No hay necesidad de portar receta. La CIA intercambia Viagra por informes sobre ubicación y desplazamiento de contigentes talibán o al-Qa’eda. Antes eran faltriqueras repletas de dólares, luego fueron armas y ahora es el específico para disfunciones eréctiles.
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<p>Las pildoritas azules parecen excelentes aliadas de la inteligencia norteamericana, revela el “Washington Post”, aunque “a menudo sea preciso hacer las entregas en secreto o por intermediarios adolescentes”. Como se sabe, los musulmanes son en extremo machistas y ni siquiera admiten que los ulema se enteren. </p>
<p>Los agentes descubrieron la veta por casualidad. Hace un tiempo, durante un coloquio, varios jefes tribales se largaron a hablar sobre problemas familiares. En particular, con esposas jóvenes “proclives a la desobediencia”. Poco les costó a los occidentales averiguar que esos “problemas” enmascaraban dificultades sexuales. </p>
<p>En lo tocante a la droga, se obtiene fácilmente en Kabul, Herta o Kandahar, pero no es los remotos poblados montañeses. Primero fueron entregas chicas, tentativas. En pocas semanas, la demanda aumentó y la CIA debió organizar una red de distribución. Naturalmente, luego los talibán empezaron a comprar silencio con sildenafil obtenido en Pakistán o Asia central. </p>
<p>Varios expertos en la cuestión afgana no cree que la inteligencia norteamericana haya tenido gran éxito. Máxime considerando que al Qa’eda y los talibán monopolizar la oferta de algo más interesante para trocar por Viagra: opio. Por otra parte, los guerrilleros comienzan a difundir listas de jefes que usan sildenafil, o sea padecen de disfunción eréctil. </p>
Viagra, nueva arma de la CIA para seducir jefes afganos
En ese país, el sildenafil se conoce como píldora del amor. La agencia central de inteligencia la distribuye aldea por aldea entre los mayores. Agobiados por haremes de seis o siete esposas, los jefes apelan a la mágica pastilla.