Pese al iracundo Robert Fisk (“Independent”, Londres), Barack Obama no va a El Cairo para repetir las peroratas de Bush, Richard Cheney y sus ideólogos conservadores. Por el contrario, señalará que “el esquema de dos estados es en interés de todos, inclusive Israel”. En cuanto a Irán, parte de sus inquietudes en materia nuclear son lógicas”. <br />
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El mensaje de mañana desde Egipto fue adelantado parcialmente en una entrevista con la BBC. El francés Nicolas Sarkozy comentó al respecto que, en Levante, la nueva doctrina norteamericana empalma con ideas en la Unión Europea. <br />
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El presidente de Estados Unidos incluye esas propuestas en un “nuevo tratos” con los países musulmanes, especialmente los moderados que encabezan Turquía, Egipto, Marruecos y Saudiarabia. Pero Obama eludirá cuidadosamente alusiones explícitas a su antecesor y su política exterior. Entre otros, porque esas naciones son viejas aliadas de Washington. <br />
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No extraña, pues, que la primera reacción contra la incipiente doctrina provenga de Aymán az-Zawahirí, ideólogo egipcio de al-Qa’eda, para quien los ataques aliados en Swat, Pakistán, son “el verdadero mensaje de occidente al Islam”. Queda por esperar la actitud de Tel Aviv, que –al menos de la boca para afuera- adhiere al conservadurismo de Bush. <br />
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Sin duda, abandonar la “exportación de democracia” implica un giro copernicano. Ese imposible llevó a la segunda invasión de Irak y a reemplazar a Rusia como potencia ocupante de Afganistán (ahora también el noroeste de Pakistán). En verdad, el pretexto democratizante se usaba sólo contra países u organizaciones enemigas de Washington, pues Bus nunca criticó a regímenes tan autoritarios o feudales como Saudiarabia, Marruecos, Omán, los emiratos de golfo Pérsico o las repúblicas islámicas de Asia central. <br />
Obama anunciará en Egipto una nueva doctrina
Este jueves el presidente dirá que la democracia se alienta, no se impone ni se exporta. Rompiendo con el pensamiento de George W.Bush, reiterará la coexistencia de dos estados en Canaán y aceptará que Irán tiene legítimas aspiraciones energéticas.