunte que se registró el mes pasado en la confianza del consumidor es una buena señal, aunque no definitiva para optar por el camino de estimular de nuevo la demanda. La desconfianza en la medición oficial de los precios juega aquí un papel determinante en las limitaciones de la gente para volcar una mayor liquidez a los bienes y servicios en el contexto de una inflación ascendente.</p>

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